Raudo y orondo, y tras años de ausencia, el conductor de Miraflores viajó a Brasil con el propósito de atender la invitación que le hizo su colega Luiz Inácio Lula da Silva para que participara en la reunión de mandatarios de Latinoamérica. No dudamos que el gesto anterior fue un claro producto del principio comercial que dice: “After all, business is business” (Después de todo, negocio es negocio). Mas, para desgracia de los dos mandatarios, el tiro les salió por la culata.

En efecto, para complacencia de nuestro maltratado pueblo, otros dos gobernantes izquierdistas que han demostrado ser muy rigurosos en eso de actuar correctamente (el chileno Gabriel Boric Font y el uruguayo Luis Lacalle Pou) cuestionaron de manera tajante y sin dilación al promotor de la reunión (Lula da Silva) por su descalabrada invitación.

El presidente de Uruguay la botó de jonrón al pedir a los gobernantes suramericanos “no tapar el Sol con un dedo”. El presidente de Chile no se quedó atrás y destacó que “la situación de los derechos humanos en Venezuela es una realidad seria y no una construcción narrativa”. Esas, queridos lectores, son dos grandes verdades.

Lo cierto es que, producto de sus malas prácticas, altos niveles de autoritarismo y desparpajo, la “revolución bonita” es en verdad la promotora principal del descalabro que hoy día se vive en nuestro país. Los hechos están a la vista de todos y han sido denunciados. Veamos pues.

-El número de venezolanos que ha emigrado ya superó la cifra de 7,1 millones.

-Nuestro país ha venido enfrentando por años una inigualable emergencia humanitaria que afecta la salud y la alimentación de muchos compatriotas.

-Los juicios que se siguen a un alto número de opositores se llevan a cabo con una lentitud de espanto.

-Abundan los casos de compatriotas procesados arbitrariamente en tribunales militares.

-Para nadie es un secreto que el poder judicial decide muchos de sus casos en función de las directrices que reciben de arriba.

-Es incontable el número de venezolanos que, en su peregrinar, han sido objeto de escandalosos ataques xenofóbicos.

-Los niveles de sueldos de los venezolanos están entre los más bajos del mundo.

-El número de compatriotas mal alimentados se cuenta por millones, superando enormemente las cifras del período democrático.

-Simple y llanamente, las calamidades que padecen nuestros compatriotas son incontables.

Ante la realidad anterior, a Nicolás y a Lula sólo les podemos decir: “Piaron mal, pajaritos”.


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