Ante la inminencia del cierre de una salida político-electoral debido a la imposibilidad de llegar a un acuerdo en relación con los nombramientos del CNE –corazón de la propuesta de Timoteo Zambrano, Claudio Fermín y Henri Falcón, entre otros, para destrabar la crisis política venezolana– se hace necesario explicar brevemente, por razones del escaso espacio de una columna de opinión, una serie de hechos concatenados que llevaron a esta situación y a su hipotético desenlace en 2019.

Hay que comenzar esta historia estableciendo dos apartes: 1- vía electoral y 2- vía no electoral, pero también aclarando que se inicia en 2007, pues entre 1999 y 2006 hubo muchos hechos confusos y de difícil unificación de los criterios políticos que marcaron a la oposición, pero sin duda mucho más al oficialismo.

I. Vía electoral

La oposición política venezolana es resucitada electoralmente en 2006 después del esfuerzo de Manuel Rosales a la cabeza de la candidatura presidencial, quien rescató la esperanza después de las espantosas derrotas electorales en las regionales y el referéndum revocatorio que llevaron a Hugo Chávez a su mejor momento político electoral. Uno que culmina con el arrase de las parlamentarias de 2005 y la imposición de un gobierno absolutista en todos los términos de la vida nacional, que le llevó a pensar que podía cambiar 47 artículos de la Constitución de 1999 que modificaban por completo el espíritu de la misma, lo cual abre la serie de acontecimientos con sus consecuencias trascendentales que se describen a continuación:

1.- Referéndum constitucional 2007: sin duda alguna, la mayor y trascendental derrota política de Hugo Chávez, que impidió los cambios constitucionales que solicitaba con urgencia y lo llevó a crear ese Estado paralelo que en forma de misiones y poder popular subsiste en conflicto con el Estado tradicional heredado de antes de 1999 y que es fuente de insuperables y numerosos conflictos políticos de gestión administrativa y financiera.

2.-  Elecciones regionales 2008: fue una oportunidad perdida de explotar el éxito de la victoria política de 2007 debido a la falta de unidad político/electoral que impidió ganar 108 alcaldías y gobernaciones claves, incluidas las de Barinas y Bolívar, lo que no permitió sentar las bases de una oposición política efectiva en todo el territorio nacional en forma sistemática. Esta derrota política impidió ganar las elecciones parlamentarias de 2010 y mantuvo sus costos políticos hasta 2012 en términos de organización y difusión del mensaje opositor.

3.- Elecciones presidenciales 2012 y 2013: estos procesos tienen una marcadísima influencia en la posición política de la opinión pública opositora y los partidos políticos, de la misma manera que el 11 de abril de 2002 marcó para siempre al electorado oficialista. En este sentido, se cometió un grave error estratégico de no centrar la campaña en la salud de Chávez y su responsabilidad política de forzar una segura elección presidencial, ya que era vox populi su condición de salud, que fácilmente se podía constatar con agencias de inteligencia extranjeras. Igualmente se hizo un daño irreparable en tiempo y recursos al no unificar de inmediato al grupo de la oposición que había sido derrotada en las primarias con Pablo Pérez o sea  UNT-AD y a Leopoldo López (VP), mientras se dejó perder la inmensa labor política de Ramón Guillermo Aveledo, verdadero padre impulsador de la Mesa de la Unidad Democrática después del desastre político de la Coordinadora Democrática, que llevó a su fin abrupto y quien fuera desplazado después de las primarias presidenciales de febrero de 2012,  por el círculo íntimo de los ganadores de la misma, que argumentaban no querer un candidato “encadenado o mediatizado” porque las bases de la oposición le habían dado la legitimidad total y absoluta para gestionar la oposición política nacional.

