El aislamiento internacional es un castigo aplicado por la comunidad internacional o un grupo considerable de países, como las Naciones Unidas, hacia una nación, gobierno o grupo de personas. El mismo término también puede referirse al estado en el que se encuentra un país después de ser rechazado por la comunidad internacional –Rusia es un ejemplo de ello después de la invasión a Ucrania al igual que Irán por su programa nuclear-.  El aislamiento internacional a menudo es el resultado de sanciones internacionales contra un país  pero también puede ser un resultado de una política propia como fue el caso de Libia, Corea del Norte y recientemente Nicaragua.​. También conocidos como parias internacionales por apartamiento diplomático de otros estados y en foros internacionales.

Para los venezolanos que conocimos durante la democracia del relacionamiento amplio, algunas veces exagerado, de nuestro país en el mundo, nos debe llamar la atención el progresivo, incesante y ahora peligroso rechazo en el cual se encuentra Venezuela.

Durante más de dos décadas el régimen, en su afán de imponer una falsa doctrina llamada socialismo del siglo XXI, ha venido rompiendo los lazos naturales con quienes se encuentran en nuestro entorno y nuestros socios habituales. En su torpeza ha dado fin a relaciones diplomáticas con países como los Estados Unidos, Colombia en su momento y otros latinoamericanos, Israel, con la Unión Europea, aunque se rectificó inmediatamente, se salió de la OEA, CAN, de la CIDH, expulsado del Mercosur y ha mantenido pésimas relaciones con los países del continente que no tienen gobiernos progresistas o de izquierda en mayor o menor medida. De hecho, sus aliados predilectos son Cuba y Nicaragua que también han sido calificados de parias por su mal ejercicio del poder y que nada bueno han aportado a nuestro país, todo lo contrario.

La deriva del aislamiento, intencionado o no, se está acentuando producto de dos asuntos recientes: el contundente triunfo de María Corina Machado en las elecciones primarias del 22-O y la decisión de hacer un referéndum sobre el Esequibo en una campaña donde no han faltado los improperios y descalificaciones.

Sobre el primer caso hay una tensa situación con Estados Unidos y un tanto con la Unión Europea. En la reciente convocatoria a 10 países de América Latina por parte de Biden, aunque el tema de la llamada cumbre era el de la cooperación, comercio e inversiones, en las reuniones privadas que tuvieron los mandatarios con seguridad se trató el tema Venezuela con relación al cumplimiento del Acuerdo de Barbados. Ya Costa Rica y Ecuador se pronunciaron y probablemente otros lo harán en el mismo sentido. Las reacciones de la Cancillería venezolana no se harán esperar ya que en los últimos tiempos son usuales los comunicados rechazando en tono poco conciliador tal o cual situación sobre distintos tópicos que le causan incomodidad y en un tono de victimización, que al igual que el uso de las redes y del micrófono para interactuar al exterior nos evidencia la ausencia cada vez mayor de la diplomacia.

Igual de preocupante para el régimen, o conveniente, según se vea y según sean sus intenciones, son los frentes que se le han creado, o a creado el mismo, con la República Cooperativa de Guyana, EUA, ONU, OEA, Caricom, Commonwealth y hasta la propia Corte Internacional de Justicia. Otros actores internacionales estarán atentos en el desarrollo de este affaire, innecesario por demás, según analistas venezolanos de la mayor calificación, que asumen de improcedente la consulta popular por múltiples razones y que, en definitiva, no van a conducir al buen desenvolvimiento del país a lo interno y en su relacionamiento internacional.

Importante en este contexto es el silencio de presuntos aliados como Lula, Fernández o Petro. Sería igualmente importante conocer qué dicen Cuba o Nicaragua. El caso es que no se vislumbran apoyos a esta iniciativa, confrontacional y creada de manera artificial, puesto que continuar con el proceso ante la CIJ hubiera sido lo más sensato y conducente según la opinión de los mencionados expertos que sin duda están contribuyendo con la formación de una opinión pública nacional coherente con nuestros legítimos intereses y la manera adecuada de conducirnos en su defensa. Maduro luce tóxico incluso para sus amistades.

Algunos dirán que no estamos aislados puesto que tenemos inmejorables relaciones con China, Rusia, Turquía e Irán. Pues bien, quizás el interés de esos países esté más concentrado en cobrarle deudas a Maduro que inmiscuirse en estos asuntos a pesar del menguado apoyo que reciben en organismos internacionales dada la imposibilidad de darles el voto por estar moroso el MRE venezolano en esos foros. Creo que unas evaluaciones integrales del resultado de estos relacionamientos no tendrían un saldo positivo para la población venezolana. Es muy alto el precio que hemos pagado por el aferramiento al poder de quienes lo están usufructuando.

Tiene el régimen dos desafíos por delante y uno es el ultimátum de Blinken para que cese la espuria inhabilitación a MCM y se liberen los presos políticos. De no cumplirse lo convenido y de cumplirse lo expresado por el secretario de Estado, el panorama luce sombrío tanto para el pueblo venezolano, como para los responsables de esta situación. El otro desafío lo veremos el 4 de diciembre una vez conocidos los resultados del referéndum.

El cambio político que esperamos en 2024 no solo nos devolverá la libertad y la democracia, sino también el sitial que nos corresponderá en el concierto de naciones con las cuales compartimos cultura y valores, así como en la gobernanza global y regional.

 


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