Salvador Garmendia | Elisa Maggi

Por NELSON RIVERA

Luce en la portada una orgullosa etiqueta: Nueva etapa. La revista que tuvo a Salvador Garmendia (1928-2001) como su director-fundador regresa luego de ocho años de ausencia, ahora bajo la guía de Dianayra Valero Molina ([email protected]), quien, además, actuó como editora de este polifacético monográfico dedicado al cuerpo. Omito aquí hacer mención al amplio listado de autoridades de la Universidad de los Andes, ni de los numerosos integrantes de los comités de Arbitraje, Editorial, Consejo Asesor Nacional, Consejo Asesor Internacional, así como a los profesores a los que la publicación agradece. Recuerdo aquí que Actual es una revista arbitrada, que cumple con todas las prescripciones de su categoría.

Arranca Actual con dos homenajes: el de apertura, a Mauricio Navia Antezana, con textos de David de los Reyes (ahora residenciado en Ecuador) y de Fabiola De Navia Guerrero-Gamarra; y, a continuación, el correspondiente a Armando Rojas Guardia, escrito por Jonatan Alzuru Aponte (ahora residenciado en Chile).

La sección Invitados especiales trae textos del músico Andrés Levell —con su respectivo enlace para escuchar las piezas correspondientes en YouTube—; textos de Rafael Cadenas —tres escritos especialmente para esta edición y algunos Dichos que permanecían inéditos—; poemas de Rowena Hill y de Fedosy Santaella.

Ensayos de Ángel Pacheco-D’Andrea (“Cuerpo y género. Exaltación del desnudo masculino y censura del femenino en las polis griegas”) y de Simón Vladimir Pérez Médina (“El cuerpo humano, las enfermedades y el uso del agua en el Mundo Clásico”) conforman la sección Cuerpo clásico.

Cuatro ensayos entrega la sección Cuerpo plástico: “Cuerpos suspendidos. La pequeña silueta al borde del abismo”, de Rocco Mangieri; “Cuerpo confinado. La poética de Blanca Haddad en tiempos complicados”, de Albeley Rodríguez; “¿Hacia un cuerpo y arquitectura supermoderna en la restricción pandémica”?, de Ricardo Ruiz; y “Cuerpo fotografiado”, de Wilson Prada.

“Un arte de vivir”, de Ricardo Gil Otayza; “Covid-19, apagones y oscuridad”, de Elizabeth Marín; y “Aproximación a la noción de cuerpo desde la perspectiva del hombre natural de Jean Jacques Rousseau”, de Arelys Ramona Rondón de Guillén, conforman los tres materiales que corresponden a la sección Cuerpo social.

Una de las llamadas Salas especiales trae fotografías de Camilo Paparoni —imágenes demoledoras de las protestas del 2017— acompañadas de un texto de Manuel Ortega-Vásquez. La Sala de poesía incluye textos de Fedosy Santaella, Gladys Mendía, Jairo Rojas, Cristina Gutiérrez Leal, José Manuel López, María José Navas, César Torres, Jessica Claire Rivas, Ángel Pacheco y Daniel Arella. Sala de danza publica Kinesis, texto de Dénise Morales Cardozo, que es seguido por los enlaces a tres videos: uno de la propia Morales, otro de Oswaldo García y un tercero de Zenaida Marín. Sala cuerpo plástico incluye, seleccionada por Analy Trejo, imágenes de obras de Juan Requena, Ana Terán, Constanza de Rogatis, Eliseo Solís Mora, Enmaly Ramírez, Max Provenzano, Carmen Ludene, Raúl Rodríguez y Yuliana Guédez.

Por último, la sección de misceláneos Marquesina cultural: reseñas del ensayo El hombre inclinado, de Víctor Bravo, a cargo de Juan Carlos Guzmán Ríos; del espectáculo teatral El amor x kilo, de Haydee Pino, por Jony Josué Parra; del cortometraje Venezuela Vol. 20, de Jessica Liñan, por Leonardo Rivas; un homenaje al maestro Freddy Torres —“actor, escritor, director, académico, maestro de actores y de la escena, teórico teatral y extraordinario ser humano”—, escrito por Igor Martínez; del “X Encuentro para cinéfagos”, por Inti Torres; del “Festival del movimiento”, por Valmore Gómez; y de “Free color. El ciclo cinético de Carlos Cruz-Diez”, por Leonardo Rivas.

Este superficial recorrido por las 272 páginas que trae la edición, por sí mismo, sugiere el valioso esfuerzo que los editores han hecho para devolver la revista a los lectores. Regresa sonora y sugestiva: por los homenajes y por la auspiciosa cantidad de materiales —textos, imágenes y videos— sobre el cuerpo y lo corporal. Es evidente el propósito por abarcar la mayor cantidad de disciplinas. En los nombres de las secciones (sala esto, sala aquello, sala más allá) y en el modo en que se estructuraron los materiales hay algo de insistente —quizás innecesario— amaneramiento. El diseño permite que la revista pueda leerse con facilidad en cualquier pantalla. Hay que agradecerlo. Salvo algunos excesos, como el de insertar unos dichos de Rafael Cadenas en unas bolas de colores —¡madre mía!—, el trabajo visual se despliega en sintonía con los tiempos. Ojalá que no aparezca nadie con un alfiler a pinchar los globos con los dichos de Cadenas, especialmente el que dice: Tus dones se te han dado, si miras bien no son tuyos.


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