Titulé mi último artículo “Adiós a la oportunidad”, lo cual no significa que la vía está ya predeterminada, porque es harto conocido que los que reinan en los movimientos de masas son lo imprevisto y  lo imprevisible y a estos dos señoritos, por definición, nadie los controla. Quizás es posible resistírseles por más o menos tiempo, pero a mayor complejidad, aumentan las posibilidades de que ocurra lo que nunca fue previsto o lo que es simplemente imprevisible.

Saldremos de esta tragedia solamente cuando nos demos cuenta de que la unidad es absolutamente esencial, entendida como causa primera. Es la condición sin la cual jamás saldremos de este régimen. Se requieren, además, bastantes –muchas– cualidades adicionales y erradicar muchos defectos. Yo, como no poseo esas cualidades y sí muchos defectos, no voy a pontificar sobre ellos.

En estos días pasados sí que me desacomodaron algunas personalidades con sus exposiciones, declaraciones y posiciones – me refiero a las de las personalidades que tienen acceso a algún medio de comunicación – que giraban alrededor de una oración que usaban como punto focal a título de verdad incontrovertible, pero que no tenía conexión con el contexto, aparte de no ser ciertas. Hay verdades que son incontrovertibles –hechos que ocurren una y otra vez indefectiblemente y de idéntica manera- hay posibilidades y, entre las posibilidades, hay probabilidades. He oído y leído posiciones tan absurdas estos últimos días que ni las comento. Este medio no es Twitter.

Esta mañana me sentí en el Cuzco, sentado alrededor de una fogata, y quien actuaba como chamán decía algo así: Primera oración: “Las tiranías no salen con votos”; segunda oración: “Las tiranías solo salen a plomo limpio”; última oración: “La mía es la única ayahuasca verdadera”. ¿Entendiste algo? ¿No? Yo tampoco. Y eso es lo que está sucediendo. Nos tienen bombardeados con aseveraciones falsas y con conclusiones impertinentes.

También me perturbaron las posiciones de personas que piensan que la actual burbuja es real, que augura progreso y que la abundancia de bienes y servicios se está expandiendo gracias a bodegones, comercios de electrodomésticos, restaurantes y casinos.

La realidad es que el espectro de anomalías es amplísimo: la desviación del ejercicio de los poderes públicos, la usurpación de los poderes públicos, la sumisión y complicidad de los poderes públicos,  los problemas de salud y asistencia pública, la reaparición de enfermedades que habían sido erradicadas, la escasez de bienes, de servicios, el decaimiento de las infraestructuras prioritarias, la desaparición de las industrias, la transformación de nuestras exportaciones de petróleo a exportaciones de chatarra proveniente del desguace de las capacidades que una vez estuvieron instaladas y operativas. Pareciera que sufren de mutaciones en la memoria o que viven dentro de la burbuja.

Creo que todo lo que se pueda decir u opinar con sinceridad, entereza y buen discernimiento debe estar siempre enmarcado dentro de un pentágono que encierra nuestra realidad básica, cuyos lados son: 1.-) hemos sido invadidos por Cuba y estamos en un conflicto bélico internacional con la colaboración de un régimen usurpador títere y cliente de Cuba, 2.-) el régimen títere es una autocracia distorsionada disfuncional (no busques el concepto porque lo acabo de inventar), 3.-) tenemos más de 20 años de un enredo constitucional colosal, 4.-) la misión de los partidos políticos está tergiversada en este instante, y 5.-) el misil contra el interinato.

La primera realidad –el primer lado del pentágono– es que Venezuela se encuentra en un conflicto bélico con una nación extranjera que es Cuba y que los “venezolanos” –o supuestos venezolanos– que sirvieron de agentes infiltrados por los cubanos para que la invasión extranjera fuera exitosa, se han entronizado en una autocracia moderna.

No conozco qué opinan otras personas sobre la existencia del conflicto bélico con Cuba y no importa tanto si estoy en lo correcto o si estoy equivocado, ya que si llegare a estar equivocado, el resultado práctico es el mismo: es brutal y evidente la injerencia participativa, ejecutiva y ordenadora de Cuba en nuestros asuntos internos y el uso que hace de esa injerencia para lograr que, además, nosotros nos entrometamos en los asuntos internos de otros países.

Yo sí le encuentro un soporte concreto en el encabezado y en el primer aparte del artículo 2 común de las cuatro Convenciones de Ginebra de 1949 y sus Protocolos Adicionales de 1977 y 2005  –para quien desee analizarlos– y veo allí retratada, al menos, la experiencia de Francia desde 1940 a 1944 al ser invadida por Alemania y la creación del tristemente recordado régimen títere y clientelar de Vichy, a cuya cabeza se encontraba el mariscal Philippe Pétain.

