Vivimos tiempos históricos. Precios de marcadores petroleros en territorio negativo, pandemias, crisis global. El mundo se enfrenta a una profunda crisis y la manera de encararla es cerrar sus economías. Cerca de 70% de la economía mundial está cerrada. Esto traerá como consecuencia que, por primera vez desde la crisis financiera de 2009, el PIB del mundo tendrá un retroceso, no obstante, el resultado en 2008 fue de una contracción global de apenas 0,1%, mientras que la caída esperada para este año ronda el 3,3%. Para encontrar retrocesos parecidos en la actividad económica mundial, hay que remontarse a la Gran Depresión de 1929.

La gran mayoría de los países tendrán (o ya tienen) una crisis económica. Venezuela es la excepción global. Nuestro país padecerá tres crisis.

La primera crisis es la heredada, la que nos tiene con 6 años consecutivos viendo como nuestro PIB cae, con un acumulado hasta el 31 de diciembre de 2019 de 66%. Pero la tragedia no termina allí, hay que agregarle una hiperinflación que ya pasa de 30 meses y que todo hace indicar que estará “combatiendo” por el Top-3 de la historia. Como consecuencia, enfrentamos una profunda crisis social. La pobreza es la que manda en el país y seguirá en aumento en este 2020. Desde el gobierno no hay respuesta a la crisis, solo entender (debido a las circunstancias) muy tarde que los controles no sirven y que hay que darles espacios a los privados, no obstante, sin instituciones, sin Estado de Derecho.

La segunda crisis es la global, la de la pandemia, una para la cual no hay capacidad financiera de respuesta por parte del gobierno venezolano, no hay un plan para compensar (o ayudar) a empresas y personas. Qué cada quien resuelva y sobreviva es el mensaje gubernamental. Parar 2 meses la actividad económica en una economía como la nuestra, los resultados serán obvios. Una gran parte de la población la tendrá muy difícil para aguantar.

Y la tercera es la petrolera y de combustible. A raíz de la destrucción de demanda energética en el mundo, de los problemitas entre Rusia y Arabia Saudita y la incertidumbre sobre el rumbo de las principales economías mundiales, el precio del petróleo se ha desplomado de manera importante. Siempre la caída en el precio es una mala noticia para Venezuela, pero las cosas se han complicado con las sanciones petroleras de Estados Unidos a Venezuela, la situación es mucho peor. Pdvsa no logra colocar parte de su producción, tiene que parar porque no tiene dónde almacenarlo y ahora el precio está muy debajo de los costos de producción. Tendremos el ingreso fiscal petrolero más bajo de nuestra historia (si es que se genera algo de ingreso en divisas). Y para ponerle la guinda a este pastel, no hay combustible en el país. El sistema refinador en el piso y sin dinero (y sanciones) para importar combustible.

En definitiva, mientras el mundo lucha con una crisis, Venezuela enfrenta tres. Se equivocan quienes creen que esta nueva crisis es similar a la de estos últimos años, que solo es una continuación de una situación que se ha extendido. Esta nueva crisis es diferente, el simple hecho de tener una enorme incertidumbre en torno a la oferta de combustible hace que todo el análisis sea diferente, pero al mismo tiempo implica que la precaria situación económica venezolana se exacerbará (más inflación, mayor devaluación, mayor caída en el PIB).


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