Cuando se observa lo que le ocurre a una empresa u organización, y aun a un país, tanto en lo interno, como en su entorno, una parte de la explicación hay que buscarla en el pasado; pero no con el criterio de encontrar soluciones, sino solo para revisar qué se hizo bien y qué se hizo mal.

En realidad, las soluciones están sólo en el futuro pues al pasado no podemos cambiarlo y las condiciones que había entonces eran diferentes. Casi siempre lo que nos pasa hoy de forma negativa, tiene que ver con algo que en el pasado quedó mal o no fue previsto. Y normalmente está relacionado a la falta de visión estratégica o, si la hubo, a la selección del escenario equivocado.

Hay tres preguntas que son útiles para aproximarnos al pasado: qué vi, qué hice y qué no hice.

Por ejemplo, el reconocimiento de la situación de pobreza que había en el país hace 30 años (qué vi), nos podría haber puesto en la perspectiva de que era algo que se devolvería en contra si no lo considerábamos (qué no hice) y preferimos o bien no pensar en eso, o bien posponerlo (qué hice).

Si al planificar el futuro no asimilamos la experiencia y la convertimos en cambios, estamos condenados a repetir la historia; porque hoy se ve la realidad y tenemos la capacidad de hacer las cosas correctas y tomar responsabilidad por las que no hagamos. ¿Y qué es lo correcto? Pues aquello que nos permite corregir errores y ajustar rumbos, para evitar repeticiones.

Es bueno tomar conciencia de que, dada la criticidad de nuestra realidad venezolana, y considerando nuestras expectativas de un futuro mejor y exitoso; y dado que nuestra realidad proviene de un pasado pobre en visión y planificación, ya no es más posible arreglar las cosas planificando “cambios” que signifiquen “más de lo mismo”, pues nos llevará a repetir la historia; ahora tenemos que ir más a fondo, tenemos que cambiar paradigmas.

Lo cual significa que los movimientos autoinducidos deberán ser mayores e incómodos; deberá haber cambios de mentalidad, de lógica de funcionamiento y de comprensión. Significará que, si algo no ha cambiado, entonces estará mal.

Estoy claro en que no se deben producir cambios violentos en los procesos, pues pueden alterar la capacidad operativa de las organizaciones; pero sí se puede dar un cambio violento de estrategias y comenzar a implementarlas.

Un ejemplo de algo que debe transformarse, es la toma de conciencia del sector empresario sobre el rol que tiene en la reducción de la pobreza y la inclusión social. Ya los gobiernos no tienen la capacidad de lograrlo por si solos; otros actores deben asumir responsabilidades. Hacen falta planes concretos de cada empresa en relación a su entorno directo; hacer esta tarea debe partir de su core business, de su estrategia. Y eso requiere cambios importantes en los procesos de negocio.

El presente es tan efímero, que se convierte en pasado, a veces sin darnos tiempo a hacer las cosas que debemos. La mejor manera de evitar que el presente nos sorprenda es a través de la planificación. El ciclo “pasado-presente-futuro-nuevo pasado”, puede ser virtuoso si entendemos los cambios que debemos hacer, y vicioso si no lo hacemos.

Romper un ciclo negativo requiere de autocrítica, orientación a la innovación y capacidad de cambio. Y eso es lo que nos hace falta. La inercia es la peor enemiga del progreso y la evolución.

Y estamos arrancando un año con todos los días a estrenar… un año nuevo y sin uso. Vamos a aprovecharlo.

Noticias destacadas

  • EFE: Activistas y ONG claman por la liberación de los presos políticos en víspera de año nuevo. Piden «amnistía como medida humanitaria» de Año Nuevo para que los presos políticos puedan regresar a sus hogares en 2023.
  • El Nacional: Jorge Rodríguez descarta nueva reunión con la oposición: «Es atemporal».
  • EFE: Guaidó cree que eliminación de gobierno interino debilita a la oposición. Insistió en que suprimir esta figura representa un «salto al vacío» para los opositores. A su juicio, puede poner en riesgo los activos que se encuentran en el exterior. «Suicidio político» o nueva ruta para el cambio: el debate que selló fin del gobierno interino.
  • El dólar oficial cerró el año costando 280% más que al cierre de 2021 (es difícil aceptar que la inflación cerró por debajo de ese número).
  • El gobierno ucraniano denuncia un «ataque masivo de misiles» en todo el país a pocas horas de terminar el año. Ucrania continuará luchando hasta la “victoria”, promete Zelenski en su mensaje de fin de año.

Lo que no fue noticia (y debería serlo)

  • Que Lula asume la presidencia de Brasil, con medio país en contra visceral, y con un gobierno conformado por liberales de mercado en puestos clave de toma de decisiones. No hay que esperar que este Lula, sea el de antes. Pudo llegar al poder solo comprometiéndose a “dejar de ser Lula” y ser algo diferente, difícil de anticipar.
  • O que en lo que sí Lula seguirá siendo Lula es en lo político; por lo que fortalecerá su relación con Argentina y restaurará la relación con Venezuela. Será el dirigente más poderoso de la región e influirá sobre todos los países. Recordar que le sugirió a Maduro (unos años atrás) que formara un gobierno de coalición. No está claro que este sea un buen momento para volver a plantearlo, porque Maduro ya le ganó a la oposición. El problema lo tiene entre sus propias filas que están bastante divididos.
  • Ni que el viernes pasado nació una nueva categoría de opositores chavistas, que se suma a la mesita y a los alacranes. Son los escorpiones. En todo caso, la característica que comparten es que no se puede confiar en ellos, porque a la larga o a la corta, siempre traicionan… porque está en su esencia… la esencia del escorpión.
  • Tampoco que hay que estar atentos a la cadena de eventos que pudiera desatarse con lo de la desaparición del interinato en la oposición, porque tendrá impacto en el chavismo, y de ellos depende que siga o no siga la estrategia del dólar y del mercado. Atentos a señales débiles (ya hay algunas) que pudieran fortalecerse y convertirse en decisiones.

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