La intervención cubana, la ocupación por los cubanos, la infiltración de decenas de miles de cubanos, el establecimiento de la república títere y cliente bolivariana, la ausencia de resistencia militar y las conductas de los usurpadores civiles –y, al mismo tiempo, agentes infiltrados por los cubanos–  y del Alto Mando Militar (y peor aún: el apoyo y coautoría de los militares) en nuestro país, el saqueo de los bienes y recursos de Venezuela, son la proyección de la película francesa de 1940 con tecnología de punta del 2021.

Lo que me llama la atención de la invasión cubana es el “¿por qué?” y el “¿para qué?” desde el punto de vista de la sustentabilidad a largo plazo. Si habían logrado consumar su invasión o total control sobre Venezuela sin que las naciones extranjeras reaccionaran abiertamente en su contra, ¿por qué repetir su propia historia de depredadores y convertir un país de recursos en un país de miseria? ¿Por qué arrasar con una nación en lugar de sacar beneficios sustentables y sustentados de riqueza de manera permanente? ¿Lograron eliminar la pobreza de los cubanos, lograron desarrollarse, autoabastecerse, aumentar su población, incrementar su poderío militar, controlar más a su población o vinieron para arrasar, saquear para luego retirarse e ir a saquear a otro país? Si necesitan petróleo y combustible, ¿para qué destruyeron la industria petrolera venezolana o permitieron que la destruyeran? ¿Acaso piensan que el Arco Minero es inagotable? ¿Raro, no?

Mi segunda conclusión básica – y segundo lado del polígono– es que los venezolanos quienes sirvieron como agentes y facilitadores de la invasión cubana, gracias a la asesoría y apoyo cubanos, lograron convertirse en una autocracia distorsionada y disfuncional, sumergida en una cleptocracia de proporciones colosales donde el robo, la corrupción, el nepotismo, el clientelismo, el populismo, el peculado, el control social y los daños causados para someter a la población a ser obedientes pasarán a los peores páginas de la historia.

La parte distorsionada es que la autocracia cleptócrata ha perfeccionado alianzas con narcotraficantes, terroristas, criminales de cuello blanco, tratantes de personas, traficantes de armas y regímenes inconexos con nuestra historia, cultura y ethos (RAE: “Conjunto de rasgos y modos de comportamiento que conforman el carácter o la identidad de una persona o una comunidad”) para explotar, apoyar y desarrollar el narcotráfico, el crimen organizado internacional, el blanqueo de capitales, la trata de personas, el tráfico de armas, ofrecer santuario a grupos terroristas nacionales e internacionales, intervenir en los asuntos de otras naciones, crímenes de lesa humanidad, torturas y tratos crueles, ejecuciones extrajudiciales, ecocidio y no sigo la lista porque no me sé todos los delitos de memoria.

No hemos de esperar de ellos gestos de lealtad, de honorabilidad, de bondad, de misericordia, de compasión, de humanidad, de sinceridad, de empatía, etc. No sueño que oiré de boca del cabecilla usurpador  “Si mi renuncia contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo saldré tranquilo al exilio”. Ellos funcionan siguiendo, cual mantra indeleble,  una de las peores afirmaciones que ha conocido la humanidad: “El fin justifica los medios”.

¿Y lo de la disfuncionalidad? No, no se me olvidó.

El régimen autoritario usurpador ha desarrollado un fenómeno de transferencias de funciones: la policía y el sistema de justicia no cumplen funciones policiales ni judiciales en las zonas menos favorecidas, sino que le transfirieron las funciones de policía y de administrar justicia a bandas criminales que armaron hasta los dientes. De allí las bandas en Petare y en la Cota 905 en Caracas.

Otro fenómeno de transferencia de funciones ha sido el “pranato” mediante el cual le confieren control y dirección del crimen a un jerarca delincuente que se encuentra dentro de un centro penitenciario, a cambio de defender la revolución.

Un tercer fenómeno de transferencia de funciones ha sido la creación de los colectivos que no son otra cosa que órganos paramilitares.

El cuarto fenómeno es el nuevo poder público de facto conocido como  los “trenes” que son grupos criminales organizados que se han repartido sus territorios dentro de Venezuela, cual si fueran una federación delincuencial hasta en el exterior, ya que he leído que el Tren de Aragua tiene ramificaciones transnacionales.

El quinto fenómeno de transferencia de funciones ocurre –que yo sepa– en Apure, donde los grupos guerrilleros colombianos recaudan itributos, imponen el orden e imparten justicia. Los detalles de los juicios y de las sanciones que se aplican, se los ahorro, porque son crueles y nada más aportan que crueldad.

