Yulimar Rojas Atletismo

Un mensaje en la red X resume sus mayores éxitos: Portland 2016, bajo techo; Londres 2017, aire libre; Birmingham 2018, bajo techo; Doha, 2019, aire libre: Tokio 2020, Juegos Olímpicos (celebrados en 2021); Belgrado 2022, bajo techo; Oregon 2022, aire libre; Budapest 2023, aire libre. Yulimar Rojas es de oro. La mejor triplista de la historia, la reconocen medios y especialistas. Nunca un atleta venezolano -hombre o mujer- había alcanzado lo que ella, con su carrera, saltos y vuelo final, se ha colgado del cuello.

Su más reciente oro -cumplirá 28 años el 8 de octubre, aún le quedan cuerda y ganas- lo logró hace exactamente una semana en el Mundial realizado en Budapest, la capital húngara. Fue una final llena de drama y emoción. Acostumbrada a sentenciar las competencias en las que participa con sus primeros saltos, Yulimar estaba más cerca de la derrota que incluso de hacerse con una presea de plata o bronce tan siquiera. Era octava a falta de un salto. Su mejor marca era de 14,33 metros con varios nulos, muy lejos de su récord mundial de 15,74 y a más de medio metro de la ucraniana Maryna Bekh Romachuk, que aterrizó en los 15 metros, la distancia que consagra a las mejores.

«No sé qué me pasaba», admitió después. Iván Pedroso, el multicampeón mundial cubano que la entrena en Guadalajara (España), la sacó del atolladero. «Eres tú contra ti, así que saca a esa Yulimar que todos sabemos que está”, le dijo Pedroso. “Fue eso lo que me hizo volver en mí», contó. Luego retomó su ritual en la pista, sus gestos, hablando con ella misma, buscándose y se lanzó a correr, cada vez más rápido.  En segundos, flotó sobre el foso de arena y tras el  impulso enorme y plástico  puso sus pies y todo su cuerpo de casi 2 metros unos centímetros más allá de su rival: 15,08 metros.

Revalidó así su oro mundial de Eugene (Oregon) en 2022, y antes en Doha (Qatar) en 2019, y más atrás en Londres (2017). En el cuadro de la historia de los mundiales de atletismo, que se celebran desde 1983, Venezuela suma cuatro oros. Todos de Yulimar Rojas. Quizás este de Budapest, cuando ya es una figura planetaria, sepa mejor, por el susto mayúsculo que vivió, para la memoria de sus músculos y el aprendizaje.

Nacida en Caracas en 1995, Yulimar creció en un barrio popular entre Barcelona y Puerto La Cruz. Desde muy joven llamó la atención por su altura (mide 1,92), que la hizo decantarse inicialmente por el baloncesto y el voleibol. En el libro El atletismo iberoamericano y sus figuras (1960-2016) de los periodistas Cándido Pérez, quien fue redactor y editor en El Nacional, y Andrea Herrera, de largo recorrido por diarios caraqueños, de amplia experiencia ambos en el campo de la actividad deportiva, se cuenta que el entrenador Jesús «Tuqueque» Velásquez la descubrió para el atletismo, primero en saltos largo y alto y luego, por  un hecho afortunado al retar en un entrenamiento a unos muchachos que practicaban salto triple y ganarles, se especializó en la disciplina que la encumbró.

Seguidora en las redes sociales de Pedroso, nueve veces campeón mundial en salto de longitud y un oro olímpico a finales de la última década del siglo pasado y quien dirige una reconocida escuela de saltos en la ciudad española de Guadalajara, pudo contactar al ahora entrenador y ponerse a sus órdenes, para pulir sus extraordinarias condiciones. Y el diamante en bruto se convirtió en el oro que más brilla.

«Yo soy especial”, ha dicho. “Intento hacer especiales a los demás. Intento hacer especial el momento, y creo que este es mi momento”, recoge un artículo de El País de Madrid. 


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