Germán Carrera Damas / Roberto Mata©

Por NELSON RIVERA 

Utiliza usted una categoría: personalidad histórica. ¿Podría explicarnos qué entiende por ello?

Utilizo el concepto hombre histórico, clásico en el marxismo genuino, para calibrar el papel del individuo en el acontecer histórico. El concepto de personalidad histórica fue forjado por una Comisión de la Academia de Ciencias de la Unión soviética designada para quitarle la ponzoña al denominado Culto a Stalin. Para tal efecto dictaminó que el culto fue una afección pasajera padecida por La personalidad de Josef Stalin, pero que El Hombre así desvirtuado seguía siendo el más que acatado venerado líder del pueblo soviético; y por consiguiente dirigente de la construcción del también genuino socialismo mundial. De esto trato en mi obra, en vísperas de edición, titulada La Larga marcha de la sociedad venezolana hacia La Democracia.

Por consiguiente, el concepto así desvirtuado fue formulado con el fin de caracterizar el papel desempeñado por el ser humano, individual y social, en los procesos de proyección histórica; rescatándolo de la alternativa de autor-objeto, pero valorándolo altamente como factor histórico.

La carta fechada en el 19 de marzo de 1975 que Rómulo Betancourt me dirigió, citada en mi obra, me pareció reveladora de una muy alta honestidad intelectual; y mi obra titulada Rómulo histórico es, en esencia, mi respuesta a dicha carta.

Analiza los atributos personales de Rómulo Betancourt: su disposición a la autoconciencia y la autocrítica, su templanza. Lo contrasta con el concepto de vencerse a sí mismo. Desde su análisis, ¿podría hablarnos de la personalidad de Betancourt? ¿Qué fuerzas interiores determinaban sus actuaciones?

En ningún momento me dispuse a intentar un enfoque biográfico del personaje. Esbocé una visión de su desempeño histórico. Nunca crucé palabra con él, si bien cuando lo saludé personalmente, presentado por esa insigne dama Mercedes Fermín, le escuché decir, refiriéndose a nuestra correspondencia y valiéndose de una práctica popular, que “nuestros amores son de papelitos”. Quise estudiar su personalidad históricamente, vale decir en su determinación traducida en actuación socialmente válida, y no pude menos que valorar altamente el hecho de que, dada su pública y reconocida ejecutoria socio-política, aún fuese capaz de preguntarse si era un hombre histórico.

El concepto de vencerse a sí mismo no marca ningún contraste. Se refiere al hecho de que sacado el balance entre la magnitud y la dificultad de las condiciones y los recursos de que se dispone y la magnitud y la naturaleza de los recursos requeridos, quien acometa la empresa debe superar defectos o satisfacer requisitos para tener éxito; más corregir defectos habituales y adquirir destrezas.

Resulta llamativo que, siendo un autodidacta, Betancourt se interesara de modo tan intenso por las cuestiones ideológicas. Pero, además, que su pensamiento haya pasado por distintas etapas, hasta alcanzar una formación socialdemócrata. ¿La dimensión ideológica pesaba en sus decisiones políticas? ¿Cómo interactuaban el pragmático y el ideólogo?

Si algo he aprendido de mi trabajo de historiador es que todo cumplidamente hombre histórico ha sido básicamente autodidacta, tanto respecto de la obra realizada como de sí mismo.

Si mi libro no respondiera esta pregunta, ¿tendría que escribir otro? No obstante, estoy convencido de que no sólo cultivaba las ideas, sino que las ponía por obra como convicciones activas socialmente. Así llegué a sospecharlo cuando en 1944 le escuché decir en el Nuevo Circo de Caracas: …”queremos El Poder para cambiar a Venezuela”… correspondiendo con lo dicho a la prensa, al regresar de su primer exilio, que él no era hombre del pasado ni del presente, sino del futuro.

Otorga usted especial importancia al contexto en que Betancourt desarrolló su personalidad histórica. No solo al contexto nacional, sino también el internacional. ¿De qué modo los hechos internacionales influían en la visión y en las decisiones de Betancourt? (por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial).

Tanto La Carta del Atlántico, suscrita por Roosevelt y Churchill, como los Acuerdos de Yalta -entre los mencionados y Stalin-, influyeron considerablemente, tanto al fortalecer el precepto de La autodeterminación de los pueblos como al consagrar el precepto básico: Democracia-Libertad. Pero al advertir el mando soviético que ello significaría la vigencia de La Democracia liberal en su frontera europea, esgrimieron el concepto de La Democracia Popular, concebida como instancia preparatoria de la adopción del régimen comunista soviético. La dócil adopción de este precepto por el Partido Comunista venezolano ha perturbado gravemente la marcha de la sociedad venezolana hacia La República liberal democrática.

Un capítulo fundamental de su libro está dedicado a la creación de una República Liberal Democrática en Venezuela. ¿Qué papel cumplió Betancourt en ese proceso? ¿Es legítimo afirmar que la asumió como una causa personal?

