Ecuador balojate Daniel Noboa
Daniel Noboa

El rotundo triunfo en el proceso eleccionario de las primarias en Venezuela, con la candidatura de María Corina Machado el pasado domingo y el triunfo hace dos semanas  en Ecuador de Daniel Noboa, es una bofetada al llamado el Foro de Sao Paulo.

En Venezuela, el voto que abrumadoramente obtuvo MCM, tanto en el país como fuera de sus fronteras, fue la expresión del rechazo total a la pretendida hegemonía en el poder, del actual régimen comunista de Nicolás Maduro. En Ecuador ocurrió algo similar, con la derrota que le propició el recién electo presidente Noboa, a la candidata de la izquierda, Luisa González.

Claro está que estos dos recientes y trascendentales acontecimientos políticos, vislumbran que en el continente latinoamericano, el discurso populista y demagógico de la izquierda, amén de la ineficiencia, incapacidad y abuso del poder, puesto de manifiesto por los regimenes de Cuba, Nicaragua, México, Colombia y Chile, letra y música impresa en la partitura del Foro de Sao Paulo, dejó de tener audiencia en los pueblos cansados de tanta impudicia, humillación y desafuero de sus actores.

María Corina Machado

Con el regreso del Partido de los Trabajadores al poder, el Foro de Sao Paulo volvió a reunirse en Brasil. Se trata de un retorno a casa, luego de que durante el período de Bolsonaro el Foro decidió, al parecer, trasladar temporalmente su centro de operaciones a otras latitudes.

No debemos olvidar que Lula da Silva fue, junto con Fidel Castro, el principal fundador del Foro de Sao Paulo en los años noventa del siglo pasado. Al arribar a su tercer período presidencial, Da Silva parece más determinado que nunca a ejercer una influencia regional con un sesgo notoriamente ideológico, iniciativa por la que trabajó con ahínco durante sus dos primeros mandatos presidenciales, pero que se vio truncada por su salida del poder. El retorno de Lula es también el retorno del Foro de Sao Paulo, un proyecto  cuestionablemente antidemocrático, que ahora ve trastocado su interés en el predominio de su propósito en Venezuela y Ecuador.

Lo que realmente les importa a Lula y sus espalderos ideológicos es consolidar una hegemonía continental de izquierdas, con la  que los más respetuosos de la democracia aún cierran los ojos, ante los desmanes que cometen sus colegas más brutales. Por lo que el Foro no sólo contempla impasiblemente el autoritarismo protagonizado por varios de sus miembros y allegados.

No hay duda alguna de que las dictaduras de izquierda de la región representan la consolidación de los objetivos compartidos por los miembros del XXVI Foro, quienes en el decimosegundo punto del documento aprobado en su última reunión, afirman, «la historia nos ha enseñado que solo la unidad en la diversidad de las fuerzas políticas de izquierda, los movimientos sociales y populares y la intelectualidad progresista nos permitirán enfrentar al imperialismo norteamericano»..

Lula da Silva no sólo siguió defendiendo la normalización de las relaciones entre los gobiernos democráticos del hemisferio y el régimen dictatorial de Nicolás Maduro, sino que además ha señalado que «Venezuela tiene más elecciones que Brasil», evidenciando que el concepto de democracia «es relativo», lo cual haría muy cuestionable que al régimen venezolano se le califique como antidemocrático, pretendiendo de esta manera lavar la cara de su autoritarismo.

En nuestro país, de nada valió que Lula exigiera públicamente que la salida de Maduro se produjera por vía electoral, instancias administrativas controladas por el régimen venezolano, que no vacilaron en inhabilitar, mediante un turbio procedimiento, a María Corina Machado durante 15 años, para ejercer cualquier cargo de elección popular, medida que se publicó justamente cuando Machado comenzó a convertirse, en la principal candidata de la oposición venezolana, inhabilitación por cierto que de acuerdo con la letra de la Constitución Nacional, no lo  contempla, y cuya respuesta por lo demás la dio el pueblo venezolano contundentemente, el pasado domingo 22 de octubre, fecha que marca un hito en la historia contemporánea de la nación.

Fue la respuesta de un pueblo cansado de tanta mentira y discurso populista, así como de los poderes facticos de un régimen que lo controla todo, generando en consecuencia nuevas formas de exclusión, desigualdad y pobreza, que hace difícil cada día más el ejercicio real de la ciudadanía, que requiere de una capacidad de acción política de la sociedad frente al mundo globalizado.

Es el reto que no dudamos enfrentará con éxito María Corina Machado, de obtener el triunfo en las elecciones presidenciales del 2024, como es seguro ocurra para bien del país nacional.

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