Ninguna cosa, lucubración o individuo es exacto: ni la matemática, axioma filosófico o persona que asevere haber sido presunta o fortuitamente investido de alguna clase de dignidad. Salvo el poeta,  escritor o artista que nace en situación de apátrida: para lucir y ser pródigo, empero vivir en sempiterno destierro.

No suelo mirar con sorna ni fichar al dictaminado «demente» u otras personas que lo parecen o simulan serlo por divertimento, mucho menos si se trata de un poeta de proba inteligencia llamado Simón Zambrano (n. 1976): del cual se afirma que es «mitad loco», en un libro intitulado Nido con aves muertas (1) Entre quienes tienen licencia para pontificar en materia de crítica literaria «académica», sin duda respetabilísimos (2), algunos suelen incomodarse porque, desde el nacimiento del «ingenium» (ya en la Antigüedad, irrumpió «imperiosus»)  los intelectuales liban.Quienes lo hacen tienen la primera y última palabra en la Épica de la Existencia con Simultánea y Expedita  Acta de Nacimiento y Muerte. En el  lugar donde solía beber alcohol y meditar, el propietario, un dócil y amable sujeto llamado Baco, divulgó con un aviso puesto en el umbral del sitio:

-«Queda prohibida la venta de licores en comunidades donde no hayan mujeres u hombres proclives a embriagarse» [suscrito por el Ministerio para Vendetta Popular contra los Abstemios y Ascetas]

Empero, qué cosas afirma Simón para ser «pasado por las palabras» en la Sociedad de «C [si] viles»:

-«No estoy loco completamente/pues mi alma de hombre/ me asusta con sus aullidos de lobo enamorado/perezco ante la mirada de un poema/que me mira desde lo más profundo/de una copa de vino/El poeta llora palabras/el hombre las conserva en su memoria…» (3)

Desde tiempos inmemorables, y hasta nuestra «exhalación última», Simón Zambrano no hará cosa diferente a cualquier escritor o poeta: «ejercitará intelectualmente» y acometerá su «praxis», la del juicio que pretende dilucidar los acaecimientos de una todavía no esclarecida existencia, ni siquiera por esos vanidosos individuos que presumen capitanear un esputo de la Sabiduría Universal al cual llaman Ciencia Exacta. No se distancia de la realidad, se inmiscuye en ella, es un nada oculto ni frívolo protagonista de todo cuanto le circunda. Felizmente, sus ya confesos actos son parte de su impronta literaria:

-«Borracho siento la muerte lejana/como el silbido del viento/en un pueblo acabado/como los dientes de leche de un recién nacido/Áspera muerte que me acosas/despídete del olor de duraznos/pues vendrás a mí cuando los gladiolos/se sumerjan sobre una corona de olivos…» (4) Previo ceremonial sufragio o de facto y no por laxitud moral, sino exceso de sobriedad presunta de la cual alardean, en las sociedades incultas los cretinos gobiernan como si en agitados aguas diestros capitaneasen un hacinado yate de dopados y corrompidos piratas desollándose por tesoros. Mar adentro, legislan para criminar al lírico o letrado: e imputarlos como a lastres para confinarlos en hospicios o expulsarlos de las ciudades, comarcas y hasta baldíos donde cualquier animal montaraz [gustoso] danzaría con los eufóricos y heroicos que, desposeídos, transitan por los senderos donde Baco alumbra con sus pócimas de luz que no semejan a ojivas letales ni fusiles de insurgencia.

Sólo aparencialmente, es cierto que «[…] el poeta llora las palabras…» En descargo de la intencionalidad de Simón, no quiere estar expuesto frente a los irrelevantes que viven para la propagación de indigestas y pueriles mofas, digo, sin su permiso, en su nombre mío, que los poetas y escritores «no lloramos las palabras». Discierno que somos hacedores de la más espiritual e intelectualmente elevada forma del Ser Consciente: materializada en la invención o paternidad, empírica o apriorística, del Conocimiento. Acto poético o creador, suceso que nos abate a veces: pero, igual prorrumpe para celebrar que el hedonismo es también merecida vindicación para el Ser Humano sin arraigo espiritual o profeso del Ateísmo, y, por ello, propenso convertirse en deicida. El más peligroso asesino del Ser: que, filosófica y paradojalmente, lo es porque tiene ascendente, desciende y procrea. Hipotéticamente, exterminándose cometería «filicidio» y «parricidio»: abolirá su envergadura genética.

