Realmente el tema de las vacunas para prevenir la transmisión del covid-19 y las diferentes cepas que han surgido con el tiempo se ha convertido en el principal tema de preocupación de los venezolanos hoy en día, mucho más cuando vemos que nuestro país va detrás del autobús, en lo que respecta a la adquisición de las vacunas requeridas para inmunizar a la población. Sin ser un conocedor del tema, he visto los conflictos entre las organizaciones que agrupan a los verdaderos expertos en el área de salud, con el régimen de Nicolás Maduro, que como lo ha hecho desde que se inició la pandemia, busca  politizar la situación, dejando de lado la emergencia que vivimos los venezolanos.

La Sociedad Venezolana de Infectología, en un excelente material informativo publicado en el portal Prodavinci llamado “¿Cómo atender a pacientes con covid-19?”, dice: “Hasta diciembre de 2020 la OMS reporta 3 vacunas aprobadas y 5 vacunas con autorización de uso de emergencia para prevenir la enfermedad covid-19. Apartando las vacunas, no existe ningún medicamento aprobado que prevenga la infección”.

Hoy quiero hablar sobre la posibilidad de que entre los grupos a los cuales el régimen piensa vacunar estén o no los hombres y mujeres de libertad en cárceles y centros de detención preventiva en Venezuela, que en total suman un aproximado de 110.000 personas.

Tenemos que tener claro en primer lugar que los presos en Venezuela no están incluidos en ninguno de los planes que se han activado para tratar la emergencia humanitaria compleja que se vive en Venezuela, ni la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), ni otros organismos de cooperación internacional, los incluyen, únicamente la Cruz Roja Internacional (CICR) ha prestado alguna ayuda a esta población vulnerable, aunque de manera particular creo que ha sido muy poca, en virtud de la magnitud de la crisis que ellos viven.

A pesar de las graves condiciones de insalubridad en las que se encuentra la población reclusa venezolana, aunado con las terribles condiciones de hacinamiento, desnutrición y enfermedades, como la tuberculosis que es la verdadera pandemia de nuestros recintos carcelarios y centros de detención preventiva, los presos no existen, ni para el régimen, ni para la oposición, ni para la población en general.

Son más de 110.000 personas que viven en Venezuela completamente marginadas por todos, son como decía Eduardo Galeano: “Los nadie: los hijos de nadie, los dueños de nada”, que a pesar de tener derechos humanos y que la legislación nacional e internacional se los garantiza, son tal vez la población más marginada e invisibilizada de Venezuela.

Estas razones nos hacen presumir que los presos ni están incluidos, ni nunca nadie los incluirá en la lista de personas para ser vacunadas contra el covid-19, a pesar de la gravedad que implica que en las cárceles y centros de detención preventiva se llegará a desatar esta terrible pandemia que azota al mundo entero, y la gran ola de contagios que esto acarreará, lo cual no solo incluye a los reclusos, sino al personal de custodia y eventualmente a los familiares.

Ojalá me equivoque y se incluya a los presos entre la población a ser vacunada, si es que realmente la vacunación de los venezolanos contra el covid-19 logra concretarse en algún momento, creo que sería importante que los organismos encargados de los planes de vacunación, tomaran conciencia de la situación de vulnerabilidad de los hombres y mujeres privadas de libertad, que al igual que el resto de la población merecen ser atendidas de esta terrible pandemia que nos azota.

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@cnietopalma

 


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