"Con El libro del mal amado volvemos a encontrar, monopolizando el campo temático, el amor e, inevitablemente, el desamor, así como la lluvia, más literaria que nunca" / Archivo El Nacional

Por JULIO MIRANDA

El primer poemario de Vasco Szinetar (1948), Esto que gira (Fundarte, 1979) era, fundamentalmente, un libro amoroso: piezas suaves, embriagadas, dulzonas a veces, adolescentes; acaso demasiado inmediatas, demasiado inocentes, sin la «astucia» paradójicamente más necesaria que nunca cuando se transita por la vía de la sencillez. Sobresalían en el conjunto una buena decena de textos, en que la visualidad del fotógrafo que todos conocemos apuntaba levemente: «En/la hora/en que Londres es un animal vacío/ ella extiende su cuerpo/ y se hace aire», o: «Más allá de mí/ en una calle de Hampstead/ herida de tanta lluvia/tocas la nota más alta/el otro lado del poema».

Con El libro del mal amado volvemos a encontrar, monopolizando el campo temático, el amor e, inevitablemente, el desamor, así como la lluvia, más literaria que nunca («en los poemas siempre llueve»). También, la Finura en la expresión de los sentimientos y el manejo certero de lo visual, explicitando varias veces lo fotográfico. Para terminar con las reiteraciones -habría otras-, sobre la similar treintena de poemas se imponen unos cuantos, aunque la calidad del conjunto sea ahora notablemente mayor.

Destacaría, por encima de todos, uno de los pocos que no tienen que ver con el clima enamorado del libro, entroncando en cambio con esa alegría al padre que podría constituir uno de los ejes de nuestra lírica contemporánea: el titulado «Más veloz que una ardilla», francamente bellísimo: «Más veloz que una ardilla/todos los días tengo un sueño// mi padre enciende la luz/ prepara el café/ −con un poco de canela y bien negro−/ como si buscara ocultarse de alguien// escucho a b.b. King/ abro una cerveza tipo munich/ y oigo a mi padre// «aire/ necesito aire/ me ahogo»// mi padre corretea por los pasillos de la casa/ pide a Dios// mi padre está solo/ se busca a sí mismo// más veloz que una ardilla/ inquieto/ cuenta los días de la semana/ pide que lo acepten así como es// mi padre/ /más veloz que su hijo/ más veloz».

Confieso que este texto antológico vale, para mí, por todo el poemario, lo que no quiere decir que deseche el resto: piezas como «Paraíso perdido», «Como si fuese un perro», «Al volver las lluvias» , «Por muchos años» y alguna otra, en general en las más breves, son acertadas estilizaciones de una sensación de desamparo seguramente incurable, aunque el amor pueda brevemente cobijar la propia desnudez. No logro apreciar, sin embargo, varios textos más extensos, en los que ¿el cosmopolitismo? y las referencias culturales me saben a «truco», mientras que el supuesto desenfado del hablante juega mal, a la ya muchas veces centenaria

literatura-en-la-literatura. Al cabo, no es el humor sino la nostalgia −herida de muerte− la mejor cuerda de Vasco Szinetar.

*El libro del mal amado. Vasco Szinetar. Editorial Mandorla. Caracas, 1988.

*Publicado en la edición #33 de Lectores, que circuló el 19 de febrero de 1989.


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