Van y vienen noticias que complacen al castro-madurismo y agradan a la oposición concubina. Con el consenso en marcha, nada cambia y la ciudadanía grita en un desierto donde nadie escucha. Una Venezuela de sordos profesionales, de señas incomprensibles y ciegos por elección, insisten en no entender la libertad plena y la democracia verdadera para sacudirse el endógeno comunismo rudimentario y castrista. Se envejece sin aprender con la edad.

Es lo que viene, a falta de oposición venezolanista y no personalista, en la mediocridad del que fue un interinato mal estructurado, fracasado, rechazado por sus creadores y abandonado por una ciudadanía embaucada en un chantaje unitario. Un régimen revolucionario sin orientación de patria y progreso, eligió un comunismo cívico militar corrupto y control pertinaz. Se conformó y oficializó la asociación con fines de lucro. La estafa y burla al ciudadano se perfeccionó.

Es en eso en lo que estamos y algo peor, adonde nos dirigimos. Un carnaval con papelillo de baja calidad y confeti de abominable presentación. Disfraces e indumentarias que se rasgan al menor bailoteo. Maquillajes y coloretes que no encubren ni engañan, antifaces que se desploman; zetas de zorro escritas como eses, mosqueteros sin mosquetes, desconociendo arcabuces y carabinas. Payasos y bufones que no hacen reír, ni siquiera, por lo deplorable de su aspecto.

Para allá vamos, país de pacotilla que fue grande, pero olvidó cómo es eso. Potencia petrolera tomada en cuenta por el mundo que observa las denigrantes e infames colas para surtirse de gasolina y un Estado comunal, o federalismo de los CLAP que tarda, porque el castro-madurismo destruye lo que toca.

Estamos allí y quienes podrían decirnos cómo salir de este pantano de miseria y mediocridad son bloqueados, asediados por los que convenientes, no han aprendido cómo hacerlo, ocupados e interesados en llenar billeteras y cuentas bancarias disimuladas por testaferros.

Es un baile de máscaras de pobres de espíritu, ruidoso y de mala calidad en el cual vivimos, donde a veces bailan pegado a veces separados los que no quieren ser dirigidos y los que los dirigen.

País derrotado, sin sabor ni relleno, indiferente, que se ha quedado sin quien sepa gobernar, intelectuales que piensen, emprendedores que impulsen, oposición política que conozca diferente a lo que sabe mejor el régimen, y que ambos hacen mal.

Interpretaciones, sugerencias, aprobaciones, rechazos y los venezolanos seguimos hundidos en el pantano de un país sin economía ni futuro; con respuestas que son abstracciones desgastadas y una plataforma en continuo proceso de metamorfosis involutiva. Promesas reencauchadas oficialistas, declaraciones pomposas de politiqueros que tratan desesperados de representar.

Tampoco los sátrapas corruptos, bullangueros comunistas, con la anarquía como estrategia de combate, han aprendido de sus errores. Lo intentan ansiosos mientras los venezolanos se deciden entre absorber el chavismo como cleptocracia; con la extravagante y absurda propuesta de diálogo con impunidad mutua, que por tierras ajenas aprobaron y bendijeron.

La gallera está controlada según sabiondos y entendidos. Aumentan el volumen para convertirse en santa sede de la conversadera inmoral, profana y pecaminosa. La Iglesia en danza chapucera de mariachis mueve el esqueleto, buscando bendiciones. ¡Santa Bárbara bendita!

@ArmandoMartini


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