El sufrimiento y el sacrificio asumido por nuestro noble pueblo ante los problemas de hambre por la hiperinflación indetenible, crisis sanitaria que nos hace muy vulnerables ante el covid19, falta de gas doméstico, fallas de agua, combustible y permanentes fallas eléctricas, merece por humanidad que las vacunas lleguen lo más pronto posible .
La lentitud con la que actúa el Estado en lograr las vacunas contra el covid-19 es condenable y lo lamentable es que para una población con más de 30 millones de habitantes solo llegó un primer lote de 100.000, algo insignificante para hacerle frente al crecimiento exponencial y el aumento diario de fallecidos por la pandemia.
El Estado está obligado a hacer el mayor de los esfuerzos posible en adquirir más vacunas y no impregnarla de color político, no exigir ningún requisito que conduzca a discriminación alguna, como ya ha ocurrido. La población se vio obligada a sacarse el carnet de la patria para gozar de algún beneficio, sustituyendo con eso al único documento legal que es la cédula de identidad.
Es hora de actuar con humanidad en favor de nuestro pueblo. ¿Qué más le puede pasar que no le haya pasado?, como dice la canción, sueldos miserables que siguen incrementando la desigualdad social, niños y ancianos víctimas de desnutrición, aumento del desplazamiento forzado para huir del hambre para luego ser deportados con desprecio y xenofobia, sin que el Estado haya ni siquiera condenado el hecho.
Como coordinador de derechos civiles, hago un llamado a todos los sectores del país, sociedades médicas, científicas, poderes públicos, el oficialismo y la oposición para constituir un punto de encuentro por la «vida» como gesto de humanidad y así retomar lo que un día fuimos como país.