La dirigencia venezolana tiene una deuda con los venezolanos: no asumió el mandato ciudadano expresado abierta y libremente en un plebiscito que se organizó y se materializó ante la movilización de millones de venezolanos.

Este 16 de julio se cumple un año más de aquella gesta de valentía ciudadana, aquella demostración de deseo nacional de cambio, se cumple un año más de una deuda que no se saldó, de un compromiso que no se respetó por parte de la clase política venezolana.

En aquella oportunidad la ciudadanía dio una orden clara sobre la ilegitimidad del régimen, sobre el cambio de gobierno y sobre la actitud que debió tomar la conducción política opositora. Todo quedó en un saludo a la bandera, en una gran actividad que no pasó a mayores, todo se limitó en un deseo que nunca se concretó.

Varios diputados, leales y consecuentes con el sentimiento nacional manifestado en el plebiscito, decidimos crear un bloque parlamentario para defender los valores esgrimidos ese 16 de Julio e impulsar una política más coherente con los anhelos de los venezolanos, por eso se estructuró la Fracción 16 de Julio que une a asambleístas de partidos como Vente Venezuela, Alianza Bravo Pueblo, Convergencia e independientes.

Se trata de una plataforma que, al ser firmes en el respeto de los deseos y anhelos ciudadanos, ha representado un obstáculo a aquellos factores políticos venezolanos que obviaron el mandato social del 16 de Julio y han decidido mantenerse en una política de diálogos, conversaciones, pactos y elecciones con la usurpación.

Nadie nos ha movido en los objetivos, que siguen vivos y vigentes, de aquel 16 de Julio nadie nos moverá de una posición de lucha cívica y democrática en contra de un régimen que solo conversa para fortalecerse y que cada vez extiende más sus garras para tomar más y más del poder en detrimento de los derechos de los venezolanos.

En este momento, debemos hacer un análisis exhaustivo del camino recorrido y promover un cambio en la orientación política democrática venezolana. Es fundamental modificar estrategias, transformar las tácticas y emprender nuevas opciones que sí nos permitan avanzar en los objetivos planteados.

Nunca es tarde para materializar, tal cual, el mandato expresado por la sociedad venezolana el 16 de Julio, porque hay otras formas de alcanzar los mismos objetivos mediante, por ejemplo, propuestas como la Operación para la Paz y la Estabilización que presenta ideas que pudieran darle un vuelco a la realidad actual de la lucha venezolana.

En conclusión, debemos cumplirles a los venezolanos y la única forma de ello es que la dirigencia democrática deje atrás las posiciones timoratas, que deseche el colaboracionismo y las mesas de diálogos infructuosas, y se concentre en posiciones más firmes, más fuertes y más decididas.

Seguir por la misma senda que nos han presentado es una actitud irresponsable y complaciente de nuestra parte, debemos cambiar formas, métodos y estrategias, es la hora de ser más frontales, de fijar la agenda política del país y de fomentar acciones concretas y definitorias.

Debemos rescatar el espíritu del plebiscito del 16 de Julio y hablarle claro al país, dejar las maniobras políticas, con p minúscula, obviar el sectarismo, y trabajar por la verdadera causa que nos convoca a todos: la libertad de Venezuela.


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