VIRGINIA APONTE, POR FRANCISCO ITRIAGO

Por NELSON RIVERA

¿En qué consiste la especificidad de un grupo de teatro universitario? 

Podría decir que lo específico dentro del teatro universitario es su tiempo limitado durante los años que se cursan en la universidad. Pero en nuestro caso ese criterio se flexibiliza: muchos integrantes mantienen un vínculo más allá de la graduación, ya sea directamente en el grupo o en los proyectos comunitarios de educación a través del teatro de la Fundación Medatia (surgida del propio Teatro UCAB) o bien en el grupo profesional AGO Teatro, formado por exmiembros del grupo universitario. En este último, constantemente se dan iniciativas con colaboración de los estudiantes. Hablamos de un vínculo que a menudo se prolonga por décadas, haciendo coincidir en un mismo espacio teatral a personas que egresaron del Teatro UCAB hace 40 años con los muchachos que actualmente viven la experiencia universitaria. Y por otra parte, para nosotros como grupo universitario, ha sido el terreno fértil para formar actores que hoy siguen su trabajo en el mundo profesional. Se ha logrado una escuela. Todo tiene que ver con un tiempo dedicado al pensamiento, donde el aprendizaje se da a través del juego y la experimentación. Se desarrolla con el trabajo en equipo, en el cual lo fundamental es la disciplina. Se apuesta por una educación en valores; este objetivo se trabaja al tener presente a los otros como forma de comprender y vivir la educación.

¿Qué lo diferencia de uno profesional? 

Hemos pretendido que no haya diferencia en cuanto al rigor, la responsabilidad, las horas de dedicación y la seriedad con que los jóvenes participan. De esta seriedad y dedicación de los jóvenes que pasan a integrar el grupo UCAB, tenemos el potencial para hacer de esa fuerza, una vocación no solo en lo artístico, sino en lo social y que se revierta en un compromiso por el país, a través de la Fundación Medatia. Y obviamente, difiere en lo crematístico: no hay paga. Las recompensas son formativas y artísticas.

¿De qué modo un grupo universitario puede acumular conocimientos si sus integrantes se renuevan constantemente? 

El vínculo prolongado del que ya hablé responde esto en buena medida. Fíjate que el Teatro UCAB, después de mi trabajo, ha estado siempre dirigido por egresados del mismo grupo, y siempre en cercanía con otros que mantienen diversos grados de relación. El conocimiento, o más bien la cultura que se ha construido, se expresa en ese compromiso tan intenso que se logra despertar en los nuevos miembros. Y en cuanto a las propuestas estéticas, lógicamente cambian con el estilo de cada director, pero se mantiene la misma búsqueda de un mensaje que sea significativo para el público y para el mismo grupo.

Al terminar los años de formación se comienza una nueva etapa que tiene que ver con palabras y vidas compartidas. La permanencia se hace un legado y se desarrolla el método de enseñanza que llamo: APRENDER HACIENDO. Al finalizar el tiempo en la UCAB, convertidos ya en profesionales y ejerciendo sus carreras, estos integrantes se vuelcan a seguir formando a los nuevos ucabistas que entran a ser parte del Teatro UCAB.

¿Esa es su responsabilidad?

Sí, esa es una responsabilidad compartida que se ha ido haciendo más evidente a través de los años. Ha sido la manera de darle sentido a una visión no solo social con los menos favorecidos, sino de creencia compartida en la posibilidad de la educación a través del teatro.

¿Qué provee la actividad teatral a un estudiante universitario? 

Provee decisión personal. Voluntad de decir. Lo cual podemos resumir en educación activa. Y por encima de otras consideraciones, una reflexión comprometida con el momento histórico que vivimos. Provee la oportunidad de entrar a profundidad en los temas esenciales que han obsesionado siempre al ser humano, sin que medie la amenaza de un examen o la búsqueda de una calificación.

¿Qué ocurre en la práctica teatral que sea significativo?

El hacer teatral deja de ser solo un mostrarse al otro para transformarse en un estar presente ante los momentos que se enfrentan. Aunque sus bases estén fundamentadas en un juego experimental, no es un teatro frívolo. Es un APRENDER HACIENDO.

¿Qué factores inciden en la decisión de las obras a escenificar? 

Los factores que inciden son variados, aunque lo cierto es que en la decisión priva el crecimiento al cual puede llevarse al grupo en ese momento específico en que es escogida la pieza. Lo fundamental es el conocimiento cultural que trae como consecuencia un cambio de visión. Al conocer otras maneras de entender al mundo se da un proceso de encontrarse con una mayor seguridad que se revierte en autoestima. Se aprende a aceptar las diferencias y se desarrolla una mayor empatía. Todo esto puede llevar a encontrar un sentido de vida. Por ende, los temas escogidos serán variados, pero al mismo tiempo enfocados en miradas con significado. Lo filosófico ha prevalecido en el desarrollo del pensamiento y, por lo tanto, en la decisión de las obras a escenificar.

¿Cuán amplio ha sido el rango de autores escenificados en 48 años?

A lo largo de estos 48 años se ha buscado presentar a los dramaturgos contemporáneos. Sin distinción de pensamiento, posición política o filosófica. Desde un Bertolt Brecht a un George Bernanos o un Yukio Mishima.

¿Cuáles son los montajes estelares?

Durante estas casi cinco décadas, se acumulan muchos trabajos que han sido emblemáticos dentro del grupo. Los más nombrados, sin desmerecer otros, serían: Las brujas de Salem de Arthur Miller, Doña Rosita, la soltera de Federico García Lorca, Variaciones sobre un mismo tema. Antología teatral de Virginia Aponte, Diálogos de Carmelitas de George Bernanos, Antígona de Jean Anouilh y El Principito de Antoine de Saint Exupery en adaptación de Carlos Torres y Virginia Aponte.

