Hubo un tiempo paradisíaco

Que daba cuenta plena de mí

Ciertamente era un tiempo

Primigenio donde se fraguaban

Celestialidades telúricas de

Imposibles descripciones

Plásticas o literarias

Sí, aunque suene a evocación

Mística, era un tiempo adánico

Y, ciertamente, edénico

Sólo existía en derredor mío

Como polícromos y móviles

Tapices de exuberante natura

Que orlaba mi sonámbula imaginación

Desbordante de oniria surreal

Que me llevaba con la corriente

Al ralentí más allá de

Coordenadas geográficas

Conocidas

Más alla de brújulas inventadas

Yo ascendía hasta el Azimut del sueño

Remontando a nado con mis ágiles alas

De jovial Albatros fluvial hasta cruzar

Las últimas fronteras de un reino

Lastimado por enconadas discordias

Y antagónicas e hirientes reciprocidades

Hasta somergirme hondo en lo hondo

En amplísimos ríos teñidos de pasiones

Inútiles

Y en la terquedad insobornable

De mi oniria incesante nadaba y

Braceaba con mis

Brazos alados por entre los

Extensos suburbios transcontinentales

En la infructuosa e inútil búsqueda

De breves momentos de apacible

Solaz de mi atormentado espíritu

De ave migratoria lacerada por

La extranjía sin fin.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!