El debate de nunca acabar es cómo darle una salida a la crisis venezolana. Seguimos entrampados en buscar una solución, pues las circunstancias de ocupación extranjera  en el país, donde claramente hay actores del régimen cubano –los más visiblemente activos dentro del gobierno de Maduro–, pero también con menor exposición rusos, chinos e iraníes, han terminado por generar un bloqueo.

Partimos del hecho por todos conocidos de que el señor Maduro obtuvo la Presidencia de Venezuela mediante fraude electoral, en complicidad con actores de la oposición que están claramente identificados en la figura de Henri Falcón y Claudio Fermín, junto a todo un conglomerado de diputados; una situación que ha terminado por generar un estado de caos e ingobernabilidad cuyas consecuencias son la destrucción de la economía y por ende del resto de los subsistemas.

Esta presidencia usurpada de Maduro ha traído hambre, miseria y destrucción. Desde su inicio los venezolanos han transitado por innumerables eventos trágicos, desde la represión de manifestantes en 2017 que terminó en asesinatos y desapariciones hasta la muerte masiva de pacientes crónicos debido al cierre técnico de los hospitales, habida cuenta de que no hay insumos y tampoco personal médico que atienda a los pacientes. Según la Federación Médica Venezolana, más de 90% de los egresados universitarios están exiliados.

Y es que son innumerables los problemas que aquejan a los venezolanos, entre ellos, el racionamiento de los servicios básicos como el agua, la luz y la telefonía; el cierre de los medios de comunicación independientes, la persecución y encarcelamiento de disidentes políticos, y ahora la reciente regulación de productos básicos usando como referencia el dólar. Esto último una completa locura si tomamos en consideración que los venezolanos tienen un salario en bolívares cuyo valor equivalente no excede los 4 dólares mensuales.

Es tal la degeneración que el régimen pretende que los venezolanos compren con este sueldo  el atún enlatado (170 gramos) en 0,90 dólares, el kilo de carne (de tercera) en 2,40 dólares, la carne de cerdo en 1,88 dólares, el cartón de huevos en 3 dólares, el queso blanco duro en 2,30 dólares, la mortadela en 1,20 dólares y el kilo de sardina fresca en 1,80 dólares…

No hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que el modelo económico de Maduro es un total fracaso. Todos los sabemos, incluidos los mismos chavistas, pero el problema es que no hay forma de cambiar esta situación por la negativa del régimen de buscar una solución política.

El hecho es que todos los venezolanos queremos recuperar las condiciones previas al desastre provocado por Maduro, lo que nos lleva obligatoriamente a un escenario electoral presidencial, pero quizás una fórmula intermedia que puede coadyuvar es la figura de un gobierno de unidad nacional transitorio conformado por algunos actores del régimen de Maduro y de la Asamblea Nacional bajo la presidencia de Guaidó.

Ahora bien, es en este punto donde la solución militar es un factor fundamental. Me refiero a la incorporación de actores del Alto Mando Militar en esta fase de la recuperación de la democracia venezolana. Es, sin duda, la mejor opción ante una confrontación militar derivada de los múltiples escenarios de conflictos abiertos por el régimen de Maduro, que van desde las sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos hasta los choques con fuerzas militares de países vecinos como Colombia, Brasil y Guyana.

Quien creo que puede ser una ficha fundamental en todo este esquema de estabilización política es definitivamente el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, pues entenderse con el componente militar es la clave en este proceso de normalización, dado que tanto ellos como nosotros somos afectados directos de la intervención extranjera en Venezuela.

Se hace necesario que la Asamblea Nacional procure un espacio para el debate en el que se prioricen fórmulas legislativas que permitan en principio un intercambio de ideas en favor de flexibilizar acuerdos con los militares venezolanos, pero lo recomendable es que sea un espacio institucional como la Asamblea Nacional en pleno y no una figura política.

Es el momento de trabajar intensamente para convencer a nuestros hermanos de las fuerzas armadas de que es posible recuperar las instituciones democráticas con garantías legislativas para ellos de modo que sea el tiempo quien sane las heridas provocadas por esta aventura comunista que está asolando nuestra hermosa Venezuela.

Este juego está trancado y necesitamos destrabarlo de una forma inteligente y sin derramar sangre. Se puede lograr pacíficamente si practicamos el principio de la tolerancia y sentamos a los oponentes en un ambiente constructivo realista, centrándonos en los roles que realmente tienen el poder de lograr los objetivos, y esto nos lleva irremediablemente al componente militar como opción más viable. Solo de ese modo puede tener alguna oportunidad el escenario electoral.

@estebanoria


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