Jimmie Angel y su esposa, 1928. Jimmie Angel Historical Project Archive

Por JESÚS ANTONIO AVELEDO URDANETA

Cuando Jimmie Angel, aviador estadounidense que había nacido en 1899, aterrizó sobre la cima del Auyantepui, buscaba oro. Desde la primera excursión que había realizado en el territorio venezolano, en algún momento de mediados de los años 20 (1925), en compañía de un geólogo del que solo se conoce su apellido, McCracken, Angel mantenía la obsesión de encontrar el valioso metal. La insistencia de Angel tenía un fundamento, real o supuesto, no se sabe: McCraken habría extraído, casi en la superficie de un río, 75 libras de oro. Con ese pensamiento en su mente, Angel insistía.

McCraken habría hecho prometer a Angel que no volvería al lugar sin su consentimiento o participación. Lo previsible: Angel no cumplió su promesa y organizó sucesivos viajes. En mayo de 1937 tuvo noticias de que dos exploradores españoles, Félix Cardona Puig y Juan María Mundó Freixas, habían observado el salto de agua en 1927. Cardona Puig vivía, desde entonces, en comunidades indígenas de la zona (estado Bolívar), allí trazó mapas, recopiló vocabulario autóctono y descubrió nuevas especies vegetales y animales para la ciencia.

En mayo de 1937 Cardona acompañó a Angel a sobrevolar el enorme salto. En septiembre Jimmy sugiere aterrizar en la cima, con su avioneta, bautizada con el nombre de Río Caroní. Cardona no estuvo de acuerdo y prefirió quedarse en tierra, lo cual fue de mucha importancia al convertirse él en la principal herramienta de socorro al momento de ocurrir el accidente famoso —no hubo víctimas— que hizo que la avioneta cayera y se incrustara en el suelo de la meseta del Auyantepui, a 2.460 metros de altura sobre la cima del Auyantepui. Por cierto, que ese ha sido el único avión hasta ahora en posarse en la meseta de la Montaña del Diablo. Ningún otro avión ha intentado aterrizar de nuevo allí. Sí lo han hecho en tiempos recientes helicópteros y globos aerostáticos, por lo que la hazaña de Jimmie  Angel es inédita hasta el día de hoy 85 años después.

Junto al estadounidense iban su esposa Marie Angel, el ingeniero y explorador venezolano de origen alemán Gustavo Heny-Cabuya- y Miguel Ángel Delgado —igualmente venezolano—, jardinero de oficio, pero con extensa experiencia como acompañante en las excursiones de Heny.

Ernesto Sánchez La Cruz lo había reportado en 1910

Antes de Cardona Puig, el primer hombre no indígena que había reportado el avistamiento de la gigante cascada de 979 metros (3.213 pies) fue    Ernesto Sánchez de la Cruz, explorador trujillano que en 1910 notificó el hallazgo al Ministerio de Minas e Hidrocarburos en Caracas, durante el mandato de Juan Vicente Gómez. Pero fue durante el gobierno de Eleazar López Contreras cuando se emitió un decreto (en 1938) para explorar la Gran Sabana y al publicar los resultados. En el informe oficial apareció el nombre de Salto Ángel, en homenaje al aviador, tomado de una sugerencia de Gustavo Heny, el mismo que había participado en la expedición junto a Angel.

El nombre originario que el pueblo indígena Pemón le había otorgado a su impresionante salto de agua era KEREPAKUPAI VENA (salto del lugar más profundo) o KEREPAKUPAI MERU.


*A los interesados en ampliar y profundizar en esta fascinante historia recomiendo la lectura de dos libros: Angel’s Flight, de Karen Angel, y El ángel de Jimmie, de Jimmy Marull.

*El artículo aquí publicado es una versión reducida de un material más extenso, cuya elaboración fue posible gracias a la contribución de Martín Ustáriz, Alfredo Schael, Jimmy Marull, Coronel Ochoa Vargas, Coronel Laurentin Rojas, General Eduardo Caldera Gómez y del arquitecto Nedo Paniz.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!