Para analizar cómo funcionan las estructuras de poder del mundo y sus interrelaciones probablemente hay varios ejemplos, pero sin duda Venezuela, lo que allí ocurre y cómo actúan los países y poderes políticos internacionales en su entorno, su involucramiento y sus acciones dentro de ella es una de las mejores opciones a estudiar.

En primer lugar, hagamos un diagnóstico de su realidad actual. Venezuela es una dictadura desde la llegada al poder de Chávez en diciembre de 1998 con el Movimiento V República hasta la creación del movimiento chavista a partir del Partido Socialista Unido de Venezuela de 2007 en adelante, ha actuado partiendo de un sistema democrático para ir vaciando de contenido el carácter democrático del país hasta terminar siendo una autocracia o dictadura de hecho o una tiranía como muchos señalan. Es decir, aparentan ser una democracia y utilizan sus instrumentos, pero en la realidad no existe tal, pero por necesidades y exigencias de la política internacional y por la supervivencia como estado mantienen una fachada que a todas luces no es creíble.

Lo sucedido en las elecciones de diciembre de 2015, cuando la Mesa de la Unidad Democrática, principal movimiento de oposición a Maduro, ganó consiguiendo 112 de los 167 diputados de la Asamblea Nacional, siendo la primera victoria electoral.

Que no tuvieron más remedio que aceptar, de hecho, como ya hemos comentado en otro artículo o capítulo anterior. Realmente las supuestas elecciones democráticas del chavismo, eran una mentira más del régimen, ya las elecciones presidenciales de 2012 entre Chávez y Capriles donde oficialmente ganó Chávez, la realidad es que el vencedor si no hubiera habido trampas hubiese sido Capriles, igualmente ocurrió en 2013 entre Maduro y Capriles, incluso en las elecciones a la Asamblea de diciembre de 2015 sin esas trampas, el resultado hubiera sido todavía más abultado a favor de la oposición.

Más tarde, en julio de 2017 se inventa la creación de una asamblea nacional constituyente, lo que provoca las protestas de la oposición durante casi tres meses y más de 100 muertos, ni la oposición ni la comunidad internacional no la reconoce, puesto que es una Asamblea totalmente ilegítima, utilizando la ANC Maduro ha vaciado de contenido la Asamblea Nacional.

Es público y notorio que el chavismo, más concretamente el que representa el actual presidente de la República, Nicolás Maduro, tiene un apoyo electoral de alrededor de 10% o 15%, siendo el resto, 85%-90% oposición. Si se hiciera una encuesta adecuada estos son los datos que se obtendrían, en cualquier caso, en las encuestas existentes el deterioro de la imagen del gobierno es evidente, espectacularmente alto.

Venezuela es el país con las mayores reservas de petróleo en el planeta, atraviesa una severa crisis económica que se expresa en escasez de alimentos y medicinas. La situación económica es gravísima, el régimen de Maduro ha condenado a la población a pasar hambre, incluso cuando cada vez es más difícil encontrar en estos tiempos lugares del mundo donde se pase hambre, los venezolanos tienen necesidades de todo tipo y la compra de cualquier bien y /o servicio es un auténtico problema.

Solo en 2019 PIB de Venezuela sufrió una merma de 35%, el propio Banco Central venezolano admitió que, desde la llegada de Nicolás Maduro, el tamaño de la economía nacional había caído a la mitad. A pesar de todo, Maduro achaca la deriva de su economía a las sanciones de Estados Unidos.

La inflación se cerró en 2019 en 200.000% y la estimación para 2020 es de 500.000%, los precios de los productos cambian casi a diario y cada vez es más inaccesible la compra de alimentos básicos a los ciudadanos. El FMI prevé un desempleo de 50,5% en 2020. A estos pésimos datos económicos hay que sumar los apagones en amplias zonas del país, cada vez más frecuente y que son la consecuencia de una economía en pleno derrumbe.

Sin olvidar del crecimiento vertiginoso de la deuda pública que hace inviable la economía del país, y que ya dejó de pagar. El monto de la deuda externa es monumental con respecto al producto interno bruto del país, se estima que a finales del 2019 la relación deuda externa frente al PIB era de 220%.

La pésima situación económica donde los salarios no alcanzan para vivir, los elevados índices de inseguridad, la escasez de alimentos, los problemas de desabastecimiento de medicinas y carencias de todo tipo en hospitales, ha hecho de Venezuela un país donde sólo los allegados del chavismo pueden vivir. En la situación actual, no hay futuro, no se puede pensar en tener un desarrollo profesional con oportunidades para tener una vida cómoda, así que la mejor salida es esa, salir de país.

Un estudio de opinión pública refleja que 38% de los venezolanos desean irse del país, dato verdaderamente triste y lamentable, dos terceras partes de los que expresan su intención de abandonar el país son personas de entre 18 y 34 años, lo que esto supone de pérdida de capital humano para lo que debería ser el desarrollo y el progreso de un país.

En 2015 había 697.562 venezolanos en el exterior, hoy son más de 4 millones, lo que corresponde a más de 14% de la población.

Uno de los rasgos más característicos de las dictaduras es que aplican mano dura y firme para mantener el orden y la seguridad, pues es curioso cómo en el caso de la dictadura de Maduro esto no se cumple. El crecimiento de la delincuencia, los asesinatos, las desapariciones, el narcotráfico, los secuestros y los robos se suceden cada día, problemas que se suman a la falta de credibilidad en la justicia y a la desconfianza en la policía.

Los niveles de delincuencia e inseguridad del país son alarmantes, una violencia consentida incluso desde el mismo gobierno, que atenta contra la vida de la población y deja todo el poder en manos de intereses de personas y grupos sociales concretos. Históricamente puede tener el poder de la autocracia y la fuerza policial y al convertirse en un país militarizado y en manos de la policía tendría fácil (suele ser así) el control de la criminalidad, pero no es así en este caso. A pesar de ser una dictadura la delincuencia es de las más altas del mundo.

Una encuesta internacional realizada en 142 países, sitúa a Venezuela como el país más peligroso del mundo. Según los datos recogidos, 42% de los venezolanos perdieron propiedades o dinero en 2017 y casi 25% de los venezolanos fueron asaltados, una de las cifras de asalto más altas del mundo; además, los venezolanos no confían en la policía y no se sienten seguros andando a casa de noche.

