Lima, Perú / Rodrigo Abd© AP Photo

Por BETINA BARRIOS AYALA

Hoy que el mundo se tapa la cara, yo siento la insignia de mi casa. Nada de esto me toca. En mis aires se enseña bien cómo callarse la boca, cómo quedarse en la casa, cómo hacer comida con nada. En mi casa las cosas son así, la vida es constante amenaza, un relato de muerte a tiros, ser invisible, un año entero diluido en mascarillas improvisadas, olor a gas y carreras para huir de las fieras verdes, gordas de tanta rabia armadas hasta los dientes, acribillan las puertas y ventanas para que quede la marca, para que te acuerdes de quién es quién y que tú no eres nada. Cuando me sale ese hilo de sangre de la boca, la he visto correr en el agua en la calle, en mi casa la libertad se mide callado, quizás si hablas o ríes mucho dejas de existir. En mi casa la vida es una estepa llena de árboles, las cosas son como el fin del milenio todos los días inauguran cosas nuevas que sabemos caerán cuando venga el temblor, el sacudón, la invasión o las olas de las montañas, allí vienen ríos enteros de tierra que arrastra personas, mascotas, edificios, la historia entera, pueblos, antorchas se queman y erigen monumentos absurdos y feos como un falo enorme y rojo como un misil en la plaza, una piedra que cuelga de alguna cadena frente a la playa, una pirámide roja que refleja todo el cordón de miseria, ay en mi casa siempre te miran unos ojos desde arriba, y hay que hacer filas, larguísimas afuera llueve o se quema la vida verde de los árboles, allí sí que se aprende a vivir aislado por tu bien a las cinco de la tarde quédate en casa, dale, no vengas a esta hora, quédate a dormir, no importa, aquí está la cena, en mi casa hay un batallón de camas, quédate a comer, dale gracias por el kilo de frijoles, gracias por llamar cuando llegues, gracias por ir a votar, gracias por no ir a votar, no salgas porque vienen con pistolas y te matan abajo en la plaza esos tipos en moto como guerra medieval en la lucha cuerpo a cuerpo se mueren los viejos solos así como ahora ustedes ven que se muere la gente, pero yo ya aprendí, yo crecí con eso, en mi casa, dando las gracias por todo, y con la boca bien tapada, no respires, están afuera, no se muevan, nos van a encontrar y nos van a llevar no sé a dónde, a la tumba comandante porque hay mucho gas, mucho gas del bueno, y soy burguesa, soy oligarca, soy sí, ya sé soy escuálida como la vida debajo de tu reino.


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