Entre las diversas maneras de matar la libertad,

no hay ninguna más homicida para la república que

la impunidad del crimen o la proscripción de la virtud.

Francisco de Miranda

El exsuperpoderoso ministro caído en desgracia fue el autor intelectual y material de la judicialización y secuestro de los partidos políticos: Copei, AD, PJ y VP. Todo ese esfuerzo fue para ponerlos en manos de los lacayos del régimen. Lacayos incapaces de expresar alguna crítica sobre el escándalo, como tampoco dar un soplo de aliento público a su benefactor.

La anterior redacción no es de mi autoría, la extraje de un Twitter del Dr. Henry Ramos Allup, al referirse a la crucifixión de la cual está siendo objeto el hijo de Carlos Aissami y May Maddah. Me pregunto si como progenitores estarán orgullosos del segundo de sus cinco hijos, ese que con pulcritud desfilaba con el uniforme emblemático del Liceo militar Jáuregui en La Grita.

Recuerdo a Tareck el Aissami entrando al Tribunal Supremo de Justicia con las supuestas pruebas de corrupción del ingeniero Rafael Ramírez. Carpeta que se asemeja a la alegoría de un fracaso, a un saludo a la bandera, a un pote de humo o simplemente parece la misma payasada de siempre a la cual, los revolucionarios del siglo XXI nos tienen habituados.

¡Un expediente por hurto simple, tiene más folios que los que se visualizan en esa carpeta blanca! Habrá inocentes que se lo crean. ¡El que es pendejo aquí, es pendejo allá! Recitaba Facundo Cabral en cada presentación.

En realidad no sabría decir si Tareck es un “pagote” víctima del entramado de vagabunderias que desde hace varios lustros se realizan en este país. Quizás él ayudó a crear esa conspiración que cual telaraña envuelve el Poder Ejecutivo a todos sus niveles.

La Caja de Pandora la abrió Hugo Rafael de un solo pitazo, al despedir miles de trabajadores en la industria petrolera para entregársela a Fidel y a ese operador político complaciente que resultó ser el zar petrolero, Rafael Ramírez.

Desde ese instante nuestro futuro se transformó en una tragedia de Dante, en la aventura inconclusa del Quijote, en el décimo artificio olvidado en las Ficciones de Borges. Ese renacer del Yago de Shakespeare en infinitas versiones revivió en nuestra patria a la diosa Eris. De allí la espada de Damocles empuñada por Némesis entra en escena en forma teatral convertido en el único Dios para “juzgar a los vivos y a los muertos” Credo. # 7.

Tareck el Aissami solo es uno más de ese equipo que humilló la majestad de los principios éticos y morales que heredamos de Simón Bolívar.  A ese pendejo revolucionario sólo lo persiguen por los últimos 3.000 millones de Dólares o por esos 38.000 millones entre efectivo y criptoactivos depositados en la banca del imperio.

Trapos rojos si los comparamos con los 1.000 millones de dólares desaparecidos del erario público nacional, o con los 350.000 millones de dólares que circulan por el sistema financiero internacional, de los cuales poco podríamos recuperar.

Veremos a los verdugos pidiendo clemencia. Veremos desfilar cabizbajos a soberbios políticos y empresarios arrogantes de los últimos 20 años.

¡Vendepatrias inmorales! Siniestros y perversos ventajistas.

Todos ellos merecedores  de lo contenido en el Decreto proclamado por el Libertador en el Palacio de Lima un 12 de enero de 1824.


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