Es un país absoluta y totalmente corrupto en manos de sus dirigentes y funcionarios de alto nivel que se reparten los escasos recursos y el dinero del país, robándolo en beneficio de sus dirigentes para trasladarlos a cuentas en el extranjero. Aparecen continuamente venezolanos y cuentas corrientes de personas allegadas al chavismo con cantidades insultantes de dinero, sin que puedan demostrar una procedencia lícita de esos fondos, que no sea el robo y el saqueo de las arcas del país.

Lo malo de todo esto es que hay una pérdida del desarrollo económico del país, de seguir en esta línea, pronto hablaremos de catástrofe, es un país quebrado, donde solo un pequeño grupo de personas vinculadas con el chavismo tiene posibilidades de llevar una buena vida. Todo el funcionamiento del país va a mucho peor, en todos los ámbitos, pasa con economía, con seguridad y con corrupción. El expolio de su país, la degradación de su patrimonio, la pérdida de valor de la propia vida de las personas, no solo es gravísimo, sino que cada día que pasa es peor.

Los ciudadanos pasan hambre, no aparecen medicamentos, los hospitales no tienen médicos… por culpa de la corrupción de un régimen que está en connivencia con empresarios corruptos, con funcionarios públicos que se han olvidado de sus ciudadanos, delitos todos ellos que se quedan de manera totalmente impune. El gobierno ha transgredido una gran parte del Código Penal.

Yo fui a Venezuela como uno de los 7.700 millones que conformamos el mundo, uno más de la mano invisible de la sociopolítica, de la global que no podíamos entender que eso que acabo de relatar pasara ya habiendo cambio de milenio y estando en pleno siglo XXI. Todo lo que acabo de relatar es prácticamente un acta notarial de la realidad, nada es discutible porque se ve, se oye y se toca en tiempo real cero. Ya sé que vivimos los tiempos de la mentira en directo, las fake news y el cinismo intelectual, esto último significa mentir con descaro negando lo evidente de forma descarada e impúdica lo que es evidentemente deleznable.

Venezuela en este tiempo es el reino del abuso, la represión, opresión, hambre, necesidad, injusticia, corrupción, diáspora, inseguridad, ineficiencia, desorganización, dolor y sufrimiento. Nada de lo dicho es discutible, todo es evidente. ¿Cómo es posible que en plena revolución de la comunicación, que casi todo se sabe, una máquina de destrozar todo un país, empresas y ciudadanos puede ser respaldada por otros países, organizaciones y personas que hipotéticamente se consideran democráticas? En estos días, a finales de marzo de 2020, el Departamento de Estado de Estados Unidos acusó a Nicolás Maduro presidente de la República Bolivariana de Venezuela de narcoterrorismo declarando su busca y captura junto a otros 13 de sus principales dirigentes, ofreciendo 15 millones de dólares por Maduro. Todos ellos formarían parte del Cartel de los Soles, un grupo mafioso liderado por generales dedicados al tráfico de drogas. ¿Por qué un Estado dictatorial, o una narcotiranía como dice el ex presidente del gobierno español Felipe González, que es perverso en todos los conceptos y áreas de comportamiento ético, organización y de gestión, puede ser apoyado a su vez por tantos países, organizaciones o personas?

En cuanto a países hay varios tipos. En primer lugar, otras dictaduras que sí pueden justificar solidaridad entre iguales dentro del club de represores y opresores. En segundo lugar, están los países que tienen dirigentes populistas en tránsito a la dictadura y que además tienen la sensibilidad de ser hipotéticamente de izquierdas, lo cual ya es solo una pose o engaño, y como supuestamente el chavismo es de izquierdas lo apoyan en lo ideológico y en el modo autoritario de gobernar. En tercer lugar, los que se enfrentan en competencia con los países más dinámicos, prósperos y democráticos del mundo por el liderazgo mundial, fundamentalmente contra todo lo que es y representen Estados Unidos y el resto de países de la OCDE. Los amigos de mis amigos son mis amigos y los enemigos de mis enemigos son mis amigos.

Por último, en cuarto lugar, está el apoyo más leve pero relativamente importante de los que lo hacen por simple empatía ideológica. Éstos últimos son un auténtico absurdo porque es claro y evidente que desde hace años la dictadura venezolana solo es estructuralmente una mafia para delinquir en todo lo posible para negocio e interés de sus dirigentes. Si alguna vez hubo un atisbo de ideología, solo fue en los primeros años del chavismo, en pocos años transformaron el populismo en opresión y dictadura, robaron al pueblo y se enriquecieron, se convirtieron en una mafia criminal, más tarde en narcodictadura y no quedó de la ideología de izquierdas ni el recuerdo.

Independientemente de estos, están los que se ponen de perfil o es que pretenden situarse de forma ecléctica que tratan de adoptar una posición intermedia entre los opresores y los oprimidos, entre las víctimas y los verdugos. Algunos de estos intermediarios están del lado del chavismo, como es el caso del ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero o los que no propugnan ningún tipo de intervención y dejan a los 28 millones de venezolanos en manos de sus represores, carceleros para que entre ellos se entiendan.

Hace un tiempo escribí un artículo que titulé “Leones y bebés” en el que un conjunto de ambos grupos estaba juntos en un sitio cerrado con el seguro riesgo de que los leones se fueran a comer a los bebés humanos, estos supuestos intermediarios dirían; déjalos que se arreglen entre ellos, porque no debemos reprimir a los pobres leones.

Esa parte de lo que antes definí como el diagnóstico de la realidad de Venezuela lo conversé con personas de diversas ideas dentro de la oposición en el segundo semestre de 2018. Realmente fue producto del consenso, igual que la conclusión de lo que se debería hacer y cómo organizarnos para salir de la dictadura opresiva e ineficaz y transformar Venezuela en un país democrático, justo, igualitario y de progreso. En aquellos tiempos ya casi hace dos años, con lo que puedo decir que he estado reflexionando, analizando y buscando una solución para Venezuela desde hace ya casi cinco años.

