Alfredo Chacón / Vasco Szinetar©

Por NELSON RIVERA

Lo cuentan los autores en el texto introductorio. Durante 2016 y 2017 se concentraron en la realización de las entrevistas —son quince—. Los tres siguientes —2018, 2019 y 2020— las sometieron a un proceso de edición y revisión en el que participó el entrevistado. Finalmente, en 2021, Al tanto de sí mismo: Conversaciones con Alfredo Chacón fue publicado por la Editorial Eclepsidra.

Tres decisiones tomadas por Alejandro Sebastiani Verlezza y Carmen Verde Arocha, los autores —una, que a cada encuentro corresponde un capítulo, lo que preserva la atmósfera en que transcurrió cada uno; dos, que cada capítulo arranca con un resumen, una breve guía de contenidos que presenta los hitos de lo conversado; tres, quizás lo más llamativo, que la edición permite al lector asomarse a la trastienda del libro, a los beneficios y tropiezos que se producen cuando los entrevistadores son dos y no uno—, facilitan la experiencia del lector. En alguna medida, Al tanto de sí mismo genera la sensación de que Verde Arocha y Sebastiani Verlezza han procurado presentar una edición que da cuenta del transcurrir real de las 15 reuniones.

La voz que se ofrece en estos intercambios es la de un hombre en lo suyo, liberado de lastres,concentrado en sus intereses esenciales: las emociones comprometidas con la familia, en un habitado arco de cinco generaciones que va de sus abuelos hasta sus nietos; el peso que el cultivo de la amistad ha tenido en su recorrido vital; el hacer poético, con sus implicaciones filosóficas y estéticas; y, aquí y allá, breves ráfagas de la estupenda memoria de Chacón sobre hechos ocurridos décadas atrás: “Llamo memoria a aquella parte del pasado que está en ti hoy”.

Por decisión de los autores o del entrevistado o de los tres, aquí no se conversa, o se mencionan apenas de pasada, sobre las otras dimensiones del ejercicio público de Chacón, que hubiesen enriquecido la visión del hombre múltiple que ha sido: sus indagaciones y publicaciones en los campos de las ciencias sociales y la crítica cultural; su larga y fructífera experiencia como docente en la Escuela de Sociología y Antropología de la Universidad Central de Venezuela; su desempeño como funcionario, toda vez que fue director general del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), entre 1988 y 1991, y presidente de la Biblioteca Ayacucho entre 2001 y 2003; y, asunto de especial relevancia, el Alfredo Chacón lector, especialmente de la poesía venezolana de las últimas décadas, a la que ha seguido con disciplinada solidaridad en libros, recitales poéticos y actos de presentación, reseñas y textos críticos, y en cualquier otro lugar donde ella tenga presencia. Chacón es no solo un poeta de sólida y pertinaz obra, sino una presencia constante en el quehacer poético venezolano.

Indisociable de sus afectos

Alfredo Chacón proviene de una familia nuclear pequeña, que a su vez forma parte de una familia grande. Solo un dato: en un momento de su periplo (Puerto Páez, Maracay, Valencia, Caracas, París, Caracas), compartían una casa con tíos y primos: 36 personas habitando en una casa en Maracay. De aquellos tiempos entrañables proviene la “estimación por el habla”, el gusto por la conversación y el lenguaje, por lo que había de vivo y digno en el decir que lo rodeaba. “Esa relación con la oralidad supongo yo que es lo que sustenta en mí lo que he llegado a pensar acerca de la escritura; tanto para el poema, como para lo que se escribe fuera del poema, tanto para la inmediatez de la escritura como para el pensamiento acerca de la literatura, todo lo cual tiende a desembocar en una teoría de la escritura como habla textual”.

El joven que se interesó por el lenguaje, muy pronto recibió el llamado de la poesía. Ya en Caracas fue conociendo a los que llama “hermandad poética”, sus coetáneos entrañables y decisivos: Oswaldo Trejo, Alfredo Silva Estrada, Roberto Guevara, Ida Gramcko, Elsa Gramcko, Elizabeth Schön. “Mi nacimiento a la poesía es inseparable del encuentro con los poetas”.

Central en el libro es la reflexión que Chacón comparte sobre las dos etapas que han predominado en su poesía, y del paso de una a la otra: “Llegó un momento en el que junto con el impulso de escribir siento el de marcar distancia con la manera como había escrito antes, con lo que había sido hasta cierto momento mi opción de ser persona, de ser voz, de vivir en el mundo. Es entonces cuando siento que esa poesía arquitectural, de grandes dimensiones cósmicas, ya no era la que me correspondía escribir, no era la que ahora me estaba llamando. Entonces siento la necesidad de irme al extremo opuesto, de enfrentarme a la palabra en su más elemental materialidad, de identificarme con la palabra como materia prima lingüística”.

Pero el temario no se agota en estos asuntos hasta aquí anotados. Con mayor o menor detenimiento; profundizando con más elocuencia en ciertos temas —voz y palabra; vínculo entre poesía y pensamiento; religión y resignación; pertenencia y seducción; militancia política; las repercusiones subjetivas del conocimiento; y otros—, Alfredo Chacón habla y despeja el terreno. Como si, en alguna medida, ejerciera momentáneamente de crítico de su propia trayectoria como poeta.

La edición incluye otros ocho materiales como anexos a las quince entrevistas: “Feliciano”, el primer artículo publicado por Chacón en la prensa venezolana —diario El Carabobeño—, de agosto de 1953; un retrato que le hiciera Vasco Szinetar en los años ochenta; una carta, de 1962, de Fernand Verhesen a Chacón, en la que elogia Saloma, que había sido traducido al francés por Alfredo Silva Estrada; un fragmento de Rafael Castillo Zapata, del texto leído en 2005, en la presentación del libro Y todo lo demás; “Traducir a Chacón”, de Daniel Bourdon; más testimonios escritos por tres de sus hijos: Claudia Chacón Tofano, One Chot y Carla Chacón Tofano.


*Al tanto de sí mismo: Conversaciones con Alfredo Chacón. Carmen Verde Arocha y Alejandro Sebastiani Verlezza. Editorial Eclepsidra. Caracas, 2021.


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