Vale la pena pasearse por Servidor del Pueblo, la serie estrenada en el lejano noviembre del 2015, que consagraría a Volodimir Zelenski como actor y de ahí lo catapultaría a la presidencia como cara visible de un partido que llevaba el mismo nombre del programa satírico. Son 51 capítulos en 3 temporadas que afortunadamente Netflix ha colgado recientemente. La premisa es descabellada (pero ¿qué es lo que no es descabellado en el mundo actual?). Un joven  profesor de historia (Vasyl Petrovych Holoborodko), vive una apacible existencia de clase media en la casa que comparte con sus padres, hermana y sobrina. Es divorciado de su esposa economista con quien tiene un hijo. Un día, uno de sus alumnos lo graba mientras se desahoga hablando pestes del sistema educativo y el gobierno. El video se hace viral y lo catapulta a la política y a la presidencia.

La idea no es nueva, el New Deal americano, que sacó al país de la Gran Depresión de los 30, generó colateralmente un género tácito: el del “outsider” ingenuo, representante de la sufrida clase trabajadora, que por un pase mágico del destino llegaba al poder. En 1936 Gary Cooper era Mr Deeds que heredaba una fortuna y debía darle un buen destino protegiendo a los más débiles de arribistas rapaces. En 1939, Mr Smith goes to Washington, proponía a James Stewart como un ingenuo e idealista senador electo que debía enfrentarse al status conservador y negligente de Washington. Ambas habían sido dirigidas por Frank Capra, un director de comedias de renombre y quedan como ejemplo de una actitud a la cual el cine volvería varias veces. Nota al margen: esta actitud angelical debe ser tomada con pinzas, outsiders fueron Fujimori, Trump, Chavez, Castillo y una larga lista de miserables que solo trajeron desgracias.

Zelenski persevera en esta fórmula. Ha llegado al gobierno (no al poder) en brazos de una sociedad harta de la corrupción que hace del estado y sus jerarcas una máquina de favoritismos, ventajas y privilegios. Al tomar las riendas del gobierno debe enfrentar al mismo tiempo las andanadas de una prensa atada al viejo régimen, las conspiraciones de los oligarcas que observan al detalle cada uno de sus movimientos y las sinuosas maquinaciones de los burócratas que , gatopardianamente, intentan que las cosas cambien para quedar igual. Obviamente, el espectador intuye que muchas referencias locales se pierden pero ello no disminuye el disfrute de la serie. Su estilo es fresco, ágil, imitando la torpeza de los primeros pasos de Holoborodko que debe pelear en varios frentes. Su familia acepta a sus espaldas los pequeños sobornos y prebendas que le acercan funcionarios y enchufados, sus ministros y burócratas libran una lucha a brazo partido para que las cosas no cambien, la televisión no le da tregua y su grupo de colaboradores exhibe una torpeza e ingenuidad digna de lastima. La factura es impecable y el estilo visual de la serie transmite con justeza los momentos estelares que atraviesan los personajes. Los movimientos rápidos, generalmente cámara en mano que siguen al Presidente dan cuenta de su inseguridad, los plutócratas que conspiran en las sombras nunca son encuadrados de cuerpo o cara enteros y se camuflan tras gigantescos vasos de cognac. Apenas si el salón de clases y la relación con los alumnos merecen planos medidos. El resto es un caos muy divertido con el cual  el libreto describe el estado de insensibilidad de la clase gobernante hacia la ciudadanía: hay ejércitos de aduladores con cargos rimbombantes (el mejor es el asesor de  autoestima presidencial), gastos irracionales por los cuales desaguan los dineros públicos y una rabia contenida que planea en toda la serie y que probablemente dice mucho sobre la inverosímil llegada de Zelenski, el verdadero, al poder. Por supuesto que todo se recorta contra un pasado terrible, y las referencias puntuales pero feroces a la pretérita época soviética no escasean, tal vez sugiriendo que los males de ahora tienen un origen preciso. Como centro de todo ese coro de desatinos, está la imagen de Zelenski. Ingenuo, casi inexpresivo, viendo el mundo del poder con la extrañeza del recién llegado. Un título para ver aunque más no sea por interés histórico y sociológico.


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