De esas conversaciones debo destacar al arzobispo Ovidio Pérez en nombre de la Iglesia Católica, la Conferencia Episcopal; Lorenzo Tovar en nombre de la Iglesia Evangélica; Ángel Oropeza, representante de Frente Amplio por Venezuela Libre; Henry Alviarez, secretario general de Vente Venezuela; Williams Dávila y Lewis Pérez de AD; Antonio Ledezma de Soy Venezuela, Cecilia Sosa del Frente Constitucionalista y otros políticos y dirigentes sociales diversos como los antiguos copeyanos; Haroldo Romero, Walter Aranguren y el importante periodista Miguel Henrique Otero. Hubo más, algunos de ellos me pidieron mantener su anonimato por distintas razones. Después hablé y conversé con más personas, entre ellos Humberto Calderón Berti.

Todas estas personas, bastantes otras que lamentablemente no puedo mencionar todavía, son unos auténticos héroes de la lucha por la libertad, democracia y progreso de Venezuela. Debo destacar el papel de monseñor Ovidio Pérez Morales, que fue arzobispo católico de Maracaibo y Los Teques y aunque a sus 87 años está hipotéticamente retirado, a mí me lo presentaron como el jefe político de la Iglesia Católica de Venezuela y, por su conocimiento y entrega, estoy seguro de que lo es.  Es ejemplar la lucha de la Iglesia Católica y de Ovidio Pérez en particular en su lucha continua por la democracia. Es un país religioso y mayoritariamente católico también hay que destacar el trabajo contra el chavismo de Lorenzo Tovar, representante de los evangélicos. Es más que encomiable la implicación y entrega por la libertad y la democracia de líderes religiosos sin límites ni miedos, son mejor valorados y más queridos en el terreno político que los dirigentes de la oposición.

Mi amigo William Dávila, con el que he estado permanentemente comunicado desde que lo conocí, tuvo que hacer un complicado papel para conseguir la unidad de Acción Democrática con el resto de la oposición, héroe por partida doble. María Corina, mujer luchadora férrea y con las ideas claras, se comunicaba conmigo a través del secretario general de Vente Venezuela, mi amigo Henry Alviare. Uno que no puedo mencionar pero que está refugiado en una embajada, proscrito y perseguido por el régimen chavista, y mi buen amigo y compañero el Culebra, cuyo nombre no puedo decir, pero que ha sido esencial para contactar con muchas personas de ámbitos completamente distintos. Sin él no hubiera podido realizar todo este trabajo.

Ahora Nicolás Maduro, acorralado por su ineficiencia y un país que está totalmente asfixiado en términos sociales, políticos y económicos apela nuevamente a un falso diálogo con el único fin de ganar tiempo o conseguir una alternativa imposible de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero, consistente en mantenerse en el poder, amañar groseramente cualquier tipo de elecciones, a su vez de conseguir el desbloqueo de las sanciones e incluso ayuda económica mundial. La única opción posible pasa por el inmediato abandono del poder, dar paso a un gobierno de transición democrática de mayoría, presidido por un representante de la oposición para preparar al país política, social y económicamente para celebrar elecciones libres y democráticas en un plazo de entre 9 y 12 meses.

Los chavistas no aceptarán ningún pacto que no sea una mentira o una trampa ya que cualquier alternativa sensata y lógica debe pasar por un abandono de la dictadura y el retorno a la democracia en el cual de una manera u otra supondría la pérdida electoral del chavismo y la salida del poder. Son evidentes los numerosos crímenes de lesa humanidad que ha cometido el chavismo a nivel personal y colectivo, asesinatos, secuestros, robos, manipulación de elecciones, torturas, sobornos, todo tipo de corrupciones, fraudes, narcotráfico y otros.

Según el diccionario del español jurídico se considera delito de lesa humanidad, el delito en que el perjuicio (muerte, violación, desaparición, deportación, detención ilegal, sometimiento a esclavitud o explotación sexual, etc…) se ocasiona como parte de un ataque generalizado o sistemático contra la población civil o una parte de ella, o por razón de pertenencia de la víctima a un grupo o colectivo perseguido por motivos inaceptables (políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género, discapacidad u otros reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional), o en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial sobre uno o más grupos raciales y con la intención de mantener ese régimen.

De su simple lectura se deduce clara y fácilmente que los dirigentes chavistas y sus estructuras eran y son criminales de lesa humanidad. Por lo que un mínimo funcionamiento del Estado de Derecho los condenaría a todos sus dirigentes a largas penas de cárcel, además de embargarles sus multimillonarios patrimonios. Seguramente es muy injusto que después de todas sus fechorías y del inmenso daño que han infringido al pueblo venezolano durante más de 20 años se puedan ir casi como si no hubiera pasado nada.

No es posible ningún tipo de diálogo con el chavismo, solo es aceptable su salida condicionada a la amnistía con un conjunto de medidas que ya en 2018 conversé con líderes de la oposición, líderes sociales, religiosos y constitucionalistas y con ellos elaboré un documento que contiene 25 puntos que definen la estrategia para el cambio político en Venezuela. Los relativos a la descripción de la realidad, en convergencia con lo anterior, son:

  1. El régimen político venezolano ha ido transformándose de una supuesta democracia, a una aparente democracia, a una autocracia, para acabar siendo una auténtica dictadura.
  2. La situación económica es de grave y continuo deterioro alcanzando niveles impensables.
  3. A pesar de ser una dictadura los niveles de delincuencia e inseguridad ciudadana son de los peores del mundo.
  4. Los venezolanos huyen del país en busca de alternativas para mantener a sus familias en un nivel mínimo de subsistencia, hay que poner fin a la diáspora venezolana.
  5. Los niveles de corrupción son brutales. Corrupción enraizada en todo el sistema, donde están implicados el gobierno, el partido del gobierno, los funcionarios públicos y parte de las Fuerzas Armadas.
  6. La situación, en todos los aspectos, va en grave deterioro sin que en ninguno de ellos se visualice la más mínima mejora ni a corto, ni a medio, ni a largo plazo. El gobierno de la República conocedor y causante de estos hechos, solo busca su supervivencia en el poder y se mantiene en la mentira y falsedades continuas tanto ante la ciudadanía como a nivel internacional, aunque ya nadie les cree. Apela a la existencia un falso diálogo con el único objetivo de ganar tiempo, aunque sepa que no tiene salida y que, antes o después, caerá.
  7. Han montado un sistema electoral de auténtica falsedad de datos en el que al final del recuento se inventan completamente el número de votantes y los porcentajes de los resultados.

