Una voz en millones de venezolanos es aquella que tiene que resignarse a ver morir a sus hijos, padres o familiares en las puertas de un hospital porque estos carecen de equipos, insumos y medicamentos para atender el derecho a la salud que Nicolás Maduro y el madurismo viola sin que exista institución que pueda sancionarlos porque no tenemos democracia, sino un neototalitarismo.

Una voz en millones de venezolanos está esparcida en América Latina y el resto del mundo, cuando más de 6 millones de connacionales tuvieron que emigrar, al ser prácticamente echados de Venezuela por un régimen que controlado por Nicolás Maduro y el madurismo acabaron con la industria petrolera y quebraron el resto de empresas del Estado, hundiendo la economía en niveles de sobrevivencia, y cuyos salario mínimo después de permanecer inexistente por más de un lustro, ahora se jactan en hablar de “crecimiento económico” cuando esos ingresos, incluyendo las pensiones, son inferiores a un dólar diario, violando el derecho a la alimentación, sin que exista institución que pueda sancionarlos porque no tenemos democracia, sino un neototalitarismo.

Una voz en millones de venezolanos es la misma que día a día tiene que convivir con pésimos servicios básicos de agua, gas y electricidad, porque una nación con ingentes recursos naturales fue destruida en sus sistemas de acueductos y generación de energía, y como si se estuviera en el desierto o en lo más profundo de la selva, ciudades y pueblos enteros deben resistir lo que Nicolás Maduro y el madurismo llaman irónicamente “vivir viviendo”, es decir, pasar meses y meses sin el vital líquido, o “mantenerse” sin gas y sin luz, por días y semanas, violando la mínima esencia del funcionamiento de una sociedad, sin que exista institución que pueda sancionarlos porque no tenemos democracia, sino un neototalitarismo.

Una voz en millones de venezolanos está en cada niño, niña y adolescente que asiste a planteles destruidos en toda su infraestructura física, sin pupitres, sin pizarras, sin puertas ni ventanas, sin sanitarios, sin canchas deportivas, sin espacios para la recreación, y sin los mínimos materiales pedagógicos y tecnológicos, porque Nicolás Maduro y el madurismo convirtieron la educación en el papel higiénico de sus “políticas”, y lo que es peor, la deserción estudiantil y docente pulverizó lo que una vez fueron aulas de clases, que ahora en tiempos de pospandemia terminó por enterrar el sistema educativo, sin que exista  institución que pueda sancionarlos porque no tenemos democracia, sino un neototalitarismo.

Una voz en millones de venezolanos es aquella que escucha diariamente como desde el monopolizado “canal del Estado” se habla de “libertad de expresión” y “privacidad de los ciudadanos”, cuando decenas de medios digitales permanecen bloqueados, y empresas de comunicación aseguran que más de 2 millones de líneas telefónicas se encuentran “intervenidas” por el régimen de Nicolás Maduro y el madurismo, sin que exista institución que pueda sancionarlos porque no tenemos democracia, sino un neototalitarismo.

Una voz en millones de venezolanos es aquella que dentro y fuera del país reclaman a un régimen que viola el derecho a la identidad de los ciudadanos cuando se ven impedidos de viajar para realizar sus actividades académicas, profesionales, deportivas, comerciales, asistenciales o turísticas, porque el régimen de Nicolás Maduro y el madurismo les niega el pasaporte como requisito indispensable para ser reconocidos en su ciudadanía y nacionalidad, sin que exista  institución que pueda sancionarlos porque no tenemos democracia, sino un neototalitarismo.

Una voz en millones de venezolanos es aquella que exige a una oposición desclasificada, desorientada, y sobre todo sin liderazgo, que comprenda que su tiempo ha pasado y que deben darle paso a otras voces de esos millones de venezolanos para que el régimen de Nicolás Maduro y el madurismo se concrete en su final junto con seudoinstituciones, la seudodemocracia y el neototalitarismo.

@vivassantanaj_


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!