Rómulo Betancourt ganó el mérito de Hombre histórico al hacerse tal concibiendo, fundamentando conceptualmente y erigiendo ideológica, social e institucionalmente, tal república.

Háblenos, por favor, del hombre que se deslinda del comunismo. Del hombre que rompe. ¿Qué factores influyeron en esa decisión, que resultaría tan determinante en los años posteriores?

La Dictadura liberal regionalista instaurada por el pintoresco Cipriano Castro y gerenciada por Juan Vicente Gómez y sus cómplices militares y civiles, pretendió, por Ley, impedir la circulación de ideas subversivas. Con lo cual estimuló la rebeldía juvenil. Al mismo tiempo la Gran Crisis inicial del Sistema capitalista (1929…) acentuaba la disparidad en la sociedad y agudizaba los modos de la explotación del trabajo y de la expoliación colonial. El joven Betancourt llegó hasta sospechar del Nuevo trato puesto en marcha por el Presidente Roosevelt. Pero, no hallé indicio de que el joven Rómulo Betancourt llegase a considerar primario El Bienestar respecto de La Libertad. Mientras que tal relación brotaba del comunismo entonces predicado, fue Betancourt el autor de la Doctrina las cuatro revoluciones libertadoras, comenzando con la ruptura de nexo colonial.

Betancourt, hombre de Estado. ¿Cómo es el Estado al que aspiraba Betancourt? ¿Esa visión alcanzó a expresarse en Punto Fijo?

Llegué a la siguiente conclusión: fue un hombre de Estado tanto por su conducta de gobernante, como en la apertura en el ejercicio del Poder Público fundado en el binomio legalidad-legitimidad y en la ejemplaridad ética. Era esto lo que se procuraba con el Pacto e Punto-Fijo, mediante la ampliación de la participación sociopolítica.

He sostenido que la ventaja del venezolano, respecto de otros pueblos latinoamericanos, consiste en que mientras ellos la anhelan o la procuran, nosotros podemos recordarla, y con esto al hombre histórico que fue su autor primordial.

Venezuela, política y petróleo, ¿mantiene su vigencia? ¿Es un libro que debemos leer o releer todavía en este siglo XXI?

Hasta el punto de que muy probablemente el daño profundo y generalizado resultado de la severa indigestión de la democracia que se ha instaurado en Venezuela, representada por el militarismo chavista y sus complicidades internacionales, actualizan el mensaje mediante esa obra transmitido.

“Lo mejor está por venir”

N.R.

Decía Asdrúbal Baptista que Germán Carrera Damas es uno de los grandes historiadores Venezuela. Y añadía una consideración que, con frecuencia, pasa desapercibida: los años que ha vivido fuera del país, como embajador extraordinario y plenipotenciario en México, Suiza, la Confederación Helvética, República Checa y Colombia, le han dado el privilegio de haber visto a Venezuela “a través de los ojos y la conversación con historiadores de otras latitudes (…) lo que hace que su comprensión de Venezuela, su juicio sobre la historia venezolana tenga un valor excepcional”.

Hay algo vano en el intento de resumir la obra y los aportes de Carrara Damas al conocimiento histórico y al propio carácter de la disciplina histórica. Quien busque una lista de artículos académicos, estudios, monografías y ensayos, difícilmente podrá memorizar la anchura, diversidad y riqueza de sus temas. Son decenas y decenas. Y es que en él pesa su amor constitutivo, imperecedero y renovado por el rigor. Carrera Damas no ha concedido nunca, ni a sí mismo ni a sus lectores, ninguna facilidad. Su trabajo no es el del divulgador o del mero recopilador de hechos. No es un historiador de efemérides (útiles para los fines de una pedagogía básica). Más allá de los numerosos libros fundamentales que ha publicado y de las responsabilidades que alguna vez aceptó en instituciones de interés público, el sino de Carrera Damas ha sido preguntarse de forma obsesiva, sobre el trasfondo argumental y metodológico de la historia, observando de modo crítico, su propio oficio desde un mirador filosófico. De hecho, su Rómulo Histórico es una especie de doble estudio que avanza paralelo, inseparable una corriente de la otra: de una parte, el que probablemente sea el más profundo estudio del hacer político de Rómulo Betancourt y sus proyecciones; de la otra; la recurrente revisión crítica, la reflexión y los ajustes de sus propias herramientas de trabajo.

¿Y qué hace Carrera Damas ahora, a sus 92 años? Escribe 5 libros de modo simultáneo. Uno de ellos, que recogerá el que ha sido uno de los asuntos que ha ocupado sus pensamientos de las últimas dos o tres décadas: La larga marcha de la sociedad venezolana hacia la democracia. Simultáneamente dicta conferencias en forma presencial o a través de plataformas, para el diplomado de Historia de la Fundación Rómulo Betancourt o para universidades fuera de Venezuela. En medio de esta admirable dedicación, su refinado sentido del humor aparece durante una pausa, para señalar: “Lo mejor está por venir”.


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