Cuando un acto de corrupción ocurre, en general no es una sorpresa, sino que, por el contrario, todos sabían que a la larga o a la corta, iba a ocurrir; pues las condiciones estaban dadas. Es un poco la profecía que se cumple sola.

Debemos considerar que el territorio donde se desenvuelve la corrupción (por definición) es el de la Administración Pública, y que los actores son un funcionario público, que obtiene beneficio por parte de un particular, el cual lo hace, para lograr algo, siempre violando alguna regla. En ese sentido, cuanto más grande el tamaño del estado más posibilidades de corrupción; por el contrario, cuanto más pequeño menos oportunidades, pues la cantidad de decisiones, fondos y actividades sujetas a la discrecionalidad de un funcionario público, son menores.

Por ejemplo, los mega planes de desarrollo basados en una amplia participación del Estado son una fuente potencial de corrupción, la cual no desaparecerá colocándole alcabalas ni controles (“a cada alcabala le sale su camino verde”). Por el contrario, cuantas más alcabalas de control se creen, más oportunidades de corromper a las alcabalas habrá.

En general se puede decir que el tema de la corrupción es algo estructural y no puntual; y puede apreciarse en cuatro planos:

  1. El de la estructura jurídica, gerencial y tecnológica, el cual está asociado a sistema jurídico (Constitución, leyes, reglamentos, decretos, resoluciones y normas en general), a sistemas de organización, procesos y trámites, a tecnología de información y en general a transparencia.
  2. El de las personas, asociado al apego a normas éticas y morales que son las que se aprenden de niño y joven (luego es más difícil) y se complementan más tarde con el cumplimiento de las leyes. Debe incorporarse la percepción generalizada de considerar un “gafo” a aquel que las cumple.
  3. El de la prevención que consiste en privilegiar la creación de un ambiente/estructura, que evite que ocurran actos de corrupción, versus el de
  4. la orientación al castigo que consiste en privilegiar la creación de aparatos de represión que persigan o declaren prospectos a corrupto sin que haya garantías de éxito.

La orientación que en un país se le dé al número uno dependerá del número tres y del cuatro. O sea que si el diseño de la estructura jurídica, gerencial y tecnológica se utilizará para prevenir o para castigar.

Creo que la opción es bien clara a partir del costo de oportunidad de cada una: cada grado de esfuerzo y dedicación aplicado al problema de la corrupción, está compitiendo entre la prevención y el castigo; entre la creación de condiciones para evitar que se repita y la persecución de culpables con intención de castigarlos. Y así no lo parezca, en grandes números, ambos son mutuamente excluyentes.

En todo caso, el marco regulatorio debería servir para evitar los errores de buena fe, a los cuales está expuesto cualquier funcionario (especialmente aquellos que “debutan” en la administración pública) considerando la maraña de disposiciones entre la cual debe desenvolverse.

Lo anterior me lleva al tema de las personas (número 2) para las cuales la honestidad debería ser un componente indispensable para el buen funcionamiento de la administración del Estado. Tanto desde su rol como funcionario, como en su rol como parte privada necesaria para la existencia de la corrupción.

Así como las leyes deben proteger al funcionario honesto contra los errores involuntarios, también deben evitar que el corrupto prospere. Esto es atacar los problemas, por pequeños que parezcan, con la máxima firmeza; evitándose así que evolucionen a grados más complejos: el más mínimo indicio por forma de vida, gasto excesivo, relaciones familiares y parentescos en el trabajo, concentración de poder o decisiones y falta de transparencia; debe generar una acción preventiva para cortar cualquier posibilidad. El funcionario público, a diferencia del privado, administra y maneja bienes públicos, debido a lo cual debe tener una vida transparente y que no permita dobles interpretaciones, ni necesite aclaraciones especiales. Como decía mi abuelita, “no solo hay que ser, sino parecer”.

Un buen ejemplo de cómo la actitud de la gente le quita relevancia al sistema punitivo, está en los países de mayor presión tributaria, que a su vez son los que tienen menores niveles de evasión. Y esto se debe básicamente a que la gente paga, no solo por las penalidades asociadas, sino porque debe pagar; está mentalizada en que debe hacerlo. Y no habría controles suficientes para «pescar» evasores, si el criterio de la gente fuera no pagar.

Los esquemas de control basados en alcabalas, o sea en puestos de revisión, han demostrado tradicionalmente, que son débiles, tanto desde el punto de vista de los resultados, como de la moral de la gente que los ejerce. Además, concentran toda la energía en un punto, que trata de cubrir la mayor cantidad de casos posible, pero que sin duda no son todos. La experiencia muestra que las excepciones son mayoría y que, al no estar contempladas, comienza la discrecionalidad al tratar de asimilar una situación nueva, a una cubierta por el control.

Otra desventaja de la concentración en un punto de control, es que con evadir la alcabala ya se superó el control, y los procedimientos asociados no prevén estos casos. El esquema de alcabalas no tiene posibilidades de éxito para grandes masas de sujetos a ser controlados. El control por alcabalas puede ser usado solamente en poblaciones pequeñas de sujetos de control, por periodos de tiempo cortos y para pocos parámetros de revisión.

