¿Para qué me gradué de docente, médico, periodista, ingeniero, abogado? Esta es la pregunta que repite cada profesional venezolano en su especialidad.

La vida con sus altibajos no da respuesta, sino que deja a cada uno la experiencia individual para ser sometida a una respuesta que convenga.

Ahora se analiza con preocupación y frustración la pérdida del trabajo, sin posibilidades de ejercer o realizando actividades completamente distintas a lo que se aprendió.

Es la triste realidad de los profesionales venezolanos que han mermado en su disciplina, por una doctrina de valores distorsionados y absurdos.

La filosofía nació por un grupo de pensadores griegos, pero hay quienes se empeñan en manifestar posiciones conductuales y hacen creer que las sociedades se desarrollaron con las prácticas y vivencias, y darle un “sentido” a la creación del cielo y la tierra.

Desde ese punto nos encontramos con una realidad ¿filosófica?

“Tuve que vender algunos artículos personales y de uso doméstico, para poder comprar comida, el dinero de la quincena se evaporó como por arte de magia, sin hacer gastos de esos que llaman superfluos. Ahora sí, comprobé que la crisis ya no es crisis, ni guerra económica, aquí lo que hay es hambre”.

Es el testimonio de una venezolana que a duras penas saca a su familia adelante, como profesional y madre soltera.

En pocos días, no meses, ha palpado la aguda situación que estamos viviendo en el país. El dinero que gana con el sudor de su frente, después de años de estudio, su sueldo no le rinde para continuar la modesta vida que lleva junto a sus hijos.

Ahora no sabe qué hacer, difícilmente puede ocupar un tiempo de trabajo extra en un centro comercial. Se enfrenta con diversas restricciones de edad y sexo, existentes en esos establecimientos.

Mientras la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo de Justicia debaten quién “manda” en Venezuela, el pueblo literalmente se muere de hambre y enfermo en la calle.

Se asoma un desganado interés en la población, según los  análisis socioeconómicos, sobre el asunto político de gobierno y oposición. Al final del día ese tema no les resuelve el problema de las tres comidas y sus enfermedades.

Se escucha desde el poder arrancar con una “nueva” economía como aquellos “motores” que en el pasado tampoco arrancaron. Lo que no plantean finalmente es cuál será el camino que debemos tomar para obtener los recursos básicos como en una sociedad normalmente productiva.

¿Qué  dicen las Fuerzas Armadas? En un momento de tan difícil contingencia económica, los oficiales son los llamados a defender al pueblo a poner orden para la normal adquisición o servicios de sus necesidades. Además, impedir a toda costa que se desarrolle un ambiente de desesperación y alteración en la sociedad. Esas “fronteras” también deben ser custodiadas y protegidas.

La situación es brutalmente dramática, debido a la falta de país productivo con sus normas establecidas, sin una inflación atómica.

Un país prospera cuando se cultivan medios de producción, solo así Venezuela puede ser una potencia, no la potente miseria actualmente establecida.

Los venezolanos no queremos más hambre y miseria y lo necesario es, al igual que la venezolana mencionada al inicio, que tengamos un trabajo digno, medios de producción y el respeto a las normas constitucionales.

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