En la relación historiografía-cine es probable que el relato con mayor consenso sea el asociado con el famoso “Doolittle’s raid” y su impacto en la historia de la Segunda Guerra Mundial. Si realizamos una apretada síntesis de su interpretación, tal como hacen los filmes, hay una lógica de tres hechos íntimamente relacionados en lo que respecta al Frente del Pacífico: el ataque del Imperio japonés a Pearl Harbor (7 de diciembre de 1941), el contraataque “simbólico” de Estados Unidos al bombardear Tokio desde el portaviones (CV-8) USS Hornet (18 de abril de 1942) y posterior respuesta de Japón intentando invadir Midway para atraer los portaviones y forzar la batalla definitiva. Al mismo tiempo, la operación tuvo un gran impacto moral en ambas potencias y sus consecuencias fueron decisivas. En el caso de Estados Unidos se da una de las primeras publicaciones de un libro que narra el testimonio en combate (capitán Ted W. Lawson, 1943, Thirty Seconds Over Tokyo) aunque primero salió como crónica en seis entregas en  Collier’s magazine; y luego se hizo su representación en el cine. El coronel (ascendido a general después de la incursión), James Harold “Jimmy” Doolittle se convierte en el primer héroe nacional de la guerra.

La idea de bombardear Tokio nace como respuesta al ataque a Pearl Harbor en las primeras reuniones del presidente Franklin Delano Roosevelt con el Alto Mando Militar, tal como se puede ver en la película Pearl Harbor (Michael Bay, 2001) donde la ficción está en la escena del presidente poniéndose de pie y regañando a sus generales. Ante el dominio del mar y el aire por parte de los japoneses, no se querían arriesgar los tres grandes portaviones acercándolos a la zona metropolitana del Imperio. En caso de ser hundidos, Hawai y Midway serían invadidas y la Costa Oeste de Estados Unidos estaría indefensa. La solución fue dada por un capitán de la Marina (Francis S. Low) e implementada por el coronel Jimmy Doolitle (que para nada se parece al actor Alec Baldwin, era calvo y bajo de estatura), un pionero de la Aviación que entró al U.S. Army Signal Corps (futura U.S. Air Force) en 1917 pero que llegó tardíamente a la Gran Guerra y por ello no combatió. Durante el período entreguerras romperá varios récords modificando siempre los aviones que usaba para lograr su mejor desempeño (no era simple ensayo y error porque en este tiempo se gradúa de ingeniero aeronáutico en el MIT y continúa en dicha institución estudiando hasta lograr el máster y el doctorado), de modo que ya era un personaje público admirado por su audacia y preparación. Sin duda, era el indicado para lograr lo que se consideraba imposible: hacer despegar de un portaviones un bombardero mediano bimotor (North American B-25 Mitchell).

La idea era similar al ataque a Pearl Harbor, en el sentido de que el portaviones reduce las distancias al objetivo, pero con la diferencia de que se usaron bombarderos medios. Dieciséis B-25 modificados (cada uno tenía una tripulación de cinco miembros y podía lanzar cuatro bombas de 250 kilógramos cada una), despegarían a menos de 900 kilómetros de Japón; nueve bombarderos estaban destinados a Tokio,tres a Kanagawa y Yokohama, y tres más a Nagoya, Osaka y Yokosuka; y después seguirían hasta China a los aeródromos de la zona no ocupada donde se reabastecerían para terminar en la capital de Chungking. El problema estuvo en que la flota fue avistada por barcos nipones y tuvieron que salir varias horas antes, por lo que el combustible no le permitiría llegar a las pistas de aterrizaje amigas (a pesar de que llevaron gasolina extra). El primero en salir fue Doolittle prometiendo una fiesta todos juntos en Chungking, aunque las probabilidades de sobrevivir eran de 50%. Fue mucho mayor pero se perdieron todos los aviones, dos tripulantes fallecieron cuando su bombardero cayó al mar y en total fueron capturados ocho que terminaron en Japón y de los cuales tres fueron ejecutados y uno murió encarcelado (hay una película sobre su cautiverio y “juicio” en una versión más exagerada y de propaganda dirigida por Lewis Milestone: The Purple Heart, 1944). Cinco aterrizaron en la Unión Soviética y estuvieron presos hasta que huyeron.

En todas las películas que reconstruyen el ataque se muestra el periplo, en especial la primera de ellas (Thirty Seconds Over Tokyo de Mervin Leroy con guion de Dalton Trumbo, 1944) que se dedica tanto al entrenamiento (también sale en Pearl Harbor), pasando por el viaje en el portaviones (el emocionante despegue del que se dudaba), el bombardeo y la llegada a China con su escape apoyados por las guerrillas y tropas de este país. Las otras son Midway (Roland Emmerich, 2019), que es un remake de la homónima que se estrenó en 1976 (dirigida por Jack Smight) y cuyos créditos iniciales tienen el video original (se dice que fue filmado por John Ford) del despegue de los B-25. En Midway de Emmerich se tiene una imagen maravillosa del emperador viendo los bombardeos y el rescate de Doolittle por tropas chinas. En Pearl Harbor de Michael Bay (2001) es parte de la escena final cuando deben aterrizar forzosamente en zona ocupada por los japoneses para finalmente ser ayudados por las guerrillas. Esta ayuda es mostrada en una película china aunque centrada en una historia romántica: La viuda china (Billie August, 2017). Según el historiador James M. Scott y la historiografía china, la operación nipona de búsqueda de los pilotos en este país generó el asesinato de un cuarto de millón de chinos. Al parecer son las estimaciones más altas. En junio de 1942 und e grupo 64 pilotos retornaría a Estados Unidos, todos fueron condecorados y Doolittle fue ascendido a general de división obteniendo la Medalla de Honor del Congreso. El último piloto con vida fue Richard Eugene Cole y falleció el 9 de abril de 2019.

En las memorias del general Doolittle publicadas conjuntamente con  el coronel Carroll V. Glinesen 1991 y tituladas: I Could Never Be So Lucky Again: An Autobiography of James H. «Jimmy» Doolittle; el primer capítulo se titula: “April 18, 1942” y es una excelente crónica analítica desde el principal protagonista de los hechos. Explica que el impacto fue psicológico (y este era el principal objetivo) porque en lo material solo 90 edificios fueron afectados y 50 personas fallecieron con 16 toneladas de bombas distribuidas en varias ciudades, de modo que según Doolittle “fue solo una fracción del daño” que les  hicieron en Pearl Harbor. Hasta el momento Japón se creía invulnerable, ahora distraería fuerzas para defender las islas y buscarían a los portaviones de Estados Unidos para hundirlos, objetivo que se intentó en Midway (y que trataremos con su 80 aniversario en el mes de junio próximo).La fortaleza de Estados Unidos entre los Aliados se incrementó al igual que la confianza de su pueblo en la victoria final. Por esas casualidades de la vida, un día en mi adolescencia al leer sobre estos hechos por primera vez, me topé con un B-25 en una base aérea venezolana (Barquisimeto) que estaba de adorno y mi  emoción fue grande (la Fuerza Aérea Nacional tenía un grupo de bombarderos con este hermoso avión desde 1947). La semana que viene seguimos en el Frente del Pacífico y Asia tratando la campaña en Birmania.

 


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!