Pero no creas que esta conducta carece de una base sólida. Sí que la tiene y se fundamenta en otro refrán popular: “Zapatero a sus zapatos”. Los poderes públicos usurpados deben –según ellos- dedicarse a poner orden en el saqueo de Venezuela por parte de la autocracia cleptocrática y sus aliados extranjeros, mientras que la “carpintería” y las “menudencias” pueden ser atendidas mediante la transferencia de funciones de policía y administración de justicia a estos fenómenos disfuncionales. ¿Y la asistencia social y la salubridad? Fácil. Otro refrán: “Sálvese quien pueda”.

Mi tercera conclusión básica –y tercer lado del polígono– es que tienen visiones confusas y erráticas sobre cuál es nuestra situación en cuanto a la vigencia de alguna constitución.

Creo que nos conviene entender y aceptar que la violación del orden constitucional comenzó el 19 de enero de 1999. Lo menciono como el punto de origen de la ruptura del hilo constitucional cuando “se quebró” la Constitución de 1961 y no para señalar a nadie. Ya mucho se ha escrito sobre los eventos de ese 19 de enero de 1999, de la sentencia 17,  de la sentencia 18 y de los efectos subsiguientes y ya, para este momento, todos tienen una opinión, bien o mal formada –sea técnico-jurídica, sea política, sea desde la perspectiva de los medios de comunicación o de los intereses de los grupos de presión- del día en que se desataron los demonios para que los usurpadores civiles – agentes infiltrados- acabaran con los poderes constituidos para instaurar su autocracia.

Lo que descubrió Kurt Gödel en 1947 sobre el error lógico en la Constitución de Estados Unidos, fue exactamente el mismo error que cometimos nosotros aquí en Venezuela. Y Kurt Gödel no era abogado, ni magistrado, ni académico. Aplicó la lógica.

Estar fuera del orden constitucional porque la constitución ya no tiene su vigor, fuerza, eficacia y que simplemente no se aplica, obliga a pensar, evaluar, actuar y planificar desde perspectivas distintas; en realidad: desde perspectivas muy distintas.

No creo conocer a nadie vivo en Venezuela que tenga experiencia en cómo se aplicaron las normas constitucionales -o sus equivalentes para la época- por las autoridades de las naciones invadidas y ocupadas por Alemania durante la II Guerra Mundial, cuando sus monarcas, autoridades y parlamentarios se encontraban libres o presos, dentro del país o exiliados.

Dudo que exista algún abogado en el planeta que tenga la lucidez para explicar sin bizantinismos ni rodeos, las experiencias de gestión, de acción o de aplicación de normas constitucionales paralelas –unas usurpadas y otras derogadas por los usurpadores- en una situación como la nuestra.

De allí –propongo, no afirmo– que quizás hay que pensar al revés y, en definitiva, lo que planteo es que –bajo las circunstancias y planificación adecuadas– situaciones que pudieren ser absurdas dentro del orden constitucional pudieran ser opciones muy válidas dentro de este bochinche constitucional.

Por ejemplo, inscribirnos en masa en el partido X, podría tener un efecto muy positivo. También lo podrían tener muchas acciones planificadas y bien ejecutadas en unidad. Esto no se trata de honor o pundonor. Si fuera por honor o pundonor medieval, la Resistencia Francesa no sería recordada hoy.

Slobodan Milosevic no cayó estricta y directamente el 5 de octubre de 2000 por los votos del 26 de septiembre de 2000, tampoco por la conducta del teniente general Nebojsa Pavkovic, ni por el presidente Vojislav Kostunika, pero sí a causa de sus marramuncias durante el proceso electoral que convocó el 26 de septiembre de 2000, anulado el 4 de octubre de 2000  y que desencadenaron las protestas de los votantes serbios en Belgrado. Como les dije: los señoritos imprevisto e imprevisible reinan y logran lo imposible.

Quien redactó el artículo 333 y, en especial, su único aparte, no fue un ingenuo quijotesco, ni un charlatán, ni un bravucón alcoholizado. Cuando redactó ese artículo debió ubicarse en un escenario para una obra con tantos telones como para diferentes escenas como le fue posible recordar, para representar nuestra historia. El conjunto de todas esas escenas fue la hipótesis general “…si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella.”

Seguramente el redactor recordó decenas de actos de fuerzas y decenas de medios fraudulentos previamente utilizados.

No –te lo aseguro– estaba pensando en la maleducada posibilidad de que Chávez le hiciera un desaire a alguna persona en el Hemiciclo del Palacio Federal como ponerse a chupar ruidosamente una chupeta.

Y precisamente porque el redactor estaba pensando en situaciones muy complejas y complicadas y no en nimiedades, creó un deber al decir (rectius: mandar): “…todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”.

Y se calló.

Explora, por favor,  las consecuencias de su silencio y no me pidas que ahonde más. ¡Tú puedes por ti solo y sin ayuda!

