Para que un país pueda considerar seriamente que tiene opciones para sostenerse como competidor global, debe balancear (como comunidad, como un todo) tres elementos:

  • la solidez de sus instituciones públicas y su infraestructura de servicios,
  • coherencia en su estructura económica, y
  • un fuerte contenido social que incluya a la transparencia, la ética y la moral como pilares importantes.

Un perfil general de Latinoamérica la coloca con los dos primeros elementos en vías de consolidación (unos países más que otros), y con el tercero (el de la transparencia, la ética y la moral) aún muy incipiente.

En general, la participación en mercados globales, no se da solo por precio o tasa de retorno propiamente dicha, sino por el concepto de «riesgo-país», el cual distorsiona precios y tasas, y hace perder continuidad a los negocios.

Hace falta un sistema jurídico imparcial, reglas de juego comercial y económico acordes con el resto de la comunidad internacional y una orientación innata en la gente hacia la honestidad y la transparencia.

Hasta que no haya sistemas de salud y de educación que prioricen al ser humano (versus priorizar la burocracia), hablar de atención al cliente y de mercados globales, no pasa de ser, de alguna manera, un eufemismo.

Para Latinoamérica, entrar en las «ligas mayores» de la globalización pasa a ser mucho más que buenos precios y tasas atractivas.  Es tener países organizados en forma armónica, en los cuales la «riqueza» macroeconómica se refleje en bienestar microeconómico para todos los ciudadanos.

Estamos en una situación especial en la cual, por lo menos en lo económico y lo social, no podemos seguir como vamos… porque vamos mal.

La solución “solo de cara adentro” no va a funcionar, porque se nos acabaron los recursos para operar; ahora necesitamos recursos externos –inversiones- que no van a llegar a menos que se produzca un cambio en las relaciones que este sistema de gobierno, ha forzado a sostener.

Nos hemos enemistado con quien siempre fue nuestro apoyo y nuestra muleta. Tratando de engancharnos con otro tipo de regímenes que no están ni cultural ni territorialmente, cerca de nosotros. No tenemos nada que ver ni con chinos, ni con iraníes ni con rusos, y además, están muy lejos. Y cuando se desate la gran guerra que se avizora, y que parece no tener vuelta atrás, no solo seguirán lejos, sino que serán los enemigos del mundo al que siempre hemos pertenecido.

Porque en estos años de disputas estériles que terminaron empobreciéndonos, nunca hemos dejado de pertenecer a ese mundo, que está liderado por Estados Unidos y al cual, orgullosamente, pertenece Europa. Estamos del lado equivocado de la ecuación, y eso tiene que cambiar. La gran pregunta es si se puede cambiar con el chavismo en el poder; y si con reemplazar a los funcionarios sancionados y perseguidos por la justicia americana, sería suficiente como para producir el cambio que necesitamos, así el chavismo siga en el poder.

Como Venezuela necesitamos entrar en las «ligas mayores» de la globalización, porque de otra manera el aislamiento y las sanciones terminarán por reducirnos aún más. Porque si hoy tenemos 21 millones de pobres sobre 26 millones de habitantes, a este paso, si no damos un golpe de timón, tendremos 23 millones de pobres al finalizar 2024.

Necesitamos cambios de fondo, reorganizarnos y buscar crecer en forma armónica, pero acelerada, para que rescatemos algo de la «riqueza» macroeconómica que supimos tener, y que se refleje en bienestar microeconómico para todos los ciudadanos.

Noticias destacadas

  • Fiscal de la CPI: Nuestra oficina ha concluido que existe base suficiente para creer que al menos desde abril de 2017 en adelante, miles de opositores percibidos o reales del gobierno de Venezuela fueron presuntamente perseguidos por motivos políticos, arrestados y detenidos sin base legal adecuada.
  • Sin interinato, la AN opositora no puede acceder a fondos para pagar litigios. El juego internacional se trancó para la Asamblea Nacional electa en 2015.
  • Venezuela aumentó un 13% las exportaciones de crustáceos y pescados en 2022. La producción de camarones en el país se lleva a cabo en los estados Zulia y Falcón, en el noroeste, con la participación de empresas privadas.
  • María Corina Machado: “El que crea que cuando una empresa es pública es de la gente, no ha entendido nada… En Venezuela, empresa pública es empresa al servicio de los políticos de turno” (bueno… de eso se trata… de poner fin al Estado empresario, para que realmente se dedique a gobernar y deje a las empresas en manos de empresarios).
  • El FMI reclama a Argentina políticas «más fuertes» para lograr estabilidad. El FMI aprueba desembolso de préstamo de US$5.300M para Argentina (que son básicamente para pagarle a ellos mismos, y evitar el default… o, al menos, posponerlo).
  • La UE: «China trata de cambiar el orden internacional: se está volviendo más represiva en casa y más asertiva en el exterior».

Lo que no fue noticia (y debería serlo)

  • Que la participación /intervención de Colombia en los temas de Venezuela está funcionando como “un elefante en una cristalería”; les falta la mano izquierda del diplomático de oficio. Y tienen un problema interno de guerrilla que deberían solucionar antes de tratar de solucionarle los problemas a los demás. Detrás de esto hay algo que seguramente no es bueno.
  • O que, si el gobierno de Venezuela no reaccionó ante la propuesta de las negociaciones en Colombia, y en la convocatoria dicen “Un continente sin sanciones”, seguramente algo tuvieron que ver en este armado. Habrá que ver si alguna de las oposiciones también estuvo de acuerdo.
  • Ni que la decisión de eliminar el interinato fue, a todas luces, una mala decisión. Venezuela se quedó sin la única capacidad que tenía para gestionar en el exterior, así estuviera en manos de la oposición. Con esa experiencia en mente, la oposición debe pensar bien a quién elije.
  • Tampoco que la propuesta de extender el período de prescripción (statute of limitations) es una señal positiva que, para que funcione, los bonistas no americanos, deberían integrarse para tener masa crítica para negociar. O bien directamente con el gobierno (podría ofrecerles el conjunto de activos privados en manos del estado, y las empresas del Estado que estarían mejor en manos privadas), o bien para extender legalmente los plazos en Nueva York.

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