Fallecido Hugo Chávez, se presentó la elección presidencial que marca un hito debido a que el mundo opositor venezolano considera que ganó las elecciones de 2013 y es cuando se produce la división que persiste hasta el día de hoy entre quienes creen en salidas electorales o salidas no electorales. Sin entrar en consideraciones sobre las razones humanitarias o políticas que llevaron a Capriles Radonski a desconocer el resultado electoral y no encabezar una explosión política y social que llevara su posición a los términos más extremos de quien alega ser víctima de un fraude electoral, lo cierto es que no logró infligir un costo político de tal gravedad que generara una crisis permanente a nivel nacional e internacional. Para mi persona en particular, es un misterio porque no aceptó el apoyo estadounidense que le ofrecía el secretario de Estado John Kerry para generar una situación diferente, siendo por ello la oposición política venezolana castigada en las siguientes elecciones regionales y locales, perdiendo en buena parte de los 91 municipios donde se habían ganado en las presidenciales y se atascaron los avances políticos opositores hasta 2015.

4.- Elecciones parlamentarias 2015: a pesar del enorme éxito político electoral que implicó la conquista de 112 diputados, se olvida el hecho de que se cometió el grave error de no abrir un espacio político para el equipo político de María Corina Machado, quien estaba inhabilitada para ser candidata y por esta razón se perdieron 2-3 diputados, además de una voz de gran resonancia internacional por su peso mediático, que hasta el día de hoy ha marcado disonancias significativas con el bloque mayoritario opositor. Demás está decir que la sorpresa fue tan grande por el fenómeno electoral del “voto castigo” que decenas de diputados salieron electos en circuitos donde no se había ganado anteriormente y a su vez se debe recordar que se generó la tragedia de perder el peso político e histórico de los 27 candidatos a diputados principales y suplentes que le correspondían a Copei, lo que hubiese implicado el apoyo directo de la Democracia Cristiana Alemana y el Partido Popular Europeo con sus diversas manifestaciones desde el más conocido en España hasta los demás partidos conservadores de la Unión Europea.

5.- Elecciones regionales 2017: en este proceso se terminó de trancar la posición de salida electoral para buena parte de la población electoral opositora, debido a una serie de observaciones electorales que hizo la Mesa de la Unidad Democrática en los siguientes términos:

  1. A una población electoral de al menos 1.000.080 electores se le impidió u obstaculizó votar en centros históricamente favorables a la oposición, por máquinas dañadas, mesas que no abrieron o que tuvieron retrasos injustificados hasta altas horas de la noche.
  2. Más de 700.000 venezolanos que fueron migrados de sus centros 48 horas antes de la elección e incluso el mismo día de la elección.
  3. Una población electoral de al menos 350.000 ciudadanos fueron afectados por la violencia e intimidación dentro y fuera de los centros electorales, lo que impidió u obstaculizó el ejercicio libre al voto.
  4. Al menos 90.537 votos nulos que debieron haber sido adjudicados a los candidatos de la oposición producto del impedimento de sustitución de candidatos ya retirados en fraude a la ley.
  5. Coacción y chantaje a empleados públicos y beneficiarios de programas sociales obligándolos a votar con el acompañamiento de dirigentes del PSUV y a través del carnet de la patria, lo que impide el ejercicio del voto libre.
  6. Electores que ejercieron múltiples votos e irrespetando el principio “un elector, un voto”, facilitado por la ausencia de tinta indeleble por primera vez en nuestra historia.
  7. Prórrogas irregulares luego de la hora del cierre legal.
  8. Obstaculización de las auditorías del proceso de verificación ciudadana, lo que impide verificar la consistencia entre los votos emitidos y los resultados transmitidos.
  9. Inconsistencia numérica de resultados electorales históricos, así como con todos los estudios, encuestas y bocas de urnas realizadas.

En concreto, se transformó una victoria esperada por la oposición política en al menos 15 gobernaciones en apenas 5, estableciendo que en el estado Bolívar ocurrieron hechos inauditos que debieron llevar a la renuncia de toda la directiva nacional del CNE y a la repetición de las elecciones en el peor de los casos, lo que generó en los  partidos políticos opositores conocidos como el G-4 un trauma electoral que incidió en la no participación de los mismos en las municipales, las presidenciales y para la asamblea constituyente, lo que creó el ambiente de hostilidad político-electoral que persiste hasta el día de hoy.

La próxima semana se analizará la situación política y social que implican las salidas no electorales desde 2014 hasta 2019.

 


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