Elena Cué

Luminosidad, simetría y proporción son características del concepto de la belleza clásica que están presentes en las fotografías de la artista Cándida Höfer (Eberwalde, Alemania 1944), a las que ella ha añadido la determinación existencial del silencio.

Las primeras series de la tipología de sus obras están dedicadas a los ambientes cotidianos de las calles de Liverpool y de la comunidad turca, en Alemania y Turquía. Rápidamente evolucionará a lo que son sus fotografías más características centradas en espacios interiores de museos, teatros, bibliotecas, iglesias… Un estatismo que carece de tiempo, de presencia humana y que, por tanto, nos sumerge en el silencio. Invita a la concentración necesaria para apreciar la inmensa riqueza de su visión espacial y la belleza de sus imágenes.

Es una de las artistas perteneciente a la prestigiosa Kunstakademie de Düsseldorf donde acudía a las clases de fotografía que impartían Bernd y Hilla Becher como Thomas Struth, Andreas Gursky o Thomas Ruff. Al igual que hicieron sus profesores fotografiando edificios industriales, ella lo ha hecho con sus series de interiores arquitectónicos también por Europa y América.

E.C.: Entre 1973 y 1982 estudió en la Kunstakademie de Düsseldorf donde recibió las enseñanzas de los fotógrafos Bernd y Hilla Becher. ¿Qué fue lo más importante que recibió de esta preparación?

Cándida Höfer: La docencia de Bernd y Hilla no se desarrollaba como una enseñanza al estilo tradicional. Ambos nos invitaban a estar abiertos a las experiencias y a valorar el arte en general. También nos enseñaban a no limitarnos solo a la fotografía y a mantener los ojos abiertos, así como a debatir y a tener conciencia política.

E.C.: ¿Coincide su gran interés por la arquitectura también con este período?

Cándida Höfer: Durante mi proyecto sobre los turcos que viven en Alemania, me di cuenta de que, por muy amablemente que me recibiesen, me resultaba incómodo importunarles. Al mismo tiempo, era impresionante ver cómo mis anfitriones habían recreado su propio entorno en sus restaurantes, tiendas y espacios cotidianos para sentirse más en casa. Aquello me mostró la importancia del entorno creado.

E.C.: Esta serie que nombra, Turcos en Alemania junto con otras como Liverpool o Pillbal están centradas en el retrato y constituyen los primeros trabajos de su carrera, abandonando posteriormente la inclusión de la figura humana en sus obras ¿Qué le aportó el retrato?

Cándida Höfer: Hasta cierto punto, veo mis obras como retratos de espacios; esta es también una de las razones por las que no me considero una fotógrafa de arquitectura.

E.C.: Y ¿qué le hizo prescindir de la fotografía en blanco y negro para centrarse en el uso del color?

Cándida Höfer: Probé la fotografía de color y comparé los resultados, y descubrí que el color aportaba más a la clase de trabajo que hago.

E.C.: ¿Qué significado añade el formato al mensaje de sus obras?

Cándida Höfer: Por lo que respecta a mis obras de formato más grande, creo que mi mayor interés lo constituyen la luz, las estructuras, las repeticiones formales y las variaciones como características de un espacio. En cuanto a las obras más pequeñas y recientes, examino esos elementos de un modo más abstracto.

E.C.: Aúna en sus fotografías dos conceptos ideales como son conocimiento y belleza. ¿No hay en usted una inconsciente búsqueda de la perfección? ¿Es usted así? 

Cándida Höfer: Me temo que soy una perfeccionista impaciente. Los formatos grandes requieren mucha organización y preparación a causa del formato mayor de la cámara. Este es uno de los motivos por los que, aunque sigo haciendo proyectos de gran formato, ahora utilizo cada vez más una cámara de bolsillo para las obras más pequeñas y abstractas, y así disfruto de la libertad de no tener restricciones organizativas.

E.C.: La tecnología fotográfica avanza con rapidez, ¿hace usted uso de esos avances?