En Latinoamérica, a corto plazo, la corrupción solo puede ser minimizada, pues su erradicación es de alguna manera un lujo al que nos costará llegar por el perfil de sociedad que somos; hay mucho de cultura asociada a la “viveza criolla”, que actúa como un factor inhibiente de los cambios necesarios para eliminar la corrupción.

La vía rápida para restringir el marco de acción de la corrupción es tomar un conjunto de acciones, que cubren los cuatro planos mencionados al principio, las cuales, a su vez, tienen beneficios más allá de la propia corrupción:

  • Achicar sustancialmente el aparato estatal y modificar su organización.
  • Minimizar la burocracia.
  • Traspasar a manos privadas (desestatizar) absolutamente toda actividad de perfil privado que esté en manos del Estado (y analizar como un caso especial a Pdvsa).
  • Abrir al público en general la información correspondiente al manejo de la tesorería y las finanzas públicas.
  • Abrir al público la información sobre los procesos de compras, contrataciones y adquisiciones.
  • Privilegiar al sistema de control interno por encima del externo, como base rectora del control fiscal.
  • Desplegar un programa de gerencia del cambio, considerando educación y formación de funcionarios y del público en general.
  • Masificar el uso de tecnología de información e Internet en el gobierno.

En resumen, la estructura jurídica, gerencial y tecnológica debería orientarse a la prevención y no al castigo (pues de este último se debe ocupar la justicia y no el gobierno) y lo personal debería orientarse a la prevención y al castigo primario, el cual consiste en separar preventivamente de su cargo al funcionario que presente señales claras de desviación a las normas éticas y morales (ser y parecer…).

Es de esperar que el proceso de cambios que se está llevando a cabo no resulte en cambiar todo para que nada cambie. Tenemos la gran oportunidad de recomenzar con instituciones frescas y orientadas a la prevención, en las cuales operen en forma balanceada tanto el marco jurídico institucional, como la probidad de las personas.

Hay que evitar que la corrupción siga siendo la profecía que se cumple sola.

Noticias destacadas

  • Descifrado: Sector primario de alimentos quedó fuera del IGTF y del sistema de retenciones del IVA (por algún lado había que empezar).
  • Tal Cual: Monto involucrado en corrupción llega hasta 23.000 millones de dólares, según Escarrá. El diputado por el PSUV Herman Escarrá indicó que se esperan nuevos procesos judiciales y allanamientos en varios estados del país, como Aragua y en Caracas.
  • El País (reportaje). La corrupción de Pdvsa golpea de lleno al chavismo: de modelo a lastre para la economía de Venezuela.
  • Bloomberg: Lucha de poder, ventas impagas agitan élite gobernante Venezuela.
  • Tal Cual: Sigue la «meneada de mata» en Pdvsa con cambios en su directorio.
  • La Ceiba: “Entre tantas, quedó relegada la noticia sobre la ‘actualización sobre la situación en Venezuela’ que hizo ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU la presidenta de la Misión Internacional Independiente de Determinación de Hechos, Marta Valiñas, que fue simplemente demoledor”.
  • Powell dice que la dirección de SVB «falló gravemente», sugiere cambios en supervisión bancaria (eso parece claro… no lo vieron venir).
  • Fernández y Lasso se maltratan por carta y llevan la relación de Argentina y Ecuador al límite.

Lo que no fue noticia (y debería serlo)

  • Que al designar al presidente de Pdvsa como ministro de Petróleo se sigue cometiendo el error de mezclar el diseño y seguimiento de políticas públicas, con la ejecución y operación del negocio petrolero. Un ministerio solo debe manejar información, mientras la empresa es la que se dedica al negocio. Es posible que ahí esté una de las causas duras de la corrupción… “se pagan y se dan el vuelto”.
  • O que cuando un tema –como este de la corrupción– se posiciona y desplaza a todos los demás, hay que pensar que hay ángulos que no estamos viendo y que hay otras cosas que sí están (o siguen) pasando, pero que, con esto, ahora no se notan. ¿Quién se beneficia y quién se perjudica? ¿Qué está pasando en paralelo, y quién y con quiénes están negociando? Ya vendrán las sorpresas.
  • Ni que si la situación del chavismo rompió los muros de la verticalidad y la disciplina y se filtró a la opinión pública es porque los problemas internos son realmente graves… hasta cismáticos. Es de esperar que lo que resulte sea para mejor, y no para empeorar nuestra ya precaria situación.
  • Tampoco que la propuesta de Fedecámaras de buscar un medio de pago común con Colombia podría buscarse a través de los mercados de capitales. Tanto con estrategias comerciales como el factoring, como con el respaldo de acciones de las empresas de ambos países. Buscando espejos de custodias, e integrando los mercados. Lo cual podría llegar a extenderse al resto de la región

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