¿Te impone la Constitución prohibiciones, límites o restricciones a los medios a ser utilizados, sean los tuyos, los suyos, los de aquel, los nuestros, los vuestros, o los de aquellos para lograr el restablecimiento de la efectiva vigencia de la Constitución?

¿Has considerado el término “ciudadano” que usó? Ciudadano es un título. Tan ciudadano soy yo como el turista que viene de la India. Ciudadano no significa venezolano o extranjero, residente o no residente. Para la Constitución de Venezuela, Joe Biden es un ciudadano –aparte de las formas protocolares– al igual que Rodríguez Zapatero; sea uno presidente en ejercicio y el otro expresidente, ciudadanos son ambos.  Y la Constitución impone un deber a los ciudadanos: sean venezolanos o extranjeros, residentes o no en Venezuela.

Mi cuarta conclusión básica deriva de la inmediata anterior y se refiere al papel de los partidos políticos. Los partidos políticos tienen un interés –un deber, mejor dicho– común y prioritario: preservar la vigencia de la constitución, restablecer el orden constitucional y participar democráticamente en la consecución del bien común. Me atrevería a decir que todos los otros objetivos de los partidos políticos en este momento quedan relegados y pospuestos. Su deber y razón de existir actualmente, es salvar la democracia.

Mi quinta conclusión es Guaidó y aquí seré muy breve. Instaurar y apoyar el interinato y pretender desconocerlo ahora, no es como cambiarse de camisa porque ahora no me gusta, pero antes sí. No hay que ser muy constitucionalista para entender que el interinato no es un acomodo de moda de temporada. Fue una decisión en ejercicio de la soberanía nacional. Es que es de las más absurdas la propuesta de cercenar el interinato o cambiar de presidente encargado. Supongamos que fulanito de tal aparece y dice: “Antes sí estaba de acuerdo pero ahora, no”. A ver, explícame. ¿Qué le vas a decir a los jueces de Maduro cuando te acusen por el delito de sedición?

Las cuatro apostillas

1.- Cuando escribí el artículo no me imaginaba que el usurpador regresaría de Cuba despedazándose él mismo -y él solito sin la ayuda de nadie más- al atacar a los observadores de la Unión Europea acusándoles de espías y de generadores de matrices y opiniones con el propósito de manchar el proceso electoral.

2.- Tampoco imaginé que la Sala Electoral del TSJ -por via de Amparo Constitucional y sin mediar una violación directa a la constitución- también se descuartizaría ella misma con el caso de Barinas. Hicieron lo mismo que hizo Slobodan Milosovic el 4 de octubre de 2000 y que menciono en el cuerpo de mi artículo.

3.- Tampoco conocía el extrañísimo periplo de tres papeletas de actas de votación «jugando al escondite» y al «coleo» en manos del Plan República y de un general lúdico. ¿Y es que las papeletas no son reflejo fiel de los datos transmitidos por vía telemática? ¿Se tratarán de papeletas manuales? No sé si el video que muestra cómo efectivos del Plan República sacaron durante la noche, a escondidas y por los tejados a «funcionarios electorales» sea verídico. Lo terrible es que muchos pensamos y no nos extraña que sean capaces de hacerlo. ¡Adiós al Plan República como custodios y garantes de los procesos electorales!

4.- No conozco el informe preliminar de la misión de observación de la Unión Europea, pero todo lo que he leído que desprestigia y demuestra la putrefacción de los poderes públicos usurpados, fue causado por los chavistas y maduristas.  Aparentemente, la jefe de la misión de observadores de la Unión Europea constató (1) las trampas electorales usadas por el chavismo, (2) la financiación de las campañas electorales de los rojos con fondos públicos, (3) la ausencia de independencia judicial, (4) que no se respeta el Estado de Derecho, (5) que sí inhabilitan arbitrariamentea candidatos y a dirigentes de la oposición por vía de la Contraloría(6) que sí colocaron sus puntos rojos en los 23 estados, (7) que sí agredieron a los observadores electorales, (8) que si hubo homicidios y heridos y espero que hayan visto las agresiones de los colectivos a los electores, y las anomalías en los centros electorales una de las cuales es que no abrieron sino tarde o pasada la mañana. Fueron ellos mismos quienes se quitaron las máscaras. No he visto ningún comentario sobre la «abstención» por parte de la misión de observación (quizás consideran la abstención diferente o usual en sus países) pero sí puedo concluir que esta abstención era muy significativa y que si la abstención hubiera sido total de parte de la oposición –como lo proponían-,  Maduro no hubiera tenido que recurrir a estas marramuncias y se hubiera legitimado por aplicación del principio de la mayoría relativa. Es una fantasía de la cual no se debe hablar -simplemente porque no ocurrió-  lo que hubiera pasado si hubiera habido votación masiva en unidad.

Dios guarde a V. E. muchos años.

@Nash_Axelrod

 


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