Cándida Höfer: Estoy al tanto de los avances y me informo. No soy reacia a la tecnología, pero tampoco me siento impulsada por ella.

E.C.: En sus fotografías arquitectónicas sin presencia humana, esta ausencia está muy presente debido a esa necesaria relación entre cultura y hombre. ¿No quiere distracciones en la contemplación de sus espacios ideales?

Cándida Höfer: La necesidad que menciona se hace más visible con la ausencia. Lo que empezó siendo una manera de no molestar a la gente mientras hacía mi trabajo se convirtió en un proceso de aprendizaje sobre la presencia de lo ausente.

E.C.: ¿Qué es más importante para usted en la fotografía? La estética, la técnica, la idea…

Cándida Höfer: La imagen.

E.C.: ¿Qué es imagen para usted?

Cándida Höfer: Trato de dar una respuesta con mis imágenes.

E.C.: ¿Cuál diría que es el momento más pasional de su proceso creativo?

Cándida Höfer: Cuando trabajo con la fotografía una vez tomada para convertirla en una imagen.

E.C.: Los motivos más destacados de su trayectoria artística son los espacios interiores y sus funciones y la arquitectura. ¿Podría hablarme de la «psicología de la arquitectura social»? 

Cándida Höfer: Me interesan sobre todo las relaciones visuales que hay dentro de cada espacio singular y las capas de uso visibles en dicho espacio. Si con el tiempo, el conjunto de mi obra contribuye a ampliar las percepciones, eso sucedería a mis espaldas, por así decirlo.

E.C.: Sus fotografías poseen singularidades sociales, geográficas e históricas que las dotan de carácter y que contrastan con un mundo globalizado. ¿Siente nostalgia de lo perfecto en el arte, de los valores estéticos antiguos, de la pretensión de escapar a la vulgaridad…?

Cándida Höfer: Creo que delante de las fotografías en su tamaño original (no las que se ven en un libro), lo que puede surgir, incluso en espacios con una carga histórica, es la sinceridad y la claridad. A veces también el humor del espacio, que no invita a la nostalgia sino que tan solo muestra la fuerza del presente en el espacio.

E.C.: En la serie de Bibliotecas. ¿Cuál es la importancia para usted de los libros siendo hija de un periodista?

Cándida Höfer: Los libros no solo son interesantes por la lectura, sino también por su presencia física, sobre todo cuando están presentes en grandes cantidades. También su orden y su variedad de colores y formas me han parecido siempre visualmente atractivos.

E.C.: Acaba de inaugurar en la galería Helga de Alvear una exposición titulada «El espacio, el detalle, la imagen» ¿Podría hablarme de ella?

Cándida Höfer: Como indica el título de la exposición, bajo el denominador común de “imagen” quiero mostrar y poner en relación mi tratamiento de los grandes espacios y las obras, así como proyecciones más pequeñas, abstractas y centradas en los detalles. La primera obra que expuse en una galería (en Dusseldorf durante la década de 1970), como posiblemente recordará, fue una proyección (Turcos en Alemania). El formato de la proyección siempre me ha interesado porque permite una dinamización de la imagen sin cruzar la frontera de —al menos para mí— un medio claramente diferenciado, la película. Sin embargo, la muestra de la galería también brinda la oportunidad de proyectar una película que no es mía, sino que trata sobre mi forma de trabajar (Espacios silenciosos, del director portugués Rui Xavier, que se proyectará en el Círculo de Bellas Artes el 21 de enero de 2016).

E.C.: ¿Se enfrenta con ilusión a su próximo proyecto?, ¿podría desvelarnos algún secreto?

Cándida Höfer: Por invitación de mi galería mexicana, acabo de pasar tres semanas en México y ahora trabajo en el material de sendas exposiciones museísticas en México y Alemania.

*La entrevista a Cándida Höfer fue publicada en el diario ABC el 27 de enero de 2016.

Elena Cué, además de colaborar con el mencionado diario, es creadora del blog www.alejandradeargos.com.


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