Al igual que la pandemia, la crisis venezolana también ha mutado, originando nuevos escenarios y situaciones, tanto a lo interno del país como para quienes desde la comunidad internacional asumieron un papel dentro del conflicto.

La correlación de fuerza, presión interna y externa ha cambiado ampliamente. Por ejemplo, ni Juan Guaidó es el gran líder del cual el mundo hablaba, ni Nicolás Maduro es el “usurpador” “acorralado”. Aún con sanciones, baja producción petrolera y otros puntos adversos, el chavismo ha logrado sobreponerse y mantener el poder por encima de los obstáculos, al punto de lograr desinflar a la oposición, llevarla a su terreno electoral y no sentir ningún tipo de presión para volver al diálogo en México.

En este mismo orden, Venezuela dejó de ser prioridad en la Casa Blanca, en la Patagonia y en Bruselas, pero sigue siendo el vecino “molesto” a quien hay que ayudar a recuperarse.

Bajo este panorama, sin prisa pero sin pausa, la Casa Blanca sigue intentando alinear soluciones a la crisis venezolana. El 15 de febrero se realizó una reunión de alto nivel sobre Venezuela, encabezada por Estados Unidos, la Unión Europea y 12 países más. Todos coincidieron en«la importancia de reanudar urgentemente en México las negociaciones y de que estas sean inclusivas y de buena fe».

La pregunta del millón de dólares es: ¿a quién le interesa México y cómo volver hasta allá? En orden de prioridad, México es más necesario para Estados Unidos y la región, que para la misma oposición o el gobierno de Maduro.

Para la administración Biden, México significa la forma más coherente y elegante de decir: “estamos fuera del desastre al que nos llevó Trump, este problema es de los venezolanos, que se sienten y lo resuelvan”. Los vecinos y el resto del mundo ven en México la posibilidad de alcanzar un acuerdo que, mejore la situación del país y detenga la crisis migratoria, la cual les afecta directamente.

Si hablamos de la oposición G4 (lo que queda) más el “interinato”, México puede demorar todo el tiempo necesario, eso sí, siempre que exista el dinero para cubrir sus gastos. Interesante recordarles que, por primera vez, una reunión tan importante sobre Venezuela y con el Departamento de Estado a la cabeza, no incluyó la ratificación del interino.

Conversando sobre México con un alto funcionario del gobierno de Nicolás Maduro, me dijo “la oposición está entrando en la vía electoral del 2024, hemos aprendido a vivir con el bloqueo criminal, estamos en vía de solventar la deuda social y el país está en calma, ¿cuál es la prisa?”.

Al parecer la falta de prisa se ha convertido en el principal obstáculo para volver a México. En medio de este panorama gobiernos, activistas, figuras políticas y personalidades han pensado en la necesidad de construir “incentivos” para revivir el proceso de diálogo. La pregunta angular es ¿qué espera el gobierno de Maduro y qué puede ofrecer Estados Unidos?, entendiendo que el interinato no tiene nada para dar.

Comencemos por las declaraciones de Juan Guaidó a Bloomberg a finales de enero, donde sugiere a Estados Unidos aliviar sanciones contra Maduro para destrancar el diálogo en México. La verdad es que la administración estadounidense ya se había planteado algunas acciones que pudieran “incentivar” el retorno al diálogo, no es una idea original de Guaidó, pero tal como se reafirma en la declaración de la reunión de alto nivel, el alivio de sanciones o cualquier gesto de flexibilización, vendría después, no antes.

En el intermedio de estas declaraciones, todos se preguntaban ¿qué puede incentivar al Gobierno de Nicolás Maduro? Los diferentes grupos que hacen vida en el chavismo coincidieron en lo esperado, aunque fue Diosdado Cabello quien enfatizó la respuesta: Alex Saab.

Un importante exfuncionario de la Casa Blanca me comentó: “No hay forma de hacer nada con Saab hasta que no tenga una condena firme”. Dos días después y el mismo día en cual se celebra la reunión de alto nivel sobre Venezuela, se “filtra” un documento de la DEA que, entre otras cosas, coloca a Alex Saab como un colaborador, lo cual se puede traducir como una respuesta “indirecta”: “Sr. Maduro, piensen en otro incentivo”.

Como analista, siempre me están consultando. La primera pregunta después de esto es: ¿ahora qué?.

Responderé con una frase de Napoleón: “En la guerra, como en el amor, para acabar es necesario verse de cerca”, me refiero a la Casa Blanca y el Palacio de Miraflores, pero es precisamente aquí donde entramos al punto ciego.

Estados Unidos sigue teniendo la palabra de peso para ayudar a poner fin al conflicto, pero algunos funcionarios consideran que entrar en una conversación directa con el gobierno de Maduro terminaría de sepultar a la oposición y los haría retroceder en su posición de no-reconocimiento. Por su parte, el chavismo alega que no tienen ningún problema en seguir conversando con Gerardo Blyde, el G4, o incluso Guaidó, pero allí no hay capacidad de garantizar condiciones las cuales solo dependen de la administración estadounidense.

¿Cómo termina la historia?, todavía no hay forma de saberlo. Con respecto a Alex Saab la película abre un nuevo capítulo, donde coincido con una fuente estadounidense quien considera que Saab solo compró una “póliza de seguro” y que no dio información de relevancia en aquel entonces. Lo cierto es que, para quienes consideran imposible cualquier transacción sobre Saab, les recuerdo la existencia de un caso el cual también parecía imposible: la liberación de los “cinco espías” o “cinco héroes cubanos” (la definición depende de quién me lea).

Cinco hombres condenados con hasta dos cadenas perpetuas por cometer espionaje en contra del gobierno de Estados Unidos, fueron liberados después de un proceso de negociación. El 17 de diciembre de 2014, Raúl Castro anunciaba el retorno de Los Cinco y el comienzo de un proceso de normalización de relaciones diplomáticas con Estados Unidos como parte de un nuevo camino en los vínculos bilaterales, en política nada es imposible.

Al gobierno de Nicolás Maduro, les sugiero ser más estratégicos y dejar para “después” el tema Saab, es falso que lo dejarán morir de hambre en los calabozos gringos. Con respecto a la administración estadounidense, necesitan ideas innovadoras y darle voz a personas que entiendan mejor la naturaleza del chavismo, es la única forma de dar un repuesta eficaz y hacer control de daños sobre el mal manejo de Trump en el tema Venezuela, más estando en un año electoral, se trata de reflexionar sobre lo que esperan ¿salir de esto o seguir dando largas para sentarse en un panorama menos alentador?

Con respecto a México, no le veo vida en lo inmediato, recomiendo trabajar en lo estratégico y sustancioso para que esa mesa no siga siendo una simple puesta en escena sin resultados reales y concretos. Mi gente, aunque no lo queramos admitir, la última palabra sigue estando en el 1600 Pennsylvania Avenue NW y en la Av. Nte. 10, Caracas 1012.


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