Poco tiempo después, Simón Zambrano «reincidió» poeta y publicó otra compilación de textos: Insomne me miro al espejo (5). Cuando Rodolfo Quintero Noguera (también amigo y magnífico hacedor, hacia quien he persistentemente mostrado gran afecto y respeto) dijo de los poetas enclavados en Mérida que son referencias «[…] de una ciudad ya no tan nevada… ciudad que ha colgado sus hábitos y ha pintado de neón su boca nocturna… una ciudad donde la poesía rescribirá su historia y borrará por siempre el rostro aborrecible y mustio de godos y prelados» (6), me produjo una nada enrarecida comunión emocional a partir de la cual proseguiré adentrándome en las creaciones de Simón. Leámoslo, para revivir el asombro y perplejidad:

«Yo vivía en el refugio de mis palabras andantes/e imploraba ansiosamente una muerte/rápida y perfecta para el descanso/de mis agotados espíritus […]» (7)

Se trata de reconocer la tradicional prolijidad creativa que ya nadie, jamás, podrá preterir de los intelectuales venezolanos casi nunca acompañados por el Funcionariado Mayor de Estado: como suele ocurrir  a escritores en otras naciones menos impactadas por el «farandulerismo» e «inmediatismo político» que invade cada resquicio y enajena mediáticamente. Convierte a la mediocridad en un complejísimo y ridículo «Asunto de Estado»: cuyo estilo exporta mediante la novísima imposición cívico-militar de una ilegítima institucionalidad adversa de Imprescriptibles, Inalienables y Humanos Derechos Universales. Pústula de corte castrense que, sin ambages, defino «Diplomafia Universal, Supralegislaciones, Corporativa y de Franquicia». Enemiga del Arte, Literatura y el Librepensamiento sin los cuales la creación (ad infinitum) hibernará y los seres serán menos fraternos y más hostiles en su trato o comunicación.

En Insomne me miro al espejo, inequívocamente percibo el plausible pugilato poético de Zambrano: su lidia con las vicisitudes y alegrías que a todos nos depara nuestro forzoso matrimonio y divorcio de la vida y muerte, quienes, «en concierto para delinquir y tiranizándonos», cabalgan encima de nuestro Ser Físico para trascender en lo paranormal e inexplicable de la «existencia»: esa verdugo y magistrada a la cual ya no temo, pero que me aflige siempre que déspota actúa. Ovaciono el coraje de Simón para exorcizar sus fobias, brindar por la felicidad y amigos, amor al vástago y cónyuge, minimizar el desasosiego y poder de la muerte que sabemos nos aguarda: pero que, siempre y altanera, sorprende llevándose a seres amados y benévolos. Cuya avidez no admite concilios, permutas ni prórrogas cuando se trata de ordenar ajusticiamientos: sin admitir recusaciones, antojoso, decide y procede.

Tal vez inmisericorde e insolente, pronuncio que a la mayoría de los creadores no se debe exigir la virilidad del invaginado. Lo expreso porque no todos los hombres pueden serlo cuando a su parto procedió la «castración» del «circunciso»: no se esperó que, siendo infante en fase evolutiva, rompiese por sí mismo su fálica envoltura de cascarón. No en vano y extramuros, comencé a leer a Zambrano con expectativa y persuadido que fuese una de las aves mensajeras que fluidamente surca el cielo en armónico vuelo y exacto destino.

NOTAS.-

(1)ZAMBRANO, Simón: Nido con aves muertas (Edición de «FUNDECEN». Mérida-Venezuela, 2007). Incisivo, sentencia el prologuista Raúl RUIZ: «Transitar el camino de la poesía lleva a sensibilizar el alma. Ir más allá de lo meramente perceptible y visualizar  las cosas de otra manera. Esto es cosa de locos y poetas» (p.p. 7-8)

(2) El 11 de Marzo de 1854, víspera de su escisión física, mi admirado y erudito filósofo J. S. MILL escribió, en una especie de diario-registro pre partida del Mundo: «En sus grados más bajos, pensamiento y sentimiento son antagónicos; en sus más altos, se armonizan entre sí. Mucho pensamiento y poco hedonismo expanden a un ya portentoso cerebro que gasta su vida en el ejercicio intelectual por el ejercicio intelectual mismo. Mucho pensamiento y poco sentimiento es la materia de que están hechos el sectario y el fanático. Mucho sentimiento y mucho pensamiento producen el héroe o la heroína» (P. 44 de «Alianza Cien». Madrid-España, 1996)

(3) P. 12 de la simoniana ob. cit. A propósito, me place citar un fragmento esclarecedor inserto en el compendio titulado La Teoría Literaria Contemporánea, de una trilogía de geniales investigadores: SELDEN,Raman; WIDDOWSON, Peter y BROOKER, Peter: «[…] La forma literaria no es simplemente un reflejo unificado y comprimido de la forma social como pensaba LUKÁCS, sino un medio especial para distanciarse de la realidad […]» «[…] Las absurdas discontinuidades del discurso, la escasa caracterización y la ausencia de trama contribuyen al efecto estético de distanciarse de la realidad… » (p. 129 de la ob. cit. Edición de «Ariel». Barcelona-España, 2001)

(4) P. 9, idem.

(5)ZAMBRANO, Simón: Insomne me miro al espejo (Edición de «Caminos de Altair». Mérida-Venezuela, 2008).

(6) Ver en el revés de la cubierta de la antología QUINTERONOGUERIANA Doce orugas en el viento, donde, acertadamente, incluye un poema de Simón ZAMBRANO titulado «Olvido» (p.p. 104-105. Coedición entre «Caminos de Altair» y «FUNDECEN». Mérida-Venezuela, 2008)

(7) P. 35 de la ob. cit. de ZAMBRANO.

@jurescritor

 


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