En estos días escuché el podcast de Benigno Alarcón, como suelo hacer con frecuencia, y dijo cosas que uno, como ciudadana, ve también en la calle. No es que la gente no esté interesada en la política, dijo, pues sí aspiramos a un cambio de gobierno, de régimen. Lo que sucede es que las diversas oposiciones están desarticuladas, o mejor dicho: hay varias oposiciones y esto no es bueno, pues al gobierno le queda un margen muy amplio para operar.

La gente está decepcionada de sus líderes, digo yo, y esta falta de credibilidad en ellos sume en la desesperanza. Esto no significa que no queramos un nuevo líder. Si lo queremos. Un rostro nuevo que nos haga creer de nuevo que sí podemos aspirar a tiempos mejores.

Alarcón habló del tema de las primarias y dijo que la gente desea poder participar en ellas. Yo también creo que unas primarias son necesarias, pues la diversificación de los líderes nos diluiría. Pienso que si los diversos líderes pudiesen ser generosos y logran trascender sus intereses particulares, podríamos estar en mejores condiciones ante unas elecciones presidenciales. Elegir un único candidato nos uniría, pues como se dice, una casa dividida entre sí es más débil y susceptible a la ruina.En esto consiste la tristeza de los venezolanos: ver una oposición tan desarticulada. Esto genera incredulidad en ella y falta de deseos de movilización, pues de antemano se siente que no se va a poder con un régimen como este estando nosotros tan débiles.

Los venezolanos queremos un cambio, pero la vida nos ha llevado a seguir andando saliendo adelante en el día a día, con todas sus contrariedades y alegrías. No es que estemos disociados de la política, es solo que la fata de credibilidad nos ha llevado a esa apariencia, junto con la vida diaria que exige toda nuestra atención. A unos toca más duro, a otros en apariencia menos, pero todos tenemos nuestras dificultades para salir adelante y en eso estamos concentrados. Pienso que la mayoría desea una oposición unida, pues sabemos que la fuerza viene de la unión, pero eso no depende de nosotros sino de los líderes, que no leen bien los tiempos que corren ni las aspiraciones de la mayoría.


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