Ahora mismo trabaja en Coriolano. Los críticos repiten que es la más política de las obras de Shakespeare. ¿En qué consiste su carga política? 

Es una muestra muy curiosa del hacer teatral de un genio como lo fue William Shakespeare. En nuestro caso Coriolano será visto a través de la mirada inquisitiva de un Bertolt Brecht, quien nos da su adaptación y su visión política de esta pieza, y un Federico Pacanins que retoma la versión brechtiana y hace posible una fusión extraordinaria entre el original de Shakespeare y la versión de Brecht. De esto resulta una mirada distinta, porque al mezclar lo clásico y lo contemporáneo comprendemos cómo queda plasmado el sello de lo eterno de su contenido. Sí, es quizás la más política de las piezas del gran dramaturgo, pero al mismo tiempo se vuelve una reflexión muy compleja sobre lo que implica la política, y al final hace ver la política desde su mirada y nos permite una visión diferente, incluso para la adaptación que hace Brecht. No hay una postura definida en quién es el bueno o el malo, sencillamente es el ser humano llevado a su propia culpa, y en donde el mayor responsable serán siempre las circunstancias en las cuales hemos sido educados. La soberbia humana es la gran protagonista de esta pieza.

¿Cuáles son sus debates esenciales?

La soberbia es entendida como un pecado original en el ser humano. Lo efímero del poder y la fama por las cuales el ser humano se debate, y es capaz de matar y hacerse matar. Y, de manera muy interesante, la responsabilidad en esa educación que tiene la mujer, que maneja los hilos del poder. Una pieza que hoy no deja de ser absolutamente contemporánea, y que nos hace ver cómo seguimos empeñados en mantener posturas que la historia nos hace ver como fracasos humanos. Hace más de 400 años William Shakespeare lo dejó por escrito en Coriolano. Debo confesar que cada ensayo es un aprendizaje sobre la naturaleza humana. Conmueve y permite una reflexión que lleva a entender, como pocos textos lo han logrado, cómo la vida se vuelve una repetición de errores desde que estamos en este mundo. Hoy Coriolano es de nuevo presente. Seguimos enfrentados y ni siquiera podemos salvarnos de esta destrucción anunciada. Somos ciegos y sordos. No vemos y menos escuchamos. Igual sigue la palabra de William Shakespeare viva y presente en el debate esencial de la humanidad. Y seguirá resonando por siempre. Quizás algún día dejará de ser olvido.

¿Qué ha cambiado y qué ha permanecido en el Teatro UCAB a lo largo de 48 años?

Ha permanecido el mismo espíritu descrito a través de las anteriores preguntas. Se sigue dando la formación a través del método APRENDER HACIENDO que a lo largo de los años se ha convertido en legado del grupo. Ha cambiado en cuanto a su vocación social. En un principio el grupo se vuelca al interior del país como una búsqueda de conocer la realidad que se vivía. Se hace a través de giras con las piezas que se tenían montadas y ese irse al interior del país nos lleva a comprender las necesidades que deben atenderse. Ante ello comienza una nueva etapa que puede verse más como una transformación y no un cambio. La visión social lleva al grupo a buscar más compromisos en la educación de aquellos con menos recursos, y el estudiante universitario se convierte no solo en un aprendiz de teatro, sino en un ente de transformación social. Se ha hecho, desde ese momento, un teatro universitario más volcado al compromiso social a través de la educación. Eso ha llevado al grupo a darle mucho peso al teatro infantil con el objetivo de irse a las comunidades humildes a trabajar en educación. Los estudiantes del Teatro UCAB son voluntarios activos en este proceso de formación de APRENDER HACIENDO.

¿Hay un sello estético del Teatro UCAB? 

Sí, lo hay. Es la pobreza, parece un defecto y no una cualidad, pero no es así. Tener que trabajar con poco y escasos recursos ha llevado al grupo a tener la libertad de moverse a cualquier parte con sus trabajos. Ha permitido que se lleve a las barriadas lo que hacemos y a enseñar a trabajar sin recursos a quien tampoco tiene esas posibilidades, porque al final lo que importa es lo que se dice y la solidaridad que se da al tener que hacerlo desde lo poco. El trabajo en equipo se vuelve la herramienta fundamental; y la imaginación, el mayor recurso.

¿Un método recurrente? 

El concepto tantas veces repetido a lo largo de todas estas preguntas, el método APRENDER HACIENDO. Este método ha estado influenciado por Peter Brook y Jerzy Grotowski. Por eso el Espacio Vacío de Brook y el Teatro Pobre de Grotowski han alimentado nuestra propia experiencia del APRENDER HACIENDO. En el proceso de montaje, bajo este método y a través de la mirada del autor y del director, se plantean los retos que conllevan la puesta en escena, y en ese momento es cuando se logra entender el descubrir y el aprender de este hacer. En ese descubrimiento el espacio vacío alimenta la imaginación, y todo va a depender del actor y de sus recursos personales en la expresión de la idea y el pensamiento que se plantea.

¿Un factor que lo diferencie? 

Se hace mucho con poco. A lo largo de estos 48 años el hacer sin necesitar mucho se ha convertido en la esencia de nuestro trabajo. Y está ya presente en nuestra estética. Al no necesitar mucho se da una libertad que hace la diferencia para un grupo que ha podido no solo permanecer, sino transformarse en un espacio para los otros. En una opción de educación abierta. En donde la principal motivación ha sido dar y encontrar sentido de vida. Quizás por eso hoy existe no solo el Teatro UCAB, sino Medatia y AGO Teatro, unidos estrechamente por un legado de 48 años.


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