Cuya solución pasaría por:

  1. Constitución inmediata de un gobierno de transición.
  2. Este gobierno de transición debe estar formado por una mayoría de la oposición y actuar como un órgano colegiado.
  3. El presidente de la República en este gobierno de transición debe actuar por consenso, por eso es un gobierno colegiado, las decisiones han de tomarse por unanimidad o por la mayoría de sus componentes y la duración máxima debe ser de un año.
  4. El presidente del gobierno de transición no podrá participar (después de su presidencia) nunca en ningún tema de política ni tener ningún cargo político partidista.
  5. El resto de componentes del gobierno de transición no podrá presentarse a ningún cargo ni ser elegido para ninguno en los siguientes 5 años desde su nombramiento.
  6. La presidencia de este periodo de transición, debe convocar elecciones en un plazo mínimo de 9 meses y máximo de 12 meses (desde su nombramiento).
  7. En el caso de que las elecciones no sean convocadas por la presidencia de la República, se convocarán automáticamente el primer domingo pasados los 12 meses desde la formación del gobierno.
  8. Desde la firma de este acuerdo queda disuelta la Asamblea Constituyente.
  9. La Asamblea Nacional recuperará su capacidad de representación, legislación y las atribuciones contempladas en la vigente Constitución hasta el final de la legislatura y en todo caso, hasta después de celebradas las elecciones aquí mencionadas.
  10. Se hará una lista de aproximadamente entre 30-50 personas responsables de la actual situación política de Venezuela que deberán abandonar el país y se trasladarán a un país determinado donde podrán vivir en libertad, exentos de cualquier responsabilidad penal, siempre y cuando no abandonen el país asignado y acordado para su residencia.
  11. En todo caso, a los que no estén en la lista anterior se les aplicará una amnistía política, no pudiendo ser procesados salvo que vuelvan a incurrir en delitos de la misma naturaleza que la relacionada con la actual situación política de Venezuela.
  12. Las personas que se quedan en Venezuela no son considerados máximos responsables penales de la situación política actual, por lo que quedan amnistiados, siempre y cuando no reincidan en los mismos delitos.
  13. Independientemente de la amnistía se podrá embargar de forma inmediata cualquier cantidad de dinero obtenido indebidamente mediante corrupción, tanto para los que salgan del país como para los que se quedan.
  14. En el ejército serán cesados y jubilados los militares de máximo rango pero se mantendrá el resto de la estructura y será el gobierno de transición quien nombre a los nuevos mandos, en torno a 25 personas.
  15. Estas condiciones serán pactadas y asumidas mediante firma de acuerdo entre la presidencia actual de la República chavista y una representación mayoritaria de la oposición y de las fuerzas sociales venezolanas.
  16. Este acuerdo deberá ser también respaldado, ratificado y apoyado por las fuerzas de representación internacional vigentes.
  17. Es un acuerdo para conseguir una salida rápida y eficaz, poniendo final al total deterioro estructural de Venezuela y evitar cualquier consecuencia posterior de sufrimiento, incluyendo el derramamiento de sangre.
  18. En el caso de que esta alternativa no se concrete en un plazo corto, se debería alcanza otro tipo de acuerdo o salida.

Estos 25 puntos abren el camino a otra Venezuela que todos queremos, fueron escritos a finales de 2018 y por lo tanto antes de que en enero del 2019 la Asamblea Nacional eligiera a Juan Guaidó como presidente de la Asamblea, a su vez, días después, le proclamaron presidente encargado de la República Bolivariana de Venezuela.

En varios artículos y entrevistas anteriores siempre he dicho que a los chavistas hay que sacarlos por las buenas o por las malas, por las malas es sacarlos a la fuerza contra su voluntad, por las buenas sería sin intervención, presión, fuerza o revolución. Y por las malas como fuera necesario, incluso por lucha armada o invasión extranjera. La inmensa mayoría de los venezolanos están de acuerdo, en torno a 90% de la población, con solicitar y apoyar la intervención de fuerzas militares extranjeras para desalojar del poder al chavismo y la intervención de un gobierno de transición. El artículo 187 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela otorga poder a la Asamblea Nacional, controlada democráticamente por la oposición, para que autorice esta intervención extranjera armada.

Todos sabemos que una intervención armada se sabe cuándo empieza, pero nunca cuándo termina ni tampoco cuántas muertes y heridos se pueden producir. Sin contar el todavía mayor deterioro del país, empresas, infraestructuras, viviendas, escuelas y hospitales de una Venezuela que ya está al borde del precipicio y la destrucción. En todo caso, esta alternativa está abierta y más en el momento de máxima gravedad de la situación económica y política del país, agravada por la pandemia de coronavirus, con un gobierno incapaz de gestionar ni el país ni la pandemia. Más que unos gestores, son una mafia criminal que tiene secuestrado al país.

No se puede negociar con ellos lo que sí se puede como mal menor dado que tienen el país secuestrado con importantes apoyos internacionales es simplemente acordar su inmediata y definitiva salida de los órganos de poder y del país. Ellos cuentan con el apoyo de Irán, algunos países árabes y del fundamentalismo islámico, los rusos en este caso por su lucha por el control geopolítico del mundo, los chinos, Cuba en su absurda lucha por la subsistencia de una dictadura totalmente ineficiente y empobrecida, un auténtico despropósito sinsentido, el incomprensible y dañino de José Luis Rodríguez Zapatero y a través de la posible comprensión o la posibilidad de mirar para otro lado de algunos gobiernos populistas como el de Nicaragua, Argentina y otros. ¿Cómo es posible que intereses tan espurios puedan generar tanto destrozo, dolor, sufrimiento y angustia a todo un pueblo? Incomprensible.

Todos estos países, dirigentes y personas que con su apoyo son culpables del sufrimiento del pueblo venezolano, son cómplices y responsables de cada uno de sus crímenes.

