Por Dr. Pablo Kaplún H. (GeografíaViva)

El Vigía es una ciudad caliente del occidente de Venezuela que se volvió una urbe ¡como de un zuás! (1960-1990, año más, año menos…). Aunque está casi a nivel del mar, su entorno incluye grandes alturas andinas. ¡Imagínense poder pasar del frío glacial al calor más pegajoso, zigzagueando entre selvas húmedas y hasta áreas semidesérticas en apenas tres horas de trayecto!

Una diversidad así parece mágica, de extraordinario valor ambiental y base para un ecoturismo muy rentable, pero no lo es. El Vigía surgió por estar estratégicamente ubicada en un cruce de vías de comunicación. Debido a ellosu primer impulso lo tuvo por la actividad comercial, aunada con una producción agrícola y ganadera extensiva, en la que privó el lucro fácil de abastecer de algunos rubros a centros petroleros muy cercanos en el lago de Maracaibo. En las décadas ya referidas, el cultivo de plátano vivió un boom y todo ello se reflejó en un crecimiento urbano nada planificado y un progresivo arrase de las selvas y la acumulación de basura por doquier.

Pero en medio de la devastación suelen surgir los héroes y… las heroínas. Hablamos de Neida Maldonado de Newman. Una educadora ubicada; que supo entender que para un niño nacido en una tierra arrasada el interés por el cuido del ambiente no se le introduce con charlas moralistas. A los niños –y también a los adultos– les encanta competir.

Eso lo sabe todo el mundo, pero la magia que desarrolló Neida –en torno a 1980, aunque algunos de sus compañeros hasta lo medio maquinaron aun antes– consiste en hacer emocionante el competir por quién implementa la mejor acción por el bien común, o quién inventa o adapta tecnologías para lograr producir de una manera amigable para el ambiente o, también, quién es capaz, siendo chamito, de realizar una investigación científica bien fundamentada; un laboratorio puede ser un sitio divertidísimo para un estudiante de Física, Química o Biología, muy al contrario de lo que resulta para la mayoría de los jóvenes en el mundo, ese es un sitio de “torturas”.

Eso sí, las competencias que organizaba Neida se desarrollaban con una disciplina admirable. ¡Es increíble…!  ¡Una mujer tan chiquitica de un carisma tal que le quite a uno ganas de hacer tramposería!

La idea es tal vez muy conocida: formar “clubes de ciencia” extracátedra. Pasa que Neida, junto con otros ingeniosos profes de diferentes partes de Venezuela, se les ocurrió juntar eso con la Educación Ambiental y formaron un Programa Modelo que duró décadas en el país: los Centros de Ciencia, Tecnología y Educación Ambiental (“los CCTEA” como se llegó a cuasi rimar por los rincones más perdidos de la extensa Tierra de Gracia, esquina Caribe). Validos de ese método integrador, salieron genios que obtuvieron numerosos premios internacionales; quizás esta sea una de las razones por las cuales nuestros emigrantes hoy obtienen reconocimiento en tantas partes.

Ya sé, lo más seguro es que me pregunten si con ello se ha logrado detener las agresiones al ambiente. Hoy por hoy, nuestra nación es objeto de un arrase mucho mayor comparado a los enfrentados por muchos países en el mundo. Sin embargo, a comienzos del milenio se organizaron atrevidas acciones con “muchachos CCTEA”. Basados en el apoyo de la ONG Geografía Viva, mucho antes que Greta Thumberg saltara a la fama porque ya el mundo entero puede volverse invivible, chipilines actuaron como diputados y defendieron causas ambientales ante los más altos niveles del poder nacional y así se logró, por ejemplo, obligar a industrias a colocar filtros y parar devastadores planes urbanizadores….

En la capital de la provincia venezolana a la que pertenece El Vigía, de nombre Mérida, hay una plaza llamada Las Heroínas, dedicada a reconocer a las féminas participantes en la gesta de Bolívar; pues bien, en realidad en nuestra nación hay otras muchas “echadas pa’lante”, que las registradas por la historia bolivariana. Entonces, la pregunta es: ¿cómo podemos compensar a Neida? Su familia ha sido objeto de indescriptibles agresiones, aunque nunca logran abatirla, debido a su fe inquebrantable. Les doy una lucecita: si bien los CCTEA no pasan su mejor momento, siguen activos en diversos municipios, pese a que las autoridades les han quitado todo tipo de apoyo.


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