El tic tac fue un espejismo, había ganado el dinámico debate, pero faltaba uno un poco más intenso y muy difícil de evadir. Mi alma despidió a la multitud que estaba en llamas enardecida, saludé al Can al cerrar la puerta y hasta al viejo barquero le di la mano al salir. Mientras recorría mi viaje, recordaba los círculos de Dante y su salida de aquel espectral lugar, ahora iba a otro plano mucho más fulgurante que la mansión infernal. ¿Donde estaré ahora?, ¿adónde me llevan?, ¿adónde conduce esta escalera? ¿Será un santo o un ángel? Fueron las preguntas que llegaron a mi confundida mente y al acercarme, un anciano con unas llaves se presentó:

―Soy san Pedro, hijo mío, apóstol del Señor y estás a las afueras del Paraíso. Has ganado un oscuro debate, digno de aplaudir, pues muy pocos en toda la historia universal lo han logrado hijo, pero ahora para que tu alma repose en la eternidad conmigo tienes que debatir. Será muy sencillo, no tengas miedo, pero algunas preguntas debo hacerte antes de que abra la puerta Celestial y puedas pasar: has pecado mucho, en pensamiento, palabra, obra y omisión; ¿por qué no has atendido el llamado de tu patria que hoy clama de su pueblo atención?, ¿por qué no has sido misericordioso con ese país que a toda tu familia a colmado de gozo y progreso, incluso hasta a ti?, ¿por qué, hijo mío?

―Mi pana Pedro, con cariño y confianza te respondo pues soy venezolano de pura cepa, pero no soy agnóstico, ateo mucho menos, solo pongo en duda a todos aquellos que han matado en nombre de su creador, jurando bendiciones o maldiciones en nombre de la voluntad del pueblo, porque la historia de su cruz está manchada de sangre y sufrimiento. Muchos los han retado y los han encerrado. Galileo, por citar al más recordado, murió detrás de los barrotes de una celda al descubrir que todo está en movimiento, incluso la Tierra. Pasaron muchas lunas y la ciencia en la actualidad lo reivindicó y a su Iglesia no le quedó otro remedio. El mundo evolucionó, pero en ese trayecto muchas mujeres murieron quemadas en la hoguera por la ‘Santa Inquisición’. Juana de Arco, la doncella de Orleans, fue una de ellas solo por tener una revelación. «Herejes, hechicería y brujería» fueron durante centenios su más potente y desgarradora arma para condenar a tantas almas a la extinción. No hablemos de fe, pues la fe no se compra ni se vende, no se quema ni se apuñala, no se le apalea ni se fusila como han tratado de hacer por años su religiosa corporación y, hay que aceptar, que por un tiempo les funcionó.

―Gracias por lo de pana, hijo mío, pues a Venezuela le hemos dado mucho cariño y amor pero su Fe hoy claudicó. Con humildad y sabiduría admito que nuestra Iglesia ha cometido errores en su haber, aún cuando mi Maestro me encomendó: «Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos», pero hoy admiran a falsos profetas inmersos en esa invención terrenal. Es inaudito que la crítica acérrima y destructiva sea su pan nuestro de cada día. Las redes sociales se han transformado en el muro de los lamentos para algunos y otros lo utilizan como el paredón de fusilamiento. No hay piedad por parte de la tiranía hacia los dirigentes y sorprendentemente de su pueblo tampoco. La lucha que imparten los médicos en los hospitales, las maestras en las escuelas, los trabajadores en las empresas es la misma lucha que tienen los políticos que diariamente van a un sector popular, con riesgos y con convicción para seguir manteniendo la fe y la esperanza viva y ardiendo. ¿Acaso eso no merece respeto?, ¿será que ese esfuerzo no merece apoyo?, te pregunto hijo mío.

Repliqué de inmediato, pues sus palabras me generaron indignación:

―Muy bonita las oraciones y las metáforas escrita por tinta terrenal, pues su Biblia no cayó del cielo ni brotó del mar. ¿Dónde está su aliento celestial para consolar a una madre que perdió a su niño en las habitaciones de un hospital?, o mejor, ¿dónde estuvo su protección cuando a un hermano cayó abatido por las balas de un ladrón? Pues, pareciera que no existió y la única forma de salir de la lista de traidores es en una urna.

―Hoy tienes mucha ira, rabia y frustración contraída, este debate no es para que pierdas o ganes sino para darte una lección. Ya te has desahogado bastante, hasta de lágrimas tu rostro tiñó, pero hoy debes jurarte a ti mismo luchar con distintos monstruos que hacen estragos por doquier. Esas míticas «tareas de Heracles» de la antigua Grecia han quedado minimizadas. El primero y más insignificante, aunque suene contradictorio, es el monstruo de la dictadura que hoy los azota. Está plenamente identificado y diariamente se le debe enfrentar aunque cause miedo. Pero, el monstruo que luce más invencible y aterrador es en el que se ha convertido la sociedad en la que habitas y eres parte. Recuerda que «aunque andes en Valle de sombra de muerte, no temerás mal alguno; porque El estará contigo: su Vara y su cayado te infundirán aliento», por eso sigue luchando contra viento y marea, sigue en la búsqueda de la libertad y el país que se merecen, sigue en su paulatina reconstrucción desde sus cimientos, sigue con fe y con esperanza que Nosotros estamos con uds. Jamás olvides, hijo mío, que sus ideales son de titanio y sus convicciones son tan firmes como el Macizo guayanés. Dominen el miedo que les auspicia la realidad y decidan salir y darle la cara una y mil veces, con perdigones en la espalda y cicatrices en la cara a todo un pueblo sediento de cambio y prosperidad. Su esencia no va a resquebrajarse pues, ustedes están del lado correcto de la historia. Sigan hasta vencer que el Espíritu Santo los bendice…

Luego de sus palabras lapidarias, el tic tac se terminó y por fin respire…

@JorgeFSambrano


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