Incluso los son probablemente en menor grado los que a sabiendas miran para otro lado. No es posible ni creíble que todos ellos no sepan lo que ocurre en Venezuela, es prácticamente imposible desconocerlo. En mayo de 2019 el ex presidente Felipe González dijo: “Cuando Maduro caiga y se vea el horror del chavismo, no aceptaré excusas”.

Realmente son inaceptables porque no hay excusas que valgan ya que la realidad de Venezuela que se ve y si tuvieran un mínimo de sensibilidad también la sentirían, asesinatos, secuestros, detenciones arbitrarias incluso a dirigentes políticos y diputados electos, policías paralelas, destrucción económica del país, muertes de niños, colapso del sistema hospitalario, hambre, necesidad, convertido en un narcoestado para el negocio internacional de la droga. ¿Es posible que haya alguien que no se haya enterado?

Como decía Felipe González ya no hay excusas. El que ejecuta un crimen como los que hemos mencionado es un criminal, el que colabora y apoya esos crímenes también es un criminal y el que mira para otro lado es un canalla. Para hacer conocer la realidad venezolana y buscar una alternativa también entré en contacto con dirigentes chavistas. Entre los primeros mantuve varias conversaciones con el que fue vicepresidente de Hugo Chávez, entre abril de 2002 y enero de 2007, José Vicente Rangel. En un artículo que se publicó en el diario El Español hablaba de mi última reunión con él, celebrada el 12 de noviembre de 2018 en su casa de Caracas, por la necesidad del anonimato de aquel momento, me referí a él como Manuel. En aquella reunión hablé con toda claridad, como si en lugar de estar ante un dirigente chavista estuviera ante uno de la oposición. Le describí minuciosamente mi análisis de lo que estaba sucediendo en Venezuela, exponiéndole con total crueldad la situación, igual que he contado en mis primeras líneas de este capítulo, ya que ese análisis era la síntesis a la que había llegado en mis numerosas conversaciones con grupos de la oposición, movimientos sociales, la Iglesia Católica, Evangélica y los constitucionalistas. Le expuse las medidas necesarias a tomar también en línea con lo que he expuesto aquí que incluía la salida del chavismo del poder, el gobierno de transición, elecciones y amnistía, entre otros.

En esa reunión le dije que venía a llegar a un acuerdo de cierre final, y que solo me servía una respuesta a lo hablado o una contrapropuesta, él me ofreció que se iba a reunir con tres o cuatro dirigentes más y que entonces me trasladaría su contestación. Hablamos varias veces más por teléfono o por persona interpuesta, José Vicente que tiene ahora 90 años se puso muy enfermo y no pudimos seguir en contacto, ahora que ya lleva unos meses recuperado, aunque no del todo, espero retomar las conversaciones.

También tuve contactos internacionales para poder avanzar en el proceso, uno de ellos me puso en contacto con los que yo llamo los americanos, refiriéndome, como es sabido, a los Estados Unidos. Con los que desde hace año y medio he tenido un contacto continuo y fluido. Al principio cuando les hablé de la transición me dijeron que, aunque era una alternativa que ellos no habían tenido en cuenta les parecía interesante, y al poco tiempo la aceptaron para convertirla en parte estructural de su hoja de ruta, que poco a poco se convirtió en algo muy parecido a la que yo había elaborado durante el año 2018 con gran consenso de opositores venezolanos, sociedad civil y órdenes religiosas.

Con el tiempo y muchas conversaciones en el triple contexto oposición, chavistas y contactos internacionales elaboré el documento de conceptos del gobierno de transición venezolana a la democracia.

El propósito de la transición es el camino a la reconstrucción económica, política y social del país, para que Venezuela recupere la riqueza y el potencial de su agricultura, sus reservas de petróleo, la preparación cultural y educativa de sus ciudadanos, su historia de funcionamiento democrático y la capacidad emprendedora de sus empresarios. Será el comienzo de una nueva época que en lo político y social llevará a una sociedad plenamente democrática y de libertades y en lo económico en la senda de evolución hacia el progreso, y, sobre todo, preparar y adecuar todos los elementos y a la sociedad para las elecciones libres y democráticas.

La Asamblea Nacional, que actualmente es la única institución elegida democráticamente, deberá recuperar todas sus funciones que le corresponden según la Constitución. La sociedad entera, ciudadanos, clase empresarial, movimientos sociales y toda la clase política deben hacer un gran esfuerzo para apoyar y proteger el desarrollo de este proceso. Tenemos que ser conscientes de que solo con el apoyo de todos y trabajando juntos se puede conseguir la mejor y la más eficaz de las transiciones.

Cierre de la asamblea constituyente y recuperación de la Asamblea Nacional. Se disolverá de manera inmediata la ilegítima e ilegal Asamblea Constituyente, que nunca ejerció las funciones para las que supuestamente fue conformada, y la Asamblea Nacional recuperará su capacidad de representación, legislación y las atribuciones contempladas en la vigente Constitución, entre ellas, de manera prioritaria, el nombramiento de los nuevos miembros de la Comisión Nacional Electoral garantizando su neutralidad e independencia, y todas sus competencias relativas al nombramiento de los miembros del Poder Judicial.

Cese del actual gobierno y formación de un gobierno de transición. Se formará de manera inmediata un gobierno de transición presidido por una persona relacionada con la oposición y compuesto por 15 personas, 10 serán miembros de la oposición o en línea con la misma y 5 representantes del chavismo. Todos ellos deben ser personas de amplia aceptación social.

El gobierno de transición debe actuar como un órgano colegiado, esto es, las decisiones han de tomarse por unanimidad o por la mayoría de sus componentes. Ni su presidente ni ninguno de los miembros de ese gobierno podrán presentarse a ningún cargo ni ser elegidos en los siguientes 5 años desde su nombramiento en el gobierno de transición. Esto es para que no haya peligro de que en el periodo de transición afecten intereses personales ni partidistas.

En el gobierno de transición, el ministro del Ejército y uno de los vicepresidentes del gobierno serán representantes del chavismo, mientras que la oposición tendrá, además del presidente, y de su cuota de ministros, un viceministro del Ejército y otro vicepresidente de gobierno.

