América Latina se encuentra en una cruzada histórica, algunos no quieren hablar de izquierda y derecha, les copio, esta lucha es entre totalitarismo y democracia.

Del lado del totalitarismo están los grupos guerrilleros sobrevivientes en Colombia, los postuladores del socialismo del siglo XXI, los partidos de la izquierda internacional, y los compañeros de camino que siempre acompañan a estos, en Colombia, por ejemplo, los Verdes, el Partido Liberal, parte de la U. Del lado de la democracia deberían estar los partidos de la derecha tradicional, los Conservadores, los Liberales, los partidos cristianos y algunos de ese eufemístico centro.

Dije deberían, porque está pasando una situación extravagante: a los demócratas les da vergüenza defender la democracia, se han plegado al discurso de la izquierda, y en no pocas ocasiones copian también sus acciones. No importa si los totalitarios estén en el gobierno, sus políticas son implementadas. La democracia liberal está sucumbiendo ante la agresiva ofensiva del marxismo cultural. Los políticos demócratas ya no defienden los valores, la familia, la dignidad humana, las instituciones, la libertad de expresión y propiedad; están siendo aniquilada en países donde incluso están gobernando líderes supuestamente demócratas.

Pienso que la causa de esto es el abandono de la ideología en los partidos demócratas. Los totalitarios siguen al pie de la letra su cartilla marxista-leninista (o maoísta o trotskista para algunos minoritarios), apenas modificada por la nueva estrategia del marxismo cultural y camuflada bajo el eufemismo del socialismo del siglo XXI. Los demócratas liberales se apenan de tener y defender la ideología del liberalismo. No tienen ninguna formación doctrinaria como base de su militancia y la gran mayoría de las veces ceden ante las pretensiones dogmáticas y erróneas de los totalitarios. El gradualismo de los gobiernos demócratas son la causa de sus derrotas, como se evidenció en México y Argentina, también influye en su agonía el adoptar las políticas de los totalitarios, como se ve en Chile y Colombia.

Es, pues, indispensable dar la lucha ideológica frente a la amenaza totalitaria. Si bien el mapa actual de la América Latina parece favorable a la democracia liberal, pues los totalitarismos son reductos limitados a Cuba, Nicaragua, Venezuela, y en cierta medida en México y Argentina y por definirse en Bolivia, no debemos dormirnos en los laureles. El totalitarismo acecha hábilmente para destronar a la democracia, teniendo como ventaja su claridad y determinación ideológica, las pérdidas de México y Argentina son dianas de un efecto dominó probable. El socialismo del siglo XXI está cambiando su estrategia de tomar el poder por la vía democrática a una de convulsión y subversión permanente, lo que agrava la complejidad de la amenaza.

Está clara la coordinación de los esfuerzos de los totalitaristas del socialismo del siglo XXI a nivel continental. El Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla son evidencia indudable de ello, los esfuerzos expansionistas de los gobiernos totalitarios son también irrefutables. Frente a eso los demócratas liberales nada han hecho, por décadas han mirado para otro lado con respecto a Cuba, y su omisión respecto a Venezuela y Cuba claman al cielo.

Es, pues, urgente la creación de una ofensiva continental contra los totalitarismos del socialismo del siglo XXI. La democracia liberal debe crear un foro que prosiga una estrategia clara en contra del Foro de Sao Paulo y su fotocopia, el Grupo de Puebla. Para ello es menester tener claridad ideológica y una base programática común, a lo cual me referiré en un próximo artículo.

Los gobiernos demócratas deben abandonar su indolencia ante las amenazas a la democracia. Debe destacarse que no he utilizado los términos izquierda y derecha, pero quien quiera puede compararlos con totalitarismo y democracia liberal y sacar sus propias conclusiones.


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