Hoy nos toca hablar de la gran autopista que debe enlazar Caracas con San Cristóbal. Uno se monta en su automóvil en Caracas y se baja en la plaza Bolívar de San Cristóbal. O viceversa. Se monta en su automóvil en San Cristóbal y se baja en la plaza Bolívar de Caracas.

Siendo muy joven, viajé por primera vez a San Cristóbal. Fue en avión a San Antonio y de allí subí a San Cristóbal por una modesta carretera que había sido construida en tiempos del general Juan Vicente Gómez. Quien por cierto nació muy cerca de San Antonio, en un sitio denominado La Mulera. De San Antonio salía también una carretera más modesta todavía hacia Cúcuta en el Departamento Norte de Santander en Colombia.

Hoy la carretera hacia San Cristóbal sigue siendo la misma modesta carretera Gomera y en cambio hacia Cúcuta hay una espléndida y muy moderna autopista. Después de Gómez vinieron muchos presidentes tachirenses, López Contreras de Queniquea, Medina Angarita de San Cristóbal, Pérez Jiménez de Michelena, Carlos Andrés Pérez de Rubio y Ramón J. Velásquez de Colón. Pero la carretera entre San Antonio y San Cristóbal sigue siendo la misma. Y de San Cristóbal hacia el centro de Venezuela, pasando por Santo Domingo y por Barinas, igualmente.

Es hora de construir esa gran autopista Caracas-San Cristóbal-San Antonio del Táchira. Con cuatro canales de lado y lado. Con jardinera en el medio. Con hombrillos en ambos costados. Con iluminación adecuada y con señalamiento preciso. Una autopista construida por el sector privado con el sistema de concesiones, con peajes razonables y con el compromiso de construir vías alternas gratis para quienes no puedan o no quieran pagar el peaje.

Hay empresas especializadas en este tipo de trabajos en la República Popular China, en los países escandinavos, en Europa Occidental, en Estados Unidos, en muchas partes del mundo. Al lector no se le escapa que el desarrollo de este plan de vialidad sería una gran oportunidad para darles empleo a todos los jóvenes venezolanos.

Seguiremos conversando.


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