Si hay aspectos característicos de la venezolanidad del siglo XXI es que jamás deja de existir una situación extraordinaria que acapare nuestra atención y nos mantenga en una constante zozobra colectiva.

Sea desde la época del deslave, que resultó ser una de la primeras tragedias, el fenómeno de El Niño o La Niña, deslaves, entre viaductos y trochas, control de cambio y raspa cupos, firmazos y reafirmarzos, marchas y contramarchas, misiones y grandes misiones, colas para gasolina y apagones, entre bachaqueros y guarimberos, renovaciones de cédulas y pasaportes, y mejor no continuamos ya que se nos puede ir todo el día solamente recordando lo que hemos tenido que experimentar, o parecer, los venezolanos en lo que va de siglo corriendo el riesgo de quedar cortos, cerramos el año 2023 con otro asunto que de seguro nos dará de que hablar por un buen tiempo en todos los espacios, esperemos que lo aprovechemos para abordarlo con el interés y seriedad que merece con pensamiento crítico y sin dejarnos llevar por manipuladas, sesgadas y malintencionadas aproximaciones que nunca están exentas de estar presentes en este tipo de temas, nos referimos al caso del Esequibo y las muy variadas situaciones que lo rodean.

Hace días me encontraba reunido con un grupo de amigos, aunque también se encontraban personas que no conocía, igual como me imagino nos ocurre a la gran mayoría de los venezolanos en estos días, surgió el tema del Esequibo y particularmente sobre si participar o no en el referendo consultivo, ya que esa reunión fue con anterioridad a su realización el 3 de diciembre de 2023.

Durante las diversas conversaciones que se daban en la velada, y sus distintas aproximaciones ya que no es un tema tan sencillo como pretenden muchos sea abordado, en par de ocasiones mencioné que hacía algunos años, específicamente en 2015 había escrito y publicado en un blog algunos detalles sobre el caso del Esequibo y que si bien podía y debía actualizarse ante la ocurrencia de diversas actuaciones, principalmente las de la Corte Internacional de Justicia, los antecedentes y reflexiones generales, resultaban de gran interés para iniciarse en el tema, fue entonces cuando uno de los contertulios cuyo nombre no recuerdo, -Amigo, si por favor lees estas líneas me gustaría que pudiéramos contactarnos para hablar sobre el tema-, lanzó una tesis que en realidad, hasta ese momento, jamás había pasado por mi mente, o por lo menos la conclusión a la que él llegó, y bien vale la pena, aunque se comparta o no, someterla a crítico examen, veamos:

Afirmaba nuestro amigo sin nombre que pocas cosas en la vida pueden contar con una aceptación casi universal y su demostración que las hagan prácticamente verdades absolutas, y que en el caso del Esequibo nos encontramos con dos.

La primera, que ese espacio de terreno que conforma el territorio Esequibo en reclamación, de casi 160.000 kilómetros cuadrados, es inequívocamente venezolano como lo son el restante territorio cuya extensión es de algo más de 916.000 kms2, propiedad que es a todas luces indiscutible y demostrable en cualquier juicio y contexto con cualquier medio de prueba, y la segunda «verdad absoluta e indiscutible», se empeñó en insistir, que si el actual gobierno de Venezuela, tomase posesión de esa extensión territorial, en muy poco tiempo estaría completamente destruida, con sus riquezas saqueadas, depredado el medio ambiente y recursos naturales, y el producto de su grosera explotación en manos de monstruosos personajes que no tienen otro propósito que el que saciar su apetito de poder y obsceno enriquecimiento.

Nos recordaba nuestro anónimo personaje, que creo era de Puerto Ordaz, pero igual daba si lo era de Barquisimeto, Maracaibo, Cumaná, Barinas o Mérida, las actuales condiciones del llamado Arco Minero, la Industria petrolera, el valor de la moneda, el suministro de combustible, energía eléctrica, agua corriente, vías de comunicación, industrial aérea, empresas básicas, aluminio, hierro, el turismo, los puertos y aeropuertos, y así una interminable lista, que solo se interrumpió cuando alguien le recordó que todo lo que mencionaba no era sino producto de las sanciones unilaterales… -risas de los oyentes-, otros dos casi de manera simultánea dijeron que la única intención era la de distraer la atención de la gente por las elecciones presidenciales y que históricamente los llamamientos patrióticos y más si se dirigen a tensiones entre Estados vecinos en cuanto a la delimitación de sus fronteras han sido utilizados con fines ideológicos, y más aún, como ocurre en momentos como los actuales en los que la legitimidad y aceptación de los actores políticos resultan deplorables, temas todos estos que en realidad no traen nada nuevo a la foto, que incluso podrían considerarse obviedades, o como afirmó más de una vez nuestro amigo, verdades absolutas.

Soltó nuestro amigo una interesante y muy conocida referencia aunque bastante pasada desapercibida, la del juicio de Salomón, quien al encontrarse ante las dos mujeres que reclamaban ser la madre del niño vivo de dos en el que el otro había muerto, y que dispusiese que fuera picado exactamente por la mitad, una para cada una de las mujeres.

