El país entero sigue en terapia intensiva. Se respira una calma muy tensa, quizás más de lo habitual. Hoy somos más pobres que ayer y mañana, seguramente, más que hoy. La fractura se agudiza, pues, algunos se disputan puestos cayendo conscientemente en el juego, otros tratando de estirar las pesetas en esta época decembrina y los mismos siguen llenándose los bolsillos, sin importar el sufrimiento de todo el pueblo. Aun faltando 27 días para empezar un año nuevo y una nueva faceta en el panorama nacional, el país aclama y solo tiene una petición a quienes nos conducen: coherencia.

Coherencia, esa relación lógica entre las cosas, entre las partes o elementos de algo que se ha ido deshilachando los últimos tiempos hasta tal punto de llegar a ser un harapo. Hoy lamentablemente, el largo trecho que divide el dicho del hecho es gigantesco y la miopía que está afectando a muchos aún no ha sido tratada. El resultado se siente en cada rincón del territorio criollo.

Mientras vemos en cada red, escuchamos en cada reunión, en cada espacio, en cada asiento de autobús, desde Santa Elena de Uairén hasta llegar a lo más alto de la parroquia Páez del estado Zulia, la crítica acérrima y muchas veces fundamentada que se le hace a los denominados «líderes opositores» por sus excentricidades paupérrimas, decisiones balurdas y las infinitas paradojas, pensarían profundamente retirarse de la vida política nacional. Mientras en sus discursos hablan de «cambio» sus acciones apestan a las mismas mañas de la «revolución». Eso ha sido una de las grandes razones por las cuales ya no existe conexión. No estamos para perder el tiempo porque lo que verdaderamente estamos perdiendo minuto a minuto es el futuro de un país y de su gente.

La coherencia y el respeto en la sociedad han de ser un punto de honor, dejando a un lado la división, el revanchismo, el triple discurso y el odio hacía el contrario. Será un trabajo titánico, no solo de los políticos sino de cada ciudadano. Va a requerir que cada uno coloque, no solo un granito de arena sino dos. La tarea es difícil y, aunque haya construcción de nuevas escuelas, liceos, universidades, hospitales, complejos deportivos y parques lo verdaderamente importante, es que nosotros debemos de elevar nuestro grado de conciencia, rescatar nuestros valores, agigantar nuestro sentido de pertenencia y compromiso ciudadano con la sociedad en la que convivimos.

La coherencia debe existir hasta en lo más mínimo; así ningún fiscal te vea, respeta las señales, no botes basura por la ventanilla, da los «buenos días», «por favor», «disculpe» y así sucesivamente con los pequeños detalles que marcan la pauta. Todos nuestros sueños pasarán a ser una realidad si trabajamos juntos y dejamos de pensar en qué puede hacer Venezuela por nosotros y empezamos a pensar qué podemos hacer nosotros por Venezuela.

@JorgeFSambrano

#RendirseNoEsUnaOpcion


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