Por Pablo Kaplún Hirsz

El pasado 14 de noviembre pude participar en la ceremonia de incorporación como miembro honorario de la Academia Venezolana de Ingeniería y Hábitat al gran promotor que tiene la Comisión Académica España (CAE) de dicha corporación llamado Carmelo Ecarri y la más peculiar incorporación en la misma calidad a un integrante muy relevante: el presidente de la Real Academia de Ingeniería de España. Ing. Antonio Colino, hombre que tiene en su carrera haber prestado servicios para la energía nuclear, pero hoy acompaña institucionalmente el desmantelamiento de las últimas centrales nucleares españolas, al tiempo que durante su gestión en el Consejo de Seguridad Nuclear de España se destacó por su preocupación por la exactitud y transparencia de las informaciones a la población sobre la situación de las centrales nucleares españolas.

No voy a extenderme en lo acontecido ese día, ya que el mismo medio para el cual se escriben estas líneas lo detalló ya con anterioridad (https://www.elnacional.com/ciencia/nuevos-miembros-honorarios-se-incorporan-a-la-anihven/), pero quiero dar testimonio de la importancia de ese evento y del hecho de que constituye una buena noticia para los golpeados movimientos ambientalistas de Venezuela (en nuestro caso lo de “golpeado” se queda corto) y de España.

¿Qué importancia tiene este hecho desde ese punto de vista?

  1. Que viene a hermanar formalmente una situación simpáticamente producida poco a poco y que, en los hechos, ya estaba dada:  muy recientemente se firmó un convenio de cooperación entre la Real Academia Española  de Ingeniería y su par venezolana. Esta colaboración dará muchos frutos en el tiempo.
  2. Que los homenajeados son gente con claridad meridiana de que es posible una Ingeniería y una Arquitectura respetuosas y hasta armónicas con los ecosistemas, lo cual se trata de conceptos innovadores y avanzados (no me hubiese gustado la noticia si se tratara de profesionales clásicamente “desarrollistas”).
  3. Que, muy especialmente, el ambientalismo venezolano necesita de noticias positivas, cuando en nuestro país en especial lo que se lleva es palo y palo, con agresiones dadas por los distintos actores del poder
  4. Que gente como los citados nuevos académicos hayan sabido plasmar en un acto que pudo haber sido un mero trámite,  color de ingenio y de conciencia ecológica a sus dos intervenciones (por ejemplo, el ocurrente Carmelo disertó sobre la “Comida del Futuro”) y Colino sea un hombre que, viniendo de la gestión energética y nuclear, esté consciente de las limitaciones de esa fuente energética para las futuras decisiones a tomar en la materia, pone al acto un toque particular: se habló de ingeniería si, por supuesto, pero también con ingeniosidad y creatividad.
  5. Que el acto venga a poner en su sitio términos que unen a España y Venezuela por encima de las ya gastadas acusaciones, como si los españoles de hoy tuvieran culpa de lo que sus antepasados hicieron con abusos de todo tipo en la tierra americana, abre un campo de esperanza para que los ambientalistas e indigenistas defendamos hoy lo que realmente nos toca: la situación terrible que viven nuestras etnias amenazadas tanto o más ahora que hace 500 años. Hace cinco siglos, al menos, hubo una gran ignorancia, hoy los abusos contra los yukpa, los yekuana o los warao son producto de la picardía más vil: se sabe que son culturas imprescindibles para la defensa ambiental de los territorios, pero con injustificables maniobras (muchas veces sangrientas) se los quiere despojar de los últimos territorios que les quedan. La unión práctica que los ingenieros y arquitectos más destacados de nuestros países se acerquen y cooperen, no en función tanto de grandes negocios, sino de investigación, de sinergias y complementariedad, como son los espacios académicos que están uniendo, es una buena noticia, y como tal, debe ser destacada.

¡Salud Carmelo, salud Antonio! Bienvenidos a este mundo donde buscamos las complementaciones prácticas, no los discursos vacíos.


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