El mundo científico realizó un gran esfuerzo para obtener una vacuna que pudiera combatir a la covid–19. El objetivo se logró después de recorrer un camino plagado de dificultades y con la premura de alcanzar la solución a esta pandemia inesperada que ha cobrado un número significativo de vidas, que puede estar acorde con el porcentaje de mortalidad esperado y esto ha causado una gran alarma mundial.

Es una enfermedad caracterizada por ser de fácil y alto potencial de transmisión y por tener la capacidad de que un individuo que no tenga ningún síntoma pero que sea portador del virus, la puede transmitir. Esta característica fue crucial para su rápida extensión geográfica y porque la respuesta en muchos países fue tardía. No hubo una preparación para esta crisis sanitaria prácticamente imprevista, sobre todo en aquellos países con una crisis económica, política y social muy importante, en los cuales el sistema de salud ya se encontraba con una gran deficiencia de sus funciones, como Venezuela.

Las vacunas llegaron antes del tiempo previsto. Expertos anunciaban al inicio de la pandemia que sería posible contar con ella en dos años. No obstante, el esfuerzo científico hizo posible esta realidad mucho antes. En muchos países se ha iniciado el proceso de inmunización con gran rapidez y eficacia. Se destaca Chile como uno de los países de la región que está alcanzando gran éxito en este proceso y se pronostica que ya para julio 80% de la población esté vacunada, con lo cual se lograría la inmunidad de rebaño esperada. ¿Cómo lo hicieron? Pues, con un programa nacional de inmunización que funcionaba con una gran solidez años antes de que llegara la pandemia y con un comité multidisciplinario e independiente del Ministerio de Salud de ese país. Este funciona como una entidad técnica y científica, sin vinculación política y remunerativa con dicho ministerio, pero a su vez cumpliendo también una labor de asesoría indispensable. Qué gran diferencia con lo que estamos percibiendo en nuestro país.

A un mes de haberse iniciado la inmunización con dos vacunas fundamentalmente, la rusa Sputnik V y la china Sinopharm, no se conoce un plan nacional de vacunación como debe ser. Se comenzó a vacunar sin saber los criterios técnicos y epidemiológicos que todo plan de esta envergadura debe tener y sobre todo para esta pandemia. Estos criterios son iniciar la vacunación en grupos prioritarios como el personal de salud, adultos mayores, pacientes crónicos o personas con comorbilidades, y en una última fase adultos jóvenes que no tengan riesgo. Hay que aclarar que la vacunación es universal, es decir, todos los grupos necesitan la vacuna, pero hay que priorizar.

En monitoreos realizados en Venezuela, solo en 23 de 60 hospitales a escala nacional el personal recibió la vacuna, también se debe incluir a aquel que trabaja en los centros privados. Actualmente hay una tendencia al colapso de hospitales y clínicas por el número de casos que se están presentando en este segundo repunte de la epidemia en nuestro país. Solo un muy pequeño porcentaje del personal de salud ha recibido la vacuna y es conocida la repercusión que ha tenido la covid-19 en dicho personal. La visión que se tiene es que hay un control del “gobierno”, como siempre ha sido, sobre un proceso de inmunización no priorizado, pero dotado de privilegios,  predominando el carácter político para muchos que no tienen absolutamente nada que ver con grupos vulnerables o priorizados. Quien selecciona a los afortunados para ser vacunados es el MinSalud, sin tomar en cuenta las sugerencias que pudieran provenir de las mesas técnicas de trabajo que se organizaron hace un mes con la Academia Nacional de Medicina, sociedades científicas pertinentes, etc., y que hasta los actuales momentos no se han reunido. En un mes de inmunización no han prevalecido los criterios técnicos y epidemiológicos, reiterando que no hay un plan nacional de vacunación  establecido ni discutido y en el cual la participación desde el punto de vista multidisciplinario es vital.

Acaba de ser aprobado por la comisión delegada de la Asamblea Nacional de 2015 adquirir vacunas a través del mecanismo Covax, que supuestamente llegarían en abril. Pero caemos en otra interrogante, pues entre estas vacunas está la de AstraZeneca, que tiene una formulación ya comprobada y buena eficacia. El “gobierno” recientemente declaró que no iba a autorizar la entrada de esta vacuna. ¿El derecho del pueblo venezolano a ser vacunado contra el coronavirus seguirá bajo los designios de este sistema por demás autoritario y controlador? Al ritmo que se está vacunando en Venezuela se alcanzará la inmunidad de rebaño por lo menos en 2 años, según expertos. La vacuna infalible, como también dicen los expertos, es la restricción social y las medidas de prevención conocidas

@mariayanesh

 

 


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