El escenario político en el país es turbio, decadente y con ausencia extrema de condiciones para apostarle a mecanismos que ya han sido agotados, mecanismos que no nos conducen a nada, y que son lo suficientemente obtusos como para no acentuarse a la realidad actual y que solo se prestan para jugarle al beneficio y ley de la ventaja al equipo contrario.
Venezuela es un país perdido, sumergido en el abismo y secuestrado por las mazmorras de la izquierda, quienes han hecho y deshecho con el país lo que se les ha venido en gana desde hace más de medio siglo, cuando se afianzaron y repartieron el país como si fuese un botín en el Pacto de Puntofijo y abrieron paso a socialismo ligero que terminó en una enorme crisis que le abrió las puertas a Chávez y luego generó una crisis peor.
Nuestra nación atraviesa la peor crisis vivida durante el último siglo, una crisis que ha arrodillado al venezolano y ha generado un escenario inviable e inhumano, crisis que ha comprometido a la región y donde en el ámbito interno, el mejor negocio y más rentable ha sido el de ser “opositor” y afecto al régimen, para lucrarse y beneficiarse a costas de la situación fatídica de los ciudadanos.
Al país no hay absolutamente nada que consultarle, la respuesta a la única pregunta: ¿Quiere usted salir de Maduro?, ya existe, y es un sí rotundo, pues se anhela con ansias el querer salir del sistema socialista impuesto por el régimen de Nicolás Maduro y promovido por sus aliados, los señores de la Mesa de la Unidad Democrática; tampoco hay nada que someter a elección, no hay absolutamente nada que elegir, pues entre hampones y vándalos no se puede escoger, motivo por el cual impera solo el uso de la fuerza, con la asistencia internacional que sea pertinente.