Acto de entrega del monumento rotario en el límite del estado Táchira y del Departamento Norte de Santander, inaugurado en septiembre de 2016

Al inicio de cada período de vacaciones escolares, las maletas y la camioneta Malibú Chevelle roja debían estar listas. Partiendo de Mérida, tocaría la primera pernocta en Barinas, Guanare o San Carlos dependiendo de lo “rendidora” de la carretera o de los hechos más impredecibles como los derrumbes en el “paso de La Yuca” o el nivel de las aguas en el río Masparro. Al llegar a nuestro destino final en Caracas habíamos recorrido -en aquel tiempo- más de ochocientos kilómetros y  un centenar de locaciones entre ciudades, pueblos y pequeños caseríos. Papá se sabía el nombre de casi todos ellos y nos retaba a nombrarlos antes de ver los letreros de bienvenida para retar nuestra memoria y recuerdos del año anterior.

En muchas de las ciudades que nos recibían, además de los gentiles letreros que invitaban a conocer los lugares más populares de cada locación, había un monumento que también nos daba la bienvenida. Casi siempre magnánimo, terminaba coronado en un engranaje y acompañado con las palabras: Rotary International. Aquella figura era extraña para mí y mi impresión sobre aquello se incrementaba mucho más cuando descubría una avenida, dispensario médico u hospital que también tenían esa palabra misteriosa que ahora se convertía en hecho gramatical. La Avenida Rotaria de San Cristóbal, el Hospital Rotario de Barquisimeto o la Clínica Rotaria de Puerto La Cruz incrementaban mi curiosidad y asombro de niño.

Si hoy en día preguntas en la calle qué es Rotary International, descubrirás las más extrañas respuestas: un grupo de élite relacionado con la masonería, una secta de gente con mucho dinero y hasta he llegado a escuchar que es un grupo de constructores que siempre deja en la entrada de cada ciudad ese monumento de concreto con una especie de rueda dentada, generalmente de color azul, que hoy en día sigo buscando en cada uno de mis viajes.

En casi todas las respuestas hay una pequeña gota de verdad pero hay muchísimo más que aclarar acerca de esta organización fundada en 1905 por Paul Harris en la ciudad de Chicago. Rotary International es ciertamente una organización de carácter global que cuenta hoy en día con más de 1.200.000 socios repartidos en clubes alrededor de todo el mundo. Los socios que conforman estos clubes vienen de todas las profesiones del saber humano y aquí radica una de sus mayores riquezas. Cuando estás en un club rotario te complementas con el conocimiento de tus compañeros y empiezas a comprender de mejor manera la importancia y responsabilidad que cada individuo tiene en el correcto y mejor desempeño de nuestras sociedades.

Al día de hoy y por los esfuerzos de Rotary International y sus colaboradores, el poliovirus salvaje endémico ha sido eliminado de casi todos los países del mundo, con excepción de Afganistán y Pakistán Desde 1985, esta organización emprendió el programa PolioPlus, a fin de inmunizar a todos los niños del mundo contra este terrible mal. Gracias a este esfuerzo, se han reducido el número de casos anuales de miles a menos de 30 y la organización sigue comprometida con esta causa hasta asegurarse que cada niño se encuentre a salvo de esta terrible enfermedad. La contribución de Rotary a esta causa ha sobrepasado los 5.500 millones de dólares y un sinnúmero de horas de trabajo voluntario para proteger a miles de millones de niños en todo el mundo.

Cuando piensen en Rotary y los rotarios sí pueden pensar en un grupo de constructores. Un grupo de constructores empeñado tercamente en luchar contra aquello que era “imposible” según muchos. Un grupo de constructores de una sociedad distinta donde reine el respeto y la tolerancia. Un grupo de constructores que ya está mirando su próximo reto para hacerlo realidad.

@jgquintero74

 


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