La moral del líder

Solíamos decir cuando iniciábamos el movimiento de resistencia más determinante de los últimos cien años en Venezuela: el movimiento estudiantil, que derrotó a Chávez, que si “Taiwán ha podido enfrentar, resistir y vencer a China, nosotros podíamos derrotar al chavismo”. Lamentablemente no lo hemos logrado y el gobierno interino fracasó en su intento, pero el ánimo por enfrentar a la peor tiranía de la historia americana y la resistencia hasta vencer están ahí intactas, en gran medida inspirados por Taiwán.

Fui invitado a participar en diferentes intercambios, tanto gubernamentales como civiles en esa gran nación y pude conocer los elementos de su incomparable resistencia.

El principal: la moral de sus líderes.

La nación de la resistencia

Una moral lúcida, audaz, pragmática y militar, con sus falencias claro, pero moral al fin. Taiwán (la República China, es su nombre original) nace de la resistencia al comunismo de uno de los mayores criminales de la historia (sino el peor), Mao Tse-tung, quien en su revolución dividió aquel gran país y devoró su memoria y su futuro. Los nacionalistas, liderados por Chiang Kai-shek, huyeron a la isla de Taiwán y ahí sentaron las bases para la democracia republicana y liberal que son actualmente.

Se dice fácil, pero que Mao no haya logrado conquistar nunca Taiwán y que su bisnieto ideológico Xi Jinping tampoco es una de las hazañas de resistencia más monumentales del hombre civilizado.

Por ende: si Taiwán ha podido otros también podemos.

El aprendizaje taiwanés

Aprendí muchísimo en Taipei, muchísimo. Entendí principalmente que no se puede liderar un movimiento de resistencia contra tiranías socialistas (o cualquier autocracia) sin el elemento vital de la moral. Para rebelarse con éxito a un totalitarismo se tiene que ser casi un monje, una persona intachable, sin oscuridades ni tinieblas a su alrededor, y si alguno de los rebeldes falla, los otros deben señalarlo y excluirlo. Lo único que tumba a una tiranía es la moral.

Repito, lo haré mil veces si es necesario, una moral lúcida, audaz, pragmática y militar (violenta o no violenta), pero moral al fin. Sin moral, sin valores, es imposible.

Gandhi, Mandela, Havel son algunos ejemplos.

El milagro desconocido

La gran falla taiwanesa ha sido que no ha logrado que su causa sea la causa (y el ejemplo) de la resistencia en el mundo. Sorprende lo poco que se conoce mundialmente su milagro: resistir a una de la tiranías más criminales y crueles de la historia de la humanidad. Además de lograrlo con moral, lo han hecho en democracia, con respeto al Estado de Derecho y la libertad. La convicción de sus líderes y de su gente abruma e inspira. ¿Por qué Taiwán no se da a conocer a sí misma?

China se llevaría una gran sorpresa (imagino que lo saben) si intenta invadir Taiwán, la resistencia de esa nación podría representar el fin del Partido Comunista y de Jinping. Sería peor que Ucrania.

El desafío de Taiwán es lograr que se conozca su milagro.

Los otros Estados Unidos de América

Otro elemento fundamental sella el milagro de Taipei: la alianza con Estados Unidos y lo que esta potencia representaba para el mundo después de la Segunda Guerra Mundial. Pero aquellos Estados Unidos no son los actuales, no tiene un Dwight Eisenhower que entienda la importancia de conservar activa su diplomacia y alianzas internacionales para mantener su seguridad y los valores occidentales. Estados Unidos está extraviado en mucha futilidad, ha sido seducido por su otrora archienemigo el socialismo.

Las tiranías (Irán, Rusia, China, Venezuela) se han unido para acosar y destruir los valores occidentales de Europa y Estados Unidos. Los que hemos resistido debemos unirnos para vencerlos.

Taiwán es una histórica bandera de éxito.


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