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En comentarios recientes nos referimos a la utilidad del voto para rescatar la democracia: 1. Votar es un derecho y un deber; 2. No se juzga al gobierno, si no se ejerce; 3. No es verdad que votar legitime al régimen, en caso contrario sí; 4. Es más probable denunciar el fraude votando; 5. Es mejor elegir a los postulados por la oposición que a los del gobierno y 6. Una masiva votación no causaría daño. Pero, preocupado por la tendencia que se ha vendido a “No votar”, nos encontramos con la evidencia histórica siguiente:

Carta de Rómulo Betancourt a Rafael Caldera

2 de noviembre de 1956

Estimado Rafael Caldera:
He aprovechado esta oportunidad para escribirte unas líneas. A través de ellas quiero darte una opinión rápida y directa sobre la situación de nuestro país.
Nunca había caído tan bajo Venezuela como en estos ominosos tiempos. Ni lo de Gómez admite comparación con esa orgía de crímenes políticos, persecuciones a la ciudadanía y ausencia total de limpieza en el manejo de los dineros públicos. Y si algo faltare para completar el cuadro de irresponsabilidad administrativa, el paso ya se dio: la entrega de buena parte de las reservas nacionales de petróleo en condiciones onerosas para Venezuela, sin público debate, sin Congreso idóneo que apruebe esos contratos.
Creo que una oportunidad está en perspectiva para ponerle cese a una gestión de gobierno que amenaza a las bases mismas de la nación. Me refiero al proceso electoral anunciado. Creo que, por razones internas e internacionales, ese proceso se realizará y con un margen utilizable de libertades públicas. Y dependerá de las fuerzas políticas nacionales, de ustedes, de los urredistas, de nosotros, que se aproveche, o no, esa coyuntura. Ustedes, particularmente, porque están dentro del país y porque no han sido “técnicamente” ilegalizados, están llamados a cumplir un papel de primera importancia. Son los que tienen mayores posibilidades para ir, hábilmente, haciendo acto de presencia, tomándole la palabra al régimen en cuanto al proceso electoral que anuncian. Estimulando aquí y allá optimismo con respecto a las elecciones anunciadas; diciendo de oído a oído lo que sinceramente creo; que las elecciones las perderá otra vez el régimen; y que no está hoy su cabeza visible en condiciones de repetir el segundo golpe de cuartel del 2 de diciembre de 1952.
Nosotros estamos desplegando en el exterior una campaña persistente, hábil, bien orientada, para lograr que disminuya el clima de terror interno. Consideramos que esa es una premisa básica para que pueda desentumecerse la inquietud política dentro del país. Comprendemos bien que a causa de tanta represión existe allá un clima de apatía y hasta de miedo colectivo. Pero en la medida en que se aprecie un aflojamiento de las tensas condiciones ahora existentes, veremos cómo de nuevo aflora en la gente el espíritu combativoEl venezolano es demócrata, quiere la libertad, por ella ha peleado y se ha sacrificado a lo largo de nuestra historia, como lo sabes bien por tus afanes de estudioso de la sociedad nacional. Y nuestro deber de dirigentes políticos, sea cual fuere la ideología que profesemos, es el de hacer que despierten esas voliciones en nuestro pueblo, actualmente adormecidas, pero de ninguna manera muertas.
Alguna vez –debes recordarlo– hablé contigo en Miraflores. Estimulé tu candidatura presidencial, asegurándote que la Junta por mí presidida rodearía de garantías la campaña que realizaras. Hoy vuelvo a hablarte de tus posibilidades y de las de tu grupo para ser pioneros en un empeño en el cual no se quedarán solos. Nosotros, “disueltos”, perseguidos, acosados, seguimos teniendo nuestros núcleos clandestinos, y seguimos trabajando empeñosamente, con una tenacidad que es bien conocida. Nos hemos trazado una línea de gran amplitud. No creemos en posibles salidas insurreccionales de la situación de encrucijada en que está el país. Mas viable y más realizable es una salida “a la peruana”; y dentro de esta manera de apreciar la realidad del país contemplaríamos mañana la posibilidad de apoyar a un candidato extraño a nuestras filas, pero que le garantizara al pueblo venezolano una vida más libre y más digna. Pero es necesario que los hombres y los grupos que actúan dentro de Venezuela comiencen a dar señales de vida. De ser posible, hazme llegar noticias tuyas; y recibe saludos y mis votos porque estas apreciaciones coincidan con las que tenías hechas.
Amigo afmo.

Fuente: Rómulo Betancourt. Antología política

La crisis de Venezuela, después de la lectura de esta misiva, nos lleva a recordar que ha tratado de resolverse a través de una diversidad de vías, intervenciones militares, aplicación de penas contenidas en convenciones internacionales, protestas populares, lamentablemente, pacíficas en un número considerable, Tribunal Constitucional en el exilio con un dechado de fallos condenatorios, llamado a la abstención a sufragar como en lo tocante a las elecciones de la actual AN y una cantidad enorme de voceros, tanto en el exterior como el interior. Una nueva generación de políticos edificada en las últimas 3 décadas que no integró a aquellos que meritoriamente aún existían, mas por el contrario, los desplazó arrinconándolos. La direcciones colectivas no han sido las más eficientes en crisis como la de Caracas, evidencia de lo cual son las ejecutorias, precisamente, como las del autor de “la misiva”, quien tomó en serio la edificación democrática del país, dedicando a ello su vida y a dedicación exclusiva.

Dios quiera que en los actuales momentos sirva de ejemplo la definición que el destacado politólogo Jorge Castañeda hace de “la movilización popular”, que tanto demandamos en nuestro país: “Un proceso participativo de acciones colectivas orientadas a promover, contribuir e impulsar, propuestas alternativas y críticas al modelo de sociedad dominante, mediante la ocupación y la presencia en los espacios públicos para denunciar, reivindicar, educar y sensibilizar sobre las opciones, siendo fundamentales la creatividad, la afectividad, conectar con lo cotidiano, enredarnos, acompañarnos, ser conscientes de la interdependencia entre lo local y lo global, la diversidad y la pluralidad”.

Pareciera, por consiguiente, aconsejable pensar que ¡Votar no cuesta mucho! ¡No hacerlo bastante! Y que si se hace mayoritariamente pudiéramos estimular esa movilización popular, antes definida.

Comentarios, bienvenidos.

@LuisBGuerra

 


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