Hace muchos años, cuando todavía vivía en Caracas, fui con un querido amigo a visitar a su tío, un historiador venezolano de apellido Castro. Recuerdo que tuvimos una larga y detallada conversación sobre su tema favorito: la historia de Venezuela en el siglo XIX; y jamás olvidaré sus palabras de bienvenida: “El siglo XIX en Venezuela, fue un siglo para olvidar…”

Automáticamente pregunté: “¿Y por qué?” en el mismo momento que mi amigo me cruzaba una mirada suplicante de “¡NO, por favor!”. Pero ya era muy tarde. Las palabras y cifras comenzaron a fluir en todas direcciones como disparadas por una ametralladora del conocimiento. Debido a lo anterior, mi recolección de lo conversado no es tan precisa como quisiera, por lo que he complementado lo datos con fuentes serias en línea, particularmente las cifras de población y de PIB per cápita de Venezuela durante el siglo XIX.

La tesis del historiador Castro comenzó con un análisis de la población de Venezuela entre 1800 y 1830, primero como Capitanía General y luego como República. Nos recordó que el primer estudio independiente sobre la población del país lo hizo Alexander von Humboldt durante su larga visita en 1800 y que arrojó una población de 800.000 almas; cifra que bajaría hasta casi 600.000 habitantes durante los mas cruentos años de la guerra de independencia. El resultado del análisis fue un número aterrador, casi 1 de cada 4 venezolanos murieron en el conflicto, particularmente en 1813 y 1814 cuando las huestes realistas arrasaron con el centro del país.

Todo el mundo sufrió perdidas. En mi familia tenemos las cucharas de plata de una antepasada patriota, que las hizo fundiendo la espada que usó el mismísimo general Boves (aquel que llamaban Urogallo) para cortarle la cabeza a su marido. Hubo que esperar hasta 1830 para que la población regresara al nivel que conoció Humboldt 30 años antes. La conclusión se hizo obvia, la guerra de independencia fue una guerra civil disfrazada y el grueso de ambos ejércitos, y por ende, de los muertos, fue por cuenta del bravo pueblo venezolano, el mismo que hoy languidece bajo el hechizo castro-chavista.

El historiador continuó su caso comentando que entre 1830 y 1899 hubo una serie de importantes altos y bajos en la población. Cada vez que el país comenzaba a avanzar, una nueva revolución destruía lo existente y había que comenzar de nuevo. La segunda mitad del siglo XIX empezó con la mal llamada Guerra Federal que destruyó el país durante 5 largos años, le costó la vida a más de 200.000 venezolanos y la ruina económica a muchos más. Tuvo que llegar el fin de siglo y déspotas ilustrados como Guzmán Blanco para que el país sobrepasara los 2 millones de habitantes.

Como siempre, los conflictos humanos y las catástrofes tienen un costo económico financiero devastador, por lo que, el historiador Castro continuó su intervención revisando el comportamiento del PIB per cápita durante los mismos períodos mencionados para la población. Citó varios estudios que usaron como moneda un Bolívar constante de 1990 para homologar las cifras económicas del siglo XIX, obteniendo unos resultados sorprendentes.

En 1800, durante la visita de Humboldt, el PIB per cápita venezolano era de unos 1.300 dólares (en dólares de 1990), por cierto, muy similar al nivel que calculé para los venezolanos de 2021 en mi artículo sobre la africanización del país. Sin embargo, las múltiples guerras, revoluciones y conflictos durante la mayor parte del siglo llevaron el PIB per cápita a menos de 700 dólares (también en dólares de 1990 para comparar manzanas con manzanas), lo que significó una caída del 50% en términos reales con la consecuente hambre y miseria para todos los venezolanos. Al final de la exposición, solo me quedó hacerle caso al historiador y olvidarme del siglo XIX para escapar de nuestra triste historia patria.

Pero tratar de olvidar no me sirvió de nada. Peor aún, me abrió la mente a una serie de comparaciones odiosas entre las distintas plagas que ha sufrido nuestro país a través de los siglos. Pensando profundamente, me di cuenta de que ni las guerras, revoluciones, desastres y hambrunas del siglo XIX lograron destruir tanto valor económico y humano como los 14 ceros de reconversión monetaria causados por la total incapacidad y malas intenciones del régimen castro-chavista y sus cómplices. Si el siglo XIX fue un siglo para olvidar, el XXI le está haciendo una dura competencia.


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