El desplazamiento forzado de venezolanos a otros países es consecuencia de la falta de calidad de vida en nuestro país, además de la vulneración sistemática de los derechos humanos y las garantías constitucionales.

El único responsable de los 5 millones de venezolanos que abandonaron el país huyendo del hambre; de las fallas permanentes en el suministro de agua, energía eléctrica, gas doméstico; de la crisis sanitaria, de la hiperinflación que devoró los sueldos miserables de los trabajadores y de las migajas que reciben nuestros ancianos que los obligan a decidir entre comprar 5 pastillas para la hipertensión arterial o 1/2 kg de cambures para no morir de hambre, es el Estado.

El mismo Estado que viola sistemáticamente los derechos humanos y que ha dado razones a la CPI para que lo investigue por crímenes de lesa humanidad, porque no tiene alma ni piedad con los venezolanos sufridos.

El caso Güiria es una demostración de la profunda crisis que actualmente vive nuestro país.

Y a esta terrible situación debemos sumar la conducta criminal del ministro de Trinidad y Tobago en contra de todos los venezolanos que intentan entrar a la isla como desplazados y refugiados, la cual debe ser condenada por todo el planeta.

Estos hombres, mujeres y niños son detenidos al llegar, para luego ser deportados en unas pequeñas embarcaciones que lanzan al mar sin ninguna protección, exponiéndolos a perder su vida, como en efecto ocurrió con el más reciente naufragio del que ya han aparecido 33 cuerpos flotando en las costas de Venezuela. Un hecho que viola los pactos internacionales en materia de refugiados, desplazados y la Convención de Viena, que obliga a los países signatarios a dar la protección social, jurídica y alimentación a migrantes. Estamos en presencia de la debilidad de Acnur, la OEA y la ONU como organismos internacionales, por no haber asumido la defensa de los migrantes venezolanos ni denunciado ante la CPI al ministro de Trinidad y Tobago por cometer crímenes de lesa humanidad establecidos en el artículo 7 del Estatuto de Roma.

Como abogado defensor de los derechos humanos también denuncio a los países receptores de nuestros migrantes por la falta de humanidad y trato xenofóbico. Olvidan que en una oportunidad Venezuela recibió a su gente con los brazos abiertos y les permitió gozar de todos los derechos.

 


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