Los bonos de deuda son formas de lograr endeudamiento para propósitos de expandir/consolidar la producción sin el apoyo de entidades bancarias. Las empresas emiten bonos porque les resulta mejor que pedírselos a los bancos, especialmente, cuando se trata de proyecto a 20 o 30 años.

Básicamente, dependiendo de lo lejos que sea el vencimiento de los bonos, se tiene un valor distinto de compra, cuya diferencia es el interés. Cuanto más alto es el rendimiento de un bono, más alto es el riesgo de la empresa que emite ese bono.

Cuando ocurre que el uso de los recursos obtenidos por los bonos no se invierte en la misma compañía en temas de mantenimiento e inversión, sino que se sacan de la compañía para utilizarlos con objetivos políticos y de corrupción, la empresa se descapitaliza, y se le induce un nivel de riesgo que se ve reflejado en los rendimientos de esos bonos.

Una falla en cumplimiento o el default de los bonos emitidos puede llevar a la restructuración profunda o hasta a la liquidación de la empresa, como es el caso de Evergrande en China, cuya falla arrastró a toda la economía China que había apalancado el 45% de su PBI en el negocio inmobiliario, del cual esta empresa forma parte relevante.

Cuando uno se pregunta en manos de quien están esos bonos -o sea, quiénes son los acreedores de Evergrande- la respuesta se encuentra en la estrategia de portafolio de grandes fondos de inversión, en los cuales participa alrededor de 3%, o a veces un poco más, considerando la mejora importante que por sus altos rendimientos les produce a esos fondos.

Para que se entienda mejor, en un extremo de la curva de portafolio se encuentra los bonos de más bajo rendimiento, pero, a su vez, los más sólidos y seguros del mundo que son los del Tesoro de los Estados Unidos; en el otro extremo se encuentran aquellos que, como en el ejemplo chino que utilicé, tienen muy alto rendimiento porque son de alto riesgo.

Si bien tomé ese ejemplo, lo cierto es que su caso es aplicable a muchas grandes empresas que son relevantes, y hasta vitales, en las economías de sus países; por lo que el manejo de cada caso no puede ser ni politizado ni ideologizado, porque, en la mimetización, o declaración de “alter ego” entre la empresa y la república, le transfiere todo el peso reputacional al país, complicándole el proceso de recuperación… porque lo que no cabe duda es que la caída de este tipo de empresas arrastra económicamente a sus países y puede terminar quebrándolos.

El daño sería tan fuerte que podría llegar a extinguir la empresa de una forma reactiva y anárquica (tsunami) versus el trabajar en forma proactiva sobre la reestructura o liquidación. Porque hay que entender que el hecho de que la empresa sea y haya sido mal manejada, no significa que el negocio en el que se encuentra sea un mal negocio… significa solo incompetencia y corrupción dentro de la empresa, de sus accionistas, directivos y stakeholders relevantes que permitieron que eso ocurriera.

Salvando las distancias, la empresa petrolera más relevante de Estados Unidos en su momento, que era Enron, al quebrar, no afectó a la economía en su conjunto, por la diversificación de los negocios y porque las instituciones funcionaron… y lo hicieron de tal manera que, pese a la brutal complicidad de stake holders relevantes como bancos y firma de auditores (Arthur Anderson). Y no solo se reacomodó el negocio petrolero de cara adentro del país –lo cual fue bueno- sino que se generaron casos de estudio en universidades y cambio en los perfiles legislativos como la ley Sarvanés-Oxley que cambió para siempre las normas de control, interno y externo para empresas y gobiernos.

En otras partes del mundo hay empresas relevantes para sus países que ya tienen destruida su reputación por incompetencia y corrupción, y por no pagar sus deudas, no cumplir con normas ambientales y tener seriamente comprometida su supervivencia y sustentabilidad, pero las siguen manteniendo con “respiración asistida” para seguir sirviendo como fuente de financiamiento de las economías paralelas que se producen en países sin democracias, y con la institucionalidad seriamente comprometida.

Noticias destacadas

  • “Citgo no se ha perdido gracias a la estrategia diseñada en 2019 por la Asamblea Nacional de 2015. No hay ninguna sentencia de la Corte de Delaware que diga que el Gobierno interino desvió recursos. Se ha citado la sentencia del 23 de marzo de 2023, pero esa sentencia no habla de apropiación alguna ni tampoco se refiere a 19.000 millones. Con errores y aciertos, Citgo sigue siendo propiedad de Pdvsa gracias a esa estrategia de defensa. Citgo es hoy una empresa rentable y exitosa”.
  • AFP: Maduro acusa a Israel de «genocidio» en Palestina (se sigue cometiendo el error de asimilar un pueblo con un grupo terrorista… no son lo mismo, pero los últimos se mezclan y esconden tras los primeros).
  • Llegó a Venezuela el secretario general de la OACI
  • Hezbolá amenazó a con atacar posiciones de EEUU si interviene en el conflicto entre Israel y Hamas.
  • Israel ordenó el sitio total de la Franja de Gaza: “Sin luz, comida, ni agua” (¿nuevas reglas de juego para una guerra no convencional? ¿Será que la nueva regla es “no rules”?).

Lo que no fue noticia (y debería serlo)

  • Que es interesante apreciar que, antes, una declaración de guerra era un evento entre dos naciones. Hoy nos encontramos con un estado, Israel, declarando la guerra a una organización terrorista, Hamás. Habrá que ver si en este nuevo tipo de guerra, se aplican las reglas usuales, o si se trata de una zona legalmente liberada, y cada una de las partes puede hacer cualquier cosa que crea parte de su “justa venganza”.
  • O que es impresionante como el tema Ucrania redujo sustancialmente su presencia en medios, ante el nuevo conflicto en Israel. Pasado el impacto mediático, con la lupa del mundo sobre esto, se incorporará al lote de noticias, compitiendo diariamente con Ucrania; hasta que uno de los dos dé un golpe espectacular que lo vuelva a poner por encima del otro. O cuando un nuevo conflicto armado se sume a estos dos actuales… que hoy es perfectamente posible.
  • Ni que hay que considerar que los sucesos de Israel no serán inocuos para Venezuela, por la estrecha relación que el gobierno mantiene con Irán, con Herzbolá y con Hamás. Si se comprobara que hay estadounidenses entre los secuestrados por Hamás, y Estados Unidos se volviera beligerante, toda la fantasía de negociaciones políticas, podría derrumbarse… de hecho todo indicaría que ya están afectadas.
  • Tampoco que la presencia de la OACI en Venezuela podría representar el punto de partida de un plan de acción para actualizar nuestro sistema de aeropuerto y seguridad, en tierra y aire, y, tal vez, si no se politiza, podamos volver a tener un aeropuerto como el que tuvimos en el pasado. Hay muchas materias pendientes que, para ser actualizadas, requerirán de inversiones importantes que el estado no puede hacer sin sacrificar deberes primarios como atender a la población en situación de pobreza que ya debe haber regresado al 90% de la población. Nueva oportunidad de privatización… ya se demostró que el estado no sabe mucho de manejar empresas… y el aeropuerto es una empresa compleja que requiere de profesionales con experiencia internacional en estos temas. Requiere de un benchmarking en tiempo real.

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