Vladimir Villegas en el programa Kicosis | Captura de pantalla

Es necesario entender la fuerza del adversario

El país sigue en medio de una poderosa confrontación. Los espacios políticos del régimen se cierran gradualmente, su capacidad de maniobra cada día es inferior, los propios aliados de la dictadura de Venezuela enfrentan situaciones de orden financiero que afectan la relación y el desempeño de la tiranía. Ejemplo de ello son las nuevas sanciones al gobierno ruso por la invasión a Ucrania, que tendrá severas repercusiones en América Latina. La geopolítica aumenta su juego de ajedrez, siendo Venezuela una pieza de interés en el tablero. Ambos bloques intervinientes, tanto Rusia como Estados Unidos, evaluarán su capacidad de avance y estrategia, midiendo el comportamiento de su adversario y aliados en la dinámica del enfrentamiento.

Es momento de actuar, los sectores políticos venezolanos deben asumir su carga histórica de responsabilidad y plantear formalmente un entendimiento, que sea saludable para la población. Continuar subestimando al adversario, negando las fuerzas que a sus espaldas lo soportan, seguirá empujando al país al abismo que parece no tener fondo; desconocer esa dramática realidad es profundizar la tragedia de la población, que yace devastada, aclamando un proceso de encuentro y de reconciliación nacional, que abra cauce para la reconstrucción de la sociedad venezolana y la superación de la crisis multidimensional que azota la nación.

Recuperar las instancias de diálogo es urgente, continuar en la cresta de la catástrofe dará resultados inesperados, volver a México es prudente para todos los sectores. El régimen de Nicolás Maduro aplicó un boicot a las negociaciones, al mismo tiempo que ejerció presión para la liberación del colombiano Alex Saab, quien fue extraditado a Estados Unidos. La dictadura venezolana intentó por todas las vías interrumpir su extradición, al punto de hacerlo creer de nacionalidad venezolana y diplomático; todos sus argumentos fueron invalidados por centenares de pruebas en su contra, hasta estrellarse con la realidad de su permanente colaboración con la división de Administración de Control de Drogas (DEA), desde el año 2013, noticia que ha descompuesto poderosamente al régimen y a sus aliados en América Latina, por todo el entramado de corrupción que se construyó a expensas de Alex Saab, hoy develado un espía indeseado.

El control de daños que se haga aún es insuficiente, toda la inteligencia del régimen, de los cubanos, de los iraníes, rusos, chinos, etc., fue superada hasta clavar una daga en el corazón de la información financiera que soporta el funcionamiento de todo el aparato de la tiranía venezolana y de otras de América Latina, poniendo de relieve su fragilidad.

La amnistía general según Vladimir Villegas

El periodista Vladimir Villegas es reconocido por su trayectoria junto a Hugo Chávez, luego por su ruptura y ser parte activa de la oposición, incluso acompañó a Henri Falcón en el partido Avanzada Progresista. Tiene un núcleo amplio de relaciones dentro del PSUV y en lo más íntimo de la dictadura de Nicolás Maduro, entre ellos su propio hermano Ernesto Villegas. Asimismo, son ineludibles sus vínculos con el grupo Gorrín, dueño de Globovisión, quien además sostiene relaciones con el presidente del TSJ, Maikel Moreno, quien habría llegado a la presidencia del máximo tribunal del país, de acuerdo con el magistrado en el exilio Christian Zerpa, con el respaldo de Cilia Flores y del mismo Gorrín. De estos dos personajes también se ha especulado mucho en el país, por su supuesta colaboración con  los órganos de seguridad e inteligencia de Estados Unidos.

Ahora bien, Vladimir Villegas, en el programa Kicosis, pasando de entrevistador a entrevistado, realizó una serie de planteamientos que deben ser valorados, si bien establece una caracterización muy real de la esfera opositora, de la imposibilidad e ineficiencia a la hora de plantearse cohesionadamente contra la dictadura, por la ambición galopante que les define, y los odios internos que no permiten la construcción de una política diferente, que obligue a desencadenar políticas que permitan y faciliten los procesos de acuerdo, recomendando incluso que la oposición primero debe dialogar consigo misma para luego dialogar con Nicolás Maduro y los designados para esta misión.

Sin embargo, el grueso de su intervención estuvo en la poca intención del régimen de Nicolás Maduro de provocar un acuerdo para el país: “¿Quién dialoga con más de 300 presos políticos?”. Obligatoriamente deben dar visos claros de querer llegar a un acuerdo, por ahora todo ha estado signado por profundos engaños y manipulaciones en el mismo orden que avanzan en corromper a políticos opositores, sin atreverse a poner en contexto la amnistía general de presos políticos civiles y militares para conquistar acuerdos sinceros. Los nombres de Javier Tarazona, de Roland Carreño, del general Miguel Rodríguez Torres, el teniente coronel Igber Marín Chaparro, el capitán Caguaripano, parecen ser un nudo gordiano, incapaz de destrabar, y allí cierran las negociaciones sobre los otros presos políticos, para quizás en algún momento darlos a cuentagotas, como un buen gesto que se les debe agradecer, después de robarles años de su vida.

La otra dirección de la amnistía general debe aportarla la oposición venezolana. Ciertamente Juan Guaidó, en su condición de presidente interino, mostró avances significativos en esta intención, pero lastimosamente no ha sido suficiente para que sea vista como un elemento que permita avanzar sólidamente en la transición a la democracia. Debe abrirse la posibilidad de amnistía a todos los sectores, para que facilite la ruptura de eslabones claves de la estructura del madurismo, que mantienen resistencia y dudan del planteamiento opositor. Quizás pueda ser una de las llaves para un acuerdo de elecciones presidenciales y parlamentarias, libres y creíbles, que den inicio a la reconstrucción nacional, en la que la reinstitucionalización sea el eje transversal, junto con el perdón, el amor y la justicia.

@jufraga12

 


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