Celebración de elecciones democráticas. El objetivo principal del gobierno de transición es la convocatoria de elecciones generales, así como garantizar el proceso para restaurar la democracia y las libertades, reformar la Constitución y celebrar elecciones democráticas y libres en un plazo no inferior a 9 meses ni superior a 12. Si las elecciones no fueran debidamente convocadas, se realizarán automáticamente el domingo más cercano a los 12 meses de conformación del gobierno de transición.

Simultáneamente, se celebrarán elecciones presidenciales, a gobernadores y municipales, y a la vez, se votará en referéndum la aprobación de la reforma constitucional. En un plazo no inferior a 4 meses ni superior a 8 meses después de constituida la presidencia de la República fruto de esas primeras elecciones democráticas, se convocarán las nuevas elecciones a la Asamblea Nacional.

Reforma constitucional parcial y exprés. La reforma constitucional parcial la realizará la Asamblea Nacional, tendrá como principal elemento la reforma electoral en el sentido de instaurar la doble vuelta a las elecciones presidenciales para que no se obligue a agrupar a las distintas fuerzas políticas en bloques, así se garantiza un sistema más democrático y abierto a todas las fuerzas políticas.

Un mes después de la primera vuelta de las elecciones generales, haciendo coincidir siempre la fecha electoral con un domingo, se celebrará la segunda vuelta, a la cual se presentarán los dos candidatos más votados en la primera. En el caso de que, en la primera vuelta, un candidato supere 50% de los votos o tenga más de 40% y 15 puntos de ventaja sobre el segundo, no será necesaria esta segunda vuelta.

Se establecerán periodos de gobierno de 5 años, sin reelección presidencial, los gobernadores pueden estar 2 periodos y los cargos municipales hasta 3 periodos.

Los sistemas presidencialistas puros acumulan en una sola persona demasiado poder, se buscará una mezcla de un sistema presidencialista y uno más parlamentario, donde el presidente de la República es el jefe de la Fuerza Armada, controla la política exterior y nombra al presidente del gobierno en función del peso de los distintos partidos en la Asamblea de Diputados y negociándolo con ellos.

El Ejército de la democracia. Es necesario transformar el ejército, pasar de ser un instrumento al servicio del régimen a ser una institución democrática al servicio del pueblo, la Constitución, las libertades y la democracia.

Amnistía condicionada. Se concederá una amnistía condicionada para todo tipo de delitos relacionados con el ejercicio de la política y del gobierno. La condición consiste en que los amnistiados no pueden reincidir en ningún delito relacionado con la situación política de Venezuela de los últimos 20 años. En caso de reincidir, la persona que lo haga tendrá que responder de los nuevos delitos y de todos los anteriores a la amnistía.

Además, todo dinero mal habido que supere 1 millón de dólares, ya sea en dinero o en patrimonio, y que no se pueda demostrar su origen, puede ser inmediatamente embargado, poniéndolo al servicio de la República Bolivariana de Venezuela para el necesario desarrollo económico del país.

Habrá un conjunto de 40 dirigentes chavistas, los máximos responsables de la situación política, que viajarán a un país y estarán bajo control del gobierno del país de acogida y de las fuerzas internacionales, sujetos al cumplimiento de la ley de ese país y de las normas fijadas en la amnistía. Estos 40 dirigentes nunca deben participar en política en ninguna forma, ni dar opiniones ante terceras personas ni expresarse en medios o redes sociales. Sólo podrán salir del país que les acoge 3 veces por año, por un máximo de 15 días en cada salida, solicitando previamente permiso y con el control y acompañamiento de las fuerzas internacionales.

En caso de incumplimiento de estas restricciones de movimiento, de participación en cualquier foro o manifestación política y, por supuesto, la reiteración de algunos de los delitos mencionados anteriormente, la amnistía será revocada, pudiendo ser encausado y procesado por cualquier delito posterior y anterior a la presente amnistía.

Se designará una Comisión por la Libertad y la Democracia compuesta por 9 personas, 2 de ellas serán nombradas en representación del chavismo. Esta Comisión velará por el cumplimiento de las medidas de esta hoja de ruta para la transición, hasta que salga elegida la nueva Asamblea fruto de las elecciones democráticas. Después de esas elecciones, a la Comisión solo le quedará como competencia el seguimiento de todo lo relacionado con la amnistía de los delitos, y la vigilancia de las 40 personas que vivirán en otro país.

En caso de incumplimiento de los términos de la amnistía, la Comisión debe verificar y aportar las evidencias de ese incumplimiento. Si esta amnistía es revocada por la Comisión deberá pasar a su ratificación por un órgano judicial de prestigio de un país democrático y libre, el cual será designado a la firma del presente acuerdo. En el caso de que se dé la aprobación de la Comisión mencionada y del tribunal elegido, el incriminado podrá ser juzgado por el tribunal que corresponda, sea de Venezuela o fuera de Venezuela.

En el caso de que algún miembro de esta Comisión dimita, no podrá optar a ningún cargo electoral ni nombramiento público en los próximos 10 años. Los miembros de la Comisión tendrán un suplente, si por alguna causa el titular cesa, el suplente pasa a titular y se nombra un nuevo suplente. En caso de que se inhabiliten o cesen al titular y al suplente de manera simultánea, el resto de la Comisión nombrará un titular y un suplente, manteniendo la proporcionalidad señalada, si es de la oposición se sustituirá por un representante de ésta, si es chavista por otro chavista. La Comisión designará por votación interna un presidente y dos vicepresidentes entre los 9 miembros.

Estos detalles vienen a ser una síntesis de conceptos y explicaciones que, en un inicio, se pactaron y se consensuaron con gran parte de la oposición y que sucesivamente se le fueron complementando otros conceptos adicionales y matices producto de distintas conversaciones.

Desde hace un año entré en contacto con distintas personas relacionadas con la pareja presidencial que junto a ellos también representaban a Jorge Rodríguez, su hermanda Delcy y contaba con el apoyo para la búsqueda de un acuerdo de salida con la unanimidad de la cúpula militar, el poder judicial y su presidente Maikel Moreno Pérez, gran parte de los gobernadores y la mayoría del PSUV. No puedo decir los nombres de estas personas por petición de ellos, pero son del máximo peso político y muy cercanos tanto a la pareja presidencial como lo eran de Hugo Chávez.