La continuación de los acontecimientos la recordamos, la verdadera madre ante tal situación para la protección del niño, optó por renunciar a el y decir que era de la otra reclamante para que de esa manera el pequeño salvase su vida, gesto que el sabio monarca lo tomó como elemento de convicción de quién era la verdadera madre a quien en definitiva le reconociese la maternidad.

No fue sino entonces cuando soltó una  muy interesante y distinta postura para la que nos invitó a apartarnos de la idea decimonónica que tenemos del Estado y atrevernos a imaginar otras formas de sociedades más afines, según afirmaba, a los actuales tiempos en los que es menester la explotación responsable y eficiente de los recursos para el desarrollo de las sociedades, ello se haga protegiendo al medio ambiente y garantizando los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Nos invitaba a imaginar una situación en la que en ese espacio geográfico en el que ambos Estados pretenden derechos y ejercer soberanía (Como he referido no tengo la mínima duda que es venezolano), en vez que en definitiva le sean reconocidos tales «derechos» y «soberanía» en tensión, pudiera pensarse en una muy distinta postura a la binaria presentada como la de la creación y formación de un nuevo estado, en la que pudieran ser sus nacionales aquellos de sus padres, por llamarlos así, Venezuela y Guyana.

Aquí he de confesar que la sola idea me tomó de sorpresa, igual que creo que a la totalidad de los oyentes, pero testigo soy del desarrollo de la idea que realmente invita también a pensar.

Mencionaba nuestro amigo cómo la noción de Estado y su delimitación como lo conocemos hoy en día es relativamente muy nueva, desde mediados del siglo XVII, y aun así han ido adecuándose a las circunstancias, no solo son gran ejemplo los Estados que surgieron durante las  independencias del siglo XXI, o con ocasión a la primera y segunda guerras mundiales, sino también en tiempo posteriores a estos acontecimientos hemos podido observarse casos como los de Sudán del Sur en 2011, Montenegro en 2006, Timor Oriental en 2002, Kosovo en 2008, Eritrea en 1993, Palau en 1994, Palaos en 1990, la reunificación de Alemania que resultó en la extinción de la Oriental en 1990 tras la caída del Muro de Berlín, Croacia, Eslovenia y otros países de la antigua Yugoslavia en 1990, República Checa y Eslovaquia,  ante la separación de Checoslovaquia en 1993, o el caso de Barbados que pasó a ser una república muy reciente, casos que rompen con la pétrea y rígida concepción de estados eternos.

Nos explicaba nuestro amigo de cómo la idea de soberanía que otrora era en casos entendida como la persona del monarca, lo que era más evidente en la era de los absolutismos, había sido de alguna manera trasladada a los ciudadanos, la soberanía del «pueblo», expresión e idea que también ha sido en muchas ocasiones manipulada y pervertida bajo el título de «soberanía popular», y cómo en tiempos actuales ya puede apuntarse a la idea de soberanía individual y democracia líquida, ideas que nos invitan a imaginar nuevos Estados.

En sus palabras, nuestro amigo también se preguntaba si era posible que en ese espacio geográfico efectivamente hubiese asentamientos y si tal vez existiesen personas que hayan pensado en un movimiento independentista, y de esa manera enfrentar la situación de verse a merced de la similares espada que utilizaría Salomón para cortar al niño nacido vivo.

Nuevamente he de confesar que no había pasado por mi mente sobre el tema del Esequibo ideas como las que animaron ese encuentro, pero sin llegar a plantear situaciones imaginarias tan extremas o hasta utópicas como la de una Republica Esequiba independiente y protegida de la destrucción, si nos puede incitar a pensar como quien dice fuera de la caja.

2024 es un importante año para el futuro de Venezuela en muchos aspectos, y en este caso no podemos bajo ninguna circunstancia desaprovechar presentar los argumentos y defensas posibles en la instancia judicial internacional, especialmente ante la poco feliz e inadecuada atención oficial conformada por funcionarios que incluso han restado importancia y rechazado trabajos y opiniones elaborados por los mejores académicos patrios sobre el tema desde  las más variadas aproximaciones.

En materia de Derecho y justicia internacional como los que regulan este tipo de causas son los Estados los sujetos de Derecho y a quienes les corresponde actuar conforme al procedimiento previsto, no existiendo prácticamente forma alguna que otros actores participen como si ocurre en otros procedimientos como los relativos a los derechos humanos en los que pueden actores distintos a los Estados presentar opiniones aunque por supuesto no sean vinculante y entre los que pueden indicarse la figura del amicus curiae, que sabemos no está expresamente prevista para el procedimiento concreto.

Venezuela necesita hoy más que nunca la sabiduría y conciencia de quienes durante años han estudiado el tema de manera seria y a profundidad, conociendo los más minuciosos detalles de la historia y del Derecho, sería muy grave que en el expediente del caso no consten sus sabias opiniones, si bien no directamente por el Estado venezolano como parte, se haga a través de universidades, centros de investigación, organismos internacionales, y por qué no, incluso de manera individual, en mi caso particular me enorgullecería enormemente que las opiniones de gran profesores y amigos que conozco y de quienes he podido leer con detenimiento sus trabajos sobre el tema, los mismos dejen de ser material de estudio y discusión que pareciera estéril, y pasen al ruedo donde se está en juego parte importante del destino del país.

¿Cómo crees que opinaría Salomón sobre este caso con toda su sabiduría?

 


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