Recientemente ocurrió la partida física del respetable padre Francisco José Virtuoso, persona que sin lugar a dudas, a quienes lo conocimos, nos compromete aún más el trabajo que venimos realizando siempre con la gente; recordando esa afirmación que hiciera: “Vivir de cara al país y para este país”.

El admirable padre nos deja un inmenso legado de responsabilidad, compromiso y entrega con las causas. Una vida hecha de valores, principios, enseñanza, lucha, valentía y sentido de interés común hasta el último de sus días.

Un ser ejemplar, humanista, humilde, generoso, sensato, educador al servicio de la construcción del futuro de nuestro país, al que muchos le debemos ser mejores seres humanos. Un hombre intachable como pocos. Hoy en día en nuestra Venezuela necesitamos de muchas personas como él.

Un gran ser humano. Un hombre de diálogo y reconciliación. El padre Virtuoso era uno de esos seres extraordinarios que uno quisiera que nunca se fueran.

Debo confesar que gracias a este gran venezolano, existe nuestro programa social Visión Solidaria. Él fue quien nos inspiró para ese trabajo y compromiso con las comunidades. Política sí, pero con base social.

Cuanta falta nos hará ese gran orientador, en el que en esas pocas, pero efectivas e interesantes conversaciones, de ese sacerdote sabio e inteligente, siempre nos dejaban alguna enseñanza.

La Universidad Católica Andrés Bello pierde al rector que hizo de esa casa de estudios el centro del diálogo político y la esperanza. El país pierde a un ser noble, a un soñador de la democracia, a un ciudadano que se hizo religioso para servir a los demás.

Como estamos cerca de la Navidad, considero propicia la ocasión para recordar el mensaje de este gran personaje hace cinco años: “Navidad es el tiempo de esperanza, es tiempo de fe… Es en lo pequeño, en lo frágil, en eso que está naciendo, es donde hay que ser capaz de ver el futuro que nos aguarda. Venezuela tiene muchísimos problemas, muchísimas necesidades, pero hay muchas cosas buenas en ella. Unas naciendo, otras creciendo, pues en eso pequeño, en el amor de la familia, en la amistad, en la solidaridad, en el pequeño gesto de compañerismo, es en esas cosas pequeñas donde debemos ver el futuro de nuestro país. Este país no está perdido, este país lo que requiere es mucha fe, mucho compromiso para seguir caminando hacia ese futuro que tanto queremos y esperamos. Adelante, renovemos nuestra esperanza”.

Este mensaje, en uno de los peores momentos que hemos vivido en el país, resume quien era el padre Virtuoso, un hombre optimista, realista, una persona que a pesar de reconocer los problemas de nuestro país era capaz de mantener y transmitir esa llama de la esperanza encendida, siempre con la mirada puesta hacia adelante, manteniendo sus reservas morales intactas y consciente de la capacidad que tiene el venezolano de sobreponerse a la adversidad.

Para finalizar, comparto una de las tantas afirmaciones acertadas, que llevo grabada en mi mente, y que las recuerdo a diario: “Soy un optimista, siempre veo posibilidades de avanzar. Soy realista, pero creo en los venezolanos y en los políticos, encontraremos la ruta para una transición democrática”. Mi admiración y respeto para este gran ser humano al que virtudes le sobraban. Definitivamente una pérdida irreparable. QEPD.

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