Como ya he contado en otras ocasiones los chavistas quieren salir, aceptan en líneas generales mi hoja de ruta, pero a veces es difícil y complejo cerrar acuerdos con tantos interlocutores, distorsiones, intereses perversos y complejos. Los militares y la cúpula militar hace tiempo, por las conversaciones que mantenido con algunos de ellos, tienen claro que quieren el cambio hacia la democracia, con la salida del poder del chavismo y su reconversión en un ejército a favor de la orden constitucional, la democracia y el servicio del pueblo. La única condición que ellos ponen para su incorporación al proceso de transición es contando con todos a la vez, y no partiendo al ejército.

Las presiones internacionales son demasiado fuertes. Cuba además está infiltrada en la estructura de poder venezolano, fundamentalmente en la policía, en el Sebin y en los servicios de inteligencia. Los rusos y los iraníes también tienen gente dentro del país.

Para tener una idea de cómo funcionan los casos en el mundo donde reinan los intereses particulares de determinados países y el juego de políticas sin escrúpulos que Cilia Flores, mujer de Nicolás Maduro y que tengo que reconocer que en los últimos meses está haciendo un gran esfuerzo por cerrar un acuerdo de salida aceptando la mencionada hoja de ruta, me mandó una lista de los que según ella estaban a favor y con los que estaban en contra y que intentaban boicotear cualquier acuerdo. Entre estos últimos estaban como todo el mundo sabe Cuba, Rusia, China e Irán, pero ante mi incredulidad me mencionó al Partido Demócrata de los Estados Unidos, a la Internacional Socialista y, por supuesto, a Zapatero.

Solo puedo entender lo del Partido Demócrata de Estados Unidos por no facilitarle la reelección a Trump. De hecho, ellos mandan el siguiente mensaje “no abandonéis la Presidencia de Venezuela porque el gobierno de Estados Unidos no va a cumplir sus compromisos y vais a acabar en la cárcel. Esperad a partir de 2021 que nosotros estemos en el gobierno y conseguiremos una mejor solución”. Mensaje muy parecido al que manda parte de la Internacional Socialista y con mayor fuerza José Luis Rodríguez Zapatero.

Yo sí creo en la palabra de los americanos, mientras estoy escribiendo estas líneas el 31 de marzo de 2020 el Departamento de Estado de Estados Unidos hizo el siguiente comunicado titulado “Marco para la transición democrática de Venezuela”.

  1. Pleno retorno de todos los miembros de la Asamblea Nacional; el Tribunal Supremo de Justicia retira la orden de desacato y restaura todos los poderes de la AN, incluyendo las inmunidades de los diputados; se disuelve la asamblea nacional constituyente.  Estados Unidos retira las sanciones aplicadas a miembros de la ANC por su pertenencia a la ANC.
  2. Se liberan de inmediato todos los presos políticos.
  3. Todas las fuerzas de seguridad extranjeras salen de inmediato a menos que se les autorice su permanencia a través de ¾ de los votos de la AN.
  4. La AN elige a nuevos miembros del Consejo Nacional Electoral y del TSJ que sean aceptables para todos los partidos o coaliciones de partidos que representen el 25% o más de los miembros de la AN. (Esto otorgaría poder de veto tanto al PSUV como a la coalición multipartidista de Guaidó respecto a personal para cualquiera de estos cargos.) Una vez se elija un nuevo CNE y TSJ, los Estados Unidos retiran las sanciones impuestas a ex miembros del CNE y del TSJ por su pertenencia a esos organismos.
  5. La AN aprueba una ley de un “Consejo de Estado”, que crea un Consejo de Estado que se convierte en el poder ejecutivo. Cada partido o coalición de partidos con un 25% de miembros de la AN escoge a dos miembros del Consejo de Estado, siendo uno de ellos forzosamente gobernador de un estado. A continuación, los cuatro miembros del Consejo de Estado escogen a un quinto miembro que será el secretario general y que se desempeñará como Presidente Interino hasta que haya elecciones y a quien no se le permite presentarse como candidato a la elección a la presidencia. Los miembros del Consejo no podrán ser miembros de la AN ni del TSJ. Las decisiones que el Consejo de Estado tome serán por mayoría de votos. Un miembro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se desempeñará como asesor militar del Consejo de Estado.
  6. Todas las facultades conferidas al presidente por la constitución serán conferidas exclusivamente al Consejo de Estado. Los Estados Unidos y la Unión Europea retirarán las sanciones a quienes se habían atribuido facultades presidenciales, y que les fueron impuestas debido a los cargos que habían ocupado, una vez el Consejo de Estado esté operativo y esas personas renuncien a cualquier otra pretensión de ocupar cargos ejecutivos y acepten al Consejo de Estado como poder ejecutivo único.
  7. Una vez se establezca el Consejo de Estado y las fuerzas de seguridad hayan partido (a menos que se aprueben con ¾ de los votos de la AN), quedarán suspendidas las sanciones que los Estados Unidos aplicaron al Gobierno de Venezuela, a Petróleos de Venezuela, S.A. y al sector petrolero.
  8. El Consejo de Estado nombra un nuevo gabinete. Estados Unidos retira las sanciones a ex miembros del gabinete que les fueron impuestas por desempeñar sus cargos anteriores. Estados Unidos también retira las sanciones a miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana que les fueron impuestas por el cargo que desempeñan en el organismo.
  9. La comunidad internacional brinda apoyo humanitario, electoral, económico y de gobernanza, desarrollo y seguridad, con un enfoque inicial especial en el sistema de atención médica y en el suministro de agua y electricidad. Todos los ciudadanos venezolanos deben tener el mismo acceso a los programas de bienestar social actuales, que ahora recibirán apoyo complementario internacional. Se inician negociaciones con el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo respecto a los principales programas de apoyo.
  10. Se establece una Comisión de la Verdad y la Reconciliación con el objetivo de investigar actos de violencia graves ocurridos desde 1999, y esta informa a la nación sobre las responsabilidades de los autores y la rehabilitación de las víctimas y sus familias. La Comisión cuenta con cinco miembros que el Secretario General de las Naciones Unidas nombra con el consentimiento del Consejo de Estado. La AN adopta una ley de amnistía de conformidad con las obligaciones internacionales de Venezuela, que cubre todos los delitos de carácter político desde 1999, excepto los crímenes de lesa humanidad. Argentina, Canadá, Colombia, Chile, Paraguay y Perú retiran su apoyo a la remisión a la Corte Penal Internacional.
  11. El Consejo de Estado establece una fecha para celebrar las elecciones simultáneas a la presidencia y a la AN en un plazo de 6 a 12 meses. Cualquier ciudadano venezolano apto conforme a la Constitución de 1999 puede presentarse a las elecciones.
  12. Se celebran las elecciones a la presidencia y a la AN. Se retiran todas las sanciones de los Estados Unidos restantes con el consenso de los observadores internacionales de que las elecciones fueron libres e imparciales.
  13. Se establece una comisión bipartidista en la AN para formular soluciones a largo plazo con el fin de rehabilitar la economía y refinanciar la deuda.

Garantías

  1. El Alto Mando Militar (ministro del Poder Popular para la Defensa, el viceministro de la Defensa, el Comandante del Comando Estratégico Operacional (Ceofanb) y los otros comandantes) se mantiene durante la vigencia del gobierno de transición.
  2. Las autoridades estadales o locales se mantienen durante el periodo de transición.

Desde que estoy en contacto con los americanos me decían que estaban de acuerdo con mi hoja de ruta y que la veían la más adecuada para la transición democrática de Venezuela. Es evidente que decían también en esto la verdad puesto que su “Marco para la Transición de Venezuela” es convergente y similar a mi hoja de ruta. Las diferencias son matices, incluso más bien complementos. A mí personalmente me da igual implementar una hoja de ruta que la otra porque son casi iguales, estructural y conceptualmente, una profundiza en unos desarrollos y la otra en otros pero que son complementarios.

Claro que los compromisos se van a cumplir porque además habrá firmas y elementos que garanticen integralmente la operación. Pienso que cerrar esta operación es posible y como se lo he confirmado a las tres partes pueblo, chavismo y americanos estoy a su servicio para ayudar al acuerdo final. Si hay voluntad se puede retomar con los principios y criterios de las dos hojas de ruta, o de cualquiera de las dos.

Recuerdo una de las agradables reuniones que tuve en 2018 con el que considero gran amigo, o como él me llamaba, hermano, Lewis Pérez, fue secretario general de Acción Democrática del año 1998 al 2000. Lamenté enormemente su fallecimiento en agosto del 19 por el afecto que le tenía y por su lucha y lo importante que era para el cambio a la democracia en Venezuela.

En aquella ocasión cuando hablamos de la necesidad de la amnistía para conseguir una salida lo más rápida posible, con el menor destrozo para el país, menores víctimas y sufrimiento posible, él, con mucho dolor me dijo vale, les decimos que sí y luego hacemos lo que queremos, y los procesamos a todos. Fue el único que dijo eso, al decirle que eso no era posible y que lo que se firma debe ser cumplido dijo, y pienso que lo decía sinceramente, que lo comprendía y con mucho dolor de su corazón lo aceptaba. Cuando lo conocí en las primeras reuniones solo creía en la salida militar o la sublevación armada, poco a poco convergimos y en poco tiempo se convirtió en uno de los mayores defensores de la hoja de ruta. Un gran hombre. En todo caso debe quedar totalmente claro que lo que se firma debe ser garantizado y cumplido fielmente por las partes. Al principio de este capítulo he empezado a relatar todas las maldades de un sistema perverso, ineficiente y fallido pero hay que tener claros dos conceptos, lo que se acuerda y se firma se cumple, y en segundo lugar en un principio, medio país o tal vez algunos más eran chavistas y por lo tanto además de arreglar el problema de los gobernantes hay que conseguir la reconciliación de la sociedad, del país.

Es evidente que ahora entre 80% y 90% de los venezolanos son contrarios al gobierno chavista, pero probablemente haya en torno a 20% o tal vez algo más que tenga algún sentimiento positivo hacia el anterior presidente Hugo Chávez. Igual me equivoco, pero todavía hay algo de tiempo para una salida rápida, una salida por las buenas y creo que Cilia Flores está en ello.

Internacionalmente, el mundo democrático liderado por Estados Unidos así lo quiere, el pueblo en la calle lo quiere, lo demanda y lo necesita, y los chavistas en parte lo quieren y en parte no tienen otra salida. La situación de Venezuela está llegando más allá del límite de lo soportable, eso sin contar con la pandemia de coronavirus, las nuevas medidas de busca y captura de 14 dirigentes chavistas y en general las nuevas medidas de presión de los americanos. Como he comentado más de una vez, los chavistas sienten pánico por lo que les puede pasar a ellos y a su entorno, por sus responsabilidades en lo que ha ocurrido en estos últimos años.

Como mencioné al final en mi artículo “Un español en la trama contra Maduro”, publicado en el diario El Español el 4 de febrero del 2019, aunque todavía queda mucho por hacer, ha sido lo más apasionante e importante que jamás he hecho y que hubiera soñado hacer en toda mi vida.

La sociedad, la mano invisible presiona por la libertad y la democracia, pero hay otras estructuras políticas dentro de Venezuela y fuera que juegan y presionan en el camino de la perversión, aprovechándose de un mundo en parte libre, democrático, otra parte no, pero sobre todo con unas estructuras internacionales burocráticas, no electas, no democráticas que están en función de intereses de estados complejos incluso algunos de ellos dictatoriales. Como comentaba en el capítulo del coronavirus la estructura política mundial no es democrática, no es eficaz y no está a la altura de las necesidades ni de los tiempos.

Al final la democracia y la libertad mandan, la sociedad y la mano invisible presionan por sus derechos y su poder, el problema es cuán largo será el camino, pero Venezuela urge y mucho. Entre todos debemos limpiar el planeta de dictaduras y la de Venezuela, que ya la tenemos a tiro, debe ser la primera. 

http://